Entropía (II)
Labios gruesos, sobre la mesa, teléfono negro, mesa, gafas negras de él, cuerpos entregados a una cierta inercia, carne contraída, cortina veneciana no hay luz, movimiento usual, entra despacio que nadie escuche tus pasos, luego una copa cae al suelo pero no se quiebra, luego viene la quinta marcha, ella se agita, él empuja más fuerte, más es menos, menos es más, algodón entre los dedos, uñas rojo violento, duele un poco al principio pero, ella se queja y dice palabras en inglés, palabras que una señorita no tendría que usar pero, quién dice que sea una señorita, duele luego tras múltiples empellones y por lugares remotos al centro, no hay centro dice él, se deja llevar, un parque un sin-amor, tal vez la lluvia y, despacio se llega al banco donde se sufre, hay algodón dulce para los niños, mucho rosa es perdición, se escapa por una puerta rojo viejo, viene el final, mucho blanco sobre bermellón.
(…)
--¿Puedo abrazarte?
Ella queda paralizada. No se esperaba esta pregunta. De todas las preguntas posibles, esta no. No, no, dice en su interior, no me preguntes eso. Él está esperando, ansioso. De repente la ve a años-luz. Inalcanzable. Sabe que se negará al abrazo.
(…)
--¿Por qué te vistes?
--Tengo que salir.
--¿Salir adónde?
--Eso es asunto mío.
--Aquí no hay nada que sea asunto tuyo. En todo caso es asunto de los dos. Deja de vestirte.
Ella sigue con el acto: sujetador blanco normalito. Camisa también blanca. Bragas blancas. Vaqueros. Calcetines rosados. Zapatos negros con un poco de tacón. Él la mira atentamente.
--¿Dónde se supone que vas a estas horas? No son ni las diez y es domingo.
--Voy a misa, ¿te importa?
Él lanza una risotada. Cae hacia atrás en la cama. Luego se incorpora, tal vez con más fuerza, se levanta de un salto, va hacia ella, se ve como fuera de sí, no siente, no calcula el alcance de sus fuerzas, su brazo sigue una dirección marcada, algo cae al suelo, una alfombra es la mejor red, se mira el dorso de la mano, hay un poco de sangre, mira eso rojo como si fuera el elemento de un sueño, de un sueño que no tuviera nada que ver con su persona. Luego se ve caminando hacia el baño, como en trance, coge un bote blanco un líquido extraño, color sucio, yodo, algo para untar, algodón entre los dedos, algo rebota contra su sien, un alfiler algo punzante, festival de gritos, alguien llama a la policía, tocan aporrean a la puerta, nadie sale nadie abre. Es un domingo extraño.
(…)
Un muro de sonido. En la habitación. No se puede llegar hasta el otro lado. Hay un tipo que no deja nada quieto. Paal Nilssen-Love aporrea la batería como si le fuera la vida en ello. Massimo Pupillo y su bajo terrible. Esas dos murallas impiden llegar a la otra punta. Si uno se asomara ahí vería que el día está malo, que llueve sobre la ciudad, que las montañas están nevadas. Pero este ruido sucio que todo lo impide, este muro que es infranqueable, esta noticia que viene de Persia, todo esto hace que uno se quede quieto, a la espera de los bárbaros. Que nunca llegan. Pero esos bárbaros, dice ella, levantándose del suelo, aún con la cara llena de sangre. Esos bárbaros eran una solución. De aquí no sales a ninguna parte y menos a ver a ese cabrón. Sé dónde andas. Pero eso ya se acabó. He leído todo lo que has puesto ahí, y señala una pantalla que nunca cesa de parpadear. Ella va renqueando hacia el baño, con su algodón tan rojo y su cara tan estrellada. De fondo sólo se oye un murmullo enfermo. Alguien vomita en una esquina, un vómito negro, y sale volando. Al aquelarre. Mujeres que salen de escondites, cuevas que se transforman en sanatorios para enfermos incurables. Pasillos llenos de sangre seca. Formol que se apodera del ambiente.
(…)
Nadie coge el teléfono. Se sienta. Ella se sienta sobre él. Su nombre no importa. Se ha metido una raya y está contenta. Él se ha bebido lo suyo y está contento. El jardín de Belisa. Se besan despacio. Hay una pendiente, un resbalar hacia arriba. Eso es el placer. Y viene de lo más profundo. ¿El qué? Lo que no se puede describir con palabras, pero sí con música. ¿Con qué música? Con la que suena ahí al otro lado del espejo. Batería de punk-metal y bajo eléctrico y saxo endemoniado, dos guitarras y electrónica. ¿Puede el bajo ser un simple contrabajo? Puede, pero no mete tanta caña. Ella mete una mano por debajo, hacia la frecuencia. Alguien modula un sentimiento que se aquieta por fin, despacio. Leonardo no estaba para verlo. Investiga su mano el misterio recóndito. Ella se deja inspeccionar. No hay cinta. El paseo es para ver que la hierba es más verde ahora. Y el cielo tiene más encanto. Luego se sientan sobre la hierba y se miran las manos, las hormigas acrecientan su desfile. Hay una pérdida que no se compensa con esta sobrecarga. Podrían estar de vuelta a las siete. Ella hace una foto con la cámara de su teléfono móvil. Ambos se ven en la borrosa distancia. No hay voz. Sólo la espuma de los días les hace temblar. Poco a poco. Nada. Una mano al fondo de un pozo sin agua, una pendiente resbalar hacia arriba. ¿Ya?
(…)
Se levanta va al baño hay ocupación temporal del servidor, tiene que esperar cinco minutos pero eso es una eternidad mientras se hace el té, se calienta demasiado el agua pero no pasa nada, la cara por fin, el sueño se esfuma, un sueño en donde hay explosiones y cambian el suelo, la calle está rota y no sabe por dónde pasar, no hay acera, por fin se abre la puerta y aparece el mensajero, deja la mercancía en una mano que se vence por su peso, el paquete viene de un lugar lejano, corta deprisa, suena el teléfono, ella grita del otro lado, algo sobre un sentimiento pesado que hay que coger con pinzas, suena el destello, la habitación con su algodón todo manchado, no hay cinta. Ella se desplaza, viene hacia él, por detrás, besa, muerde algo con fuerza, los labios están hechos para ser mordidos, las lenguas se conocen bien, hay un acento extraño. Suena algo parecido a un berrido. Luego se calla y estalla una bomba, la muralla crece y crece. El parque está lleno de hormigas rojas. Las palmeras mueren por el picudo rojo. Talas masivas en todo el litoral. Ella viene y responde por fin el jefe de sala: no hay problema, se sale a la calle a fumar. Ella protesta, hace frío. Él lanza un mensaje, hay cinta por fin. ¿Te gusta esto? Ella se viste para desvestirse enseguida, él espera en la cama con todo su sigilo. Ella resbala al borde de la mesa, mucho bermellón es para nada. Uñas que se clavan en. Una forma de mover el. Su flequillo, en el parque hace ya mucho frío. Un nombre, una flor que se estrella contra el mármol de la chimenea. Una copa de vino muy rojo, ella bebe, labios demasiado rojos para ser. Hay algo, una muralla de sonido. Paal Nilssen-Love aparece por una esquina, en el muro han escrito en amarillo limón Parker, en verde manzana Coltrane y debajo con letras gruesas y un azul eléctrico Gustafsson. El chico sonríe, la chica se pone de puntillas y lo besa. Tienen quince años los dos. El primer amor es el único amor posible, porque. Porque es la única experiencia única. Todo lo que viene después es repetición. Todo lo que viene es variación sobre un tema (ya conocido). Pero ahí es donde radica todo el placer. Pero no, dice él, mientras lanza su copa contra la pared, furioso: odio las variaciones. Me gusta la música que no se basa en variaciones y en vueltas a lo ya conocido, ya expuesto antes. Amo la música de Morton Feldman porque nunca se repite nada. Es como perderse en el bosque. Nunca puedes reconocer nada. No hay cinta. Ella recoge los cristales, se corta con una esquirla. Odioso minimalismo, odioso tipo odiosa tarde en que lo conoció. En que la embaucó. A las dos horas, aquello sigue sonando igual, como la lluvia lenta en Escocia. ¿Existe algo llamado lluvia? ¿Existe un territorio llamado Escocia? Ella se levanta y va hasta la cocina, bebe un vaso de agua, luego regresa al sofá y sigue viendo la película. La pantalla hace horas que está en negro.
(…)
--¿Puedo abrazarte?
Ella queda paralizada. No se esperaba esta pregunta. De todas las preguntas posibles, esta no. No, no, dice en su interior, no me preguntes eso. Él está esperando, ansioso. De repente la ve a años-luz. Inalcanzable. Sabe que se negará al abrazo.
(…)
--¿Por qué te vistes?
--Tengo que salir.
--¿Salir adónde?
--Eso es asunto mío.
--Aquí no hay nada que sea asunto tuyo. En todo caso es asunto de los dos. Deja de vestirte.
Ella sigue con el acto: sujetador blanco normalito. Camisa también blanca. Bragas blancas. Vaqueros. Calcetines rosados. Zapatos negros con un poco de tacón. Él la mira atentamente.
--¿Dónde se supone que vas a estas horas? No son ni las diez y es domingo.
--Voy a misa, ¿te importa?
Él lanza una risotada. Cae hacia atrás en la cama. Luego se incorpora, tal vez con más fuerza, se levanta de un salto, va hacia ella, se ve como fuera de sí, no siente, no calcula el alcance de sus fuerzas, su brazo sigue una dirección marcada, algo cae al suelo, una alfombra es la mejor red, se mira el dorso de la mano, hay un poco de sangre, mira eso rojo como si fuera el elemento de un sueño, de un sueño que no tuviera nada que ver con su persona. Luego se ve caminando hacia el baño, como en trance, coge un bote blanco un líquido extraño, color sucio, yodo, algo para untar, algodón entre los dedos, algo rebota contra su sien, un alfiler algo punzante, festival de gritos, alguien llama a la policía, tocan aporrean a la puerta, nadie sale nadie abre. Es un domingo extraño.
(…)
Un muro de sonido. En la habitación. No se puede llegar hasta el otro lado. Hay un tipo que no deja nada quieto. Paal Nilssen-Love aporrea la batería como si le fuera la vida en ello. Massimo Pupillo y su bajo terrible. Esas dos murallas impiden llegar a la otra punta. Si uno se asomara ahí vería que el día está malo, que llueve sobre la ciudad, que las montañas están nevadas. Pero este ruido sucio que todo lo impide, este muro que es infranqueable, esta noticia que viene de Persia, todo esto hace que uno se quede quieto, a la espera de los bárbaros. Que nunca llegan. Pero esos bárbaros, dice ella, levantándose del suelo, aún con la cara llena de sangre. Esos bárbaros eran una solución. De aquí no sales a ninguna parte y menos a ver a ese cabrón. Sé dónde andas. Pero eso ya se acabó. He leído todo lo que has puesto ahí, y señala una pantalla que nunca cesa de parpadear. Ella va renqueando hacia el baño, con su algodón tan rojo y su cara tan estrellada. De fondo sólo se oye un murmullo enfermo. Alguien vomita en una esquina, un vómito negro, y sale volando. Al aquelarre. Mujeres que salen de escondites, cuevas que se transforman en sanatorios para enfermos incurables. Pasillos llenos de sangre seca. Formol que se apodera del ambiente.
(…)
Nadie coge el teléfono. Se sienta. Ella se sienta sobre él. Su nombre no importa. Se ha metido una raya y está contenta. Él se ha bebido lo suyo y está contento. El jardín de Belisa. Se besan despacio. Hay una pendiente, un resbalar hacia arriba. Eso es el placer. Y viene de lo más profundo. ¿El qué? Lo que no se puede describir con palabras, pero sí con música. ¿Con qué música? Con la que suena ahí al otro lado del espejo. Batería de punk-metal y bajo eléctrico y saxo endemoniado, dos guitarras y electrónica. ¿Puede el bajo ser un simple contrabajo? Puede, pero no mete tanta caña. Ella mete una mano por debajo, hacia la frecuencia. Alguien modula un sentimiento que se aquieta por fin, despacio. Leonardo no estaba para verlo. Investiga su mano el misterio recóndito. Ella se deja inspeccionar. No hay cinta. El paseo es para ver que la hierba es más verde ahora. Y el cielo tiene más encanto. Luego se sientan sobre la hierba y se miran las manos, las hormigas acrecientan su desfile. Hay una pérdida que no se compensa con esta sobrecarga. Podrían estar de vuelta a las siete. Ella hace una foto con la cámara de su teléfono móvil. Ambos se ven en la borrosa distancia. No hay voz. Sólo la espuma de los días les hace temblar. Poco a poco. Nada. Una mano al fondo de un pozo sin agua, una pendiente resbalar hacia arriba. ¿Ya?
(…)
Se levanta va al baño hay ocupación temporal del servidor, tiene que esperar cinco minutos pero eso es una eternidad mientras se hace el té, se calienta demasiado el agua pero no pasa nada, la cara por fin, el sueño se esfuma, un sueño en donde hay explosiones y cambian el suelo, la calle está rota y no sabe por dónde pasar, no hay acera, por fin se abre la puerta y aparece el mensajero, deja la mercancía en una mano que se vence por su peso, el paquete viene de un lugar lejano, corta deprisa, suena el teléfono, ella grita del otro lado, algo sobre un sentimiento pesado que hay que coger con pinzas, suena el destello, la habitación con su algodón todo manchado, no hay cinta. Ella se desplaza, viene hacia él, por detrás, besa, muerde algo con fuerza, los labios están hechos para ser mordidos, las lenguas se conocen bien, hay un acento extraño. Suena algo parecido a un berrido. Luego se calla y estalla una bomba, la muralla crece y crece. El parque está lleno de hormigas rojas. Las palmeras mueren por el picudo rojo. Talas masivas en todo el litoral. Ella viene y responde por fin el jefe de sala: no hay problema, se sale a la calle a fumar. Ella protesta, hace frío. Él lanza un mensaje, hay cinta por fin. ¿Te gusta esto? Ella se viste para desvestirse enseguida, él espera en la cama con todo su sigilo. Ella resbala al borde de la mesa, mucho bermellón es para nada. Uñas que se clavan en. Una forma de mover el. Su flequillo, en el parque hace ya mucho frío. Un nombre, una flor que se estrella contra el mármol de la chimenea. Una copa de vino muy rojo, ella bebe, labios demasiado rojos para ser. Hay algo, una muralla de sonido. Paal Nilssen-Love aparece por una esquina, en el muro han escrito en amarillo limón Parker, en verde manzana Coltrane y debajo con letras gruesas y un azul eléctrico Gustafsson. El chico sonríe, la chica se pone de puntillas y lo besa. Tienen quince años los dos. El primer amor es el único amor posible, porque. Porque es la única experiencia única. Todo lo que viene después es repetición. Todo lo que viene es variación sobre un tema (ya conocido). Pero ahí es donde radica todo el placer. Pero no, dice él, mientras lanza su copa contra la pared, furioso: odio las variaciones. Me gusta la música que no se basa en variaciones y en vueltas a lo ya conocido, ya expuesto antes. Amo la música de Morton Feldman porque nunca se repite nada. Es como perderse en el bosque. Nunca puedes reconocer nada. No hay cinta. Ella recoge los cristales, se corta con una esquirla. Odioso minimalismo, odioso tipo odiosa tarde en que lo conoció. En que la embaucó. A las dos horas, aquello sigue sonando igual, como la lluvia lenta en Escocia. ¿Existe algo llamado lluvia? ¿Existe un territorio llamado Escocia? Ella se levanta y va hasta la cocina, bebe un vaso de agua, luego regresa al sofá y sigue viendo la película. La pantalla hace horas que está en negro.
Etiquetas: Flores de invierno
7 Comments:
Muy buen texto, me atrapó inmediatamente, muy sugerente. Lo mejor es la reconstrucción de la escena a la que nos obligas al leerlo. Saludos!
Me alegro de volverte a leer.Saludos desde Italia.
El 05 de febrero a las 21:32 Denunciar
por favor, dime quien eres, no te escondas, dime por que pusiste ".............. 143", eso es un código secreto entre alguien y yo, una persona muy especial para mí que ha desaparecido hace poco. Por favor, no te vayas y dime.
Azul Hurtado Inzúa El 05 de febrero a las 21:47
me equivoque de persona
discúlpame
adios
Azul Hurtado Inzúa El 06 de febrero a las 13:17
Que la cortes! Que dejes de nombrar a mi novia o te comerás un juicio.Ni ella ni yo queremos saber más de ti.No nombres más ni escribas más cosas que hagan referencia a ella en facebook.Ya hemos tomado medidas legales.
Hala
Olvídate.
Adios
Azul Hurtado Inzúa El 06 de febrero a las 15:58
Tengo todos tus datos gallina y si no limpias el buen nombre de mi futura esposa, si se casará conmigo o creías que lo haría contigo, sucio cobarde, si no te alejas y te olvidas de nosotros la justicia se ocupará de ti.La denuncia en facebook está en curso.Y la legal tambien.Hay data suficiente.Ni ella ni yo queremos saber más de ti, enfermo.
Basta.Entiendes lo que significa basta? mejor que lo hagas.
Basura terminá.Todavía no te quedó claro que Raquel Andueza , mi mujer y yo no queremos saber mas nada de ti y tenemos todas las pruebas por acoso. A ver capullo si nos entendemos?
No te llegó la demanda aún?
El 05 de febrero a las 21:32 Denunciar
por favor, dime quien eres, no te escondas, dime por que pusiste ".............. 143", eso es un código secreto entre alguien y yo, una persona muy especial para mí que ha desaparecido hace poco. Por favor, no te vayas y dime.
Azul Hurtado Inzúa El 05 de febrero a las 21:47
me equivoque de persona
discúlpame
adios
Azul Hurtado Inzúa El 06 de febrero a las 13:17
Que la cortes! Que dejes de nombrar a mi novia o te comerás un juicio.Ni ella ni yo queremos saber más de ti.No nombres más ni escribas más cosas que hagan referencia a ella en facebook.Ya hemos tomado medidas legales.
Hala
Olvídate.
Adios
Azul Hurtado Inzúa El 06 de febrero a las 15:58
Tengo todos tus datos gallina y si no limpias el buen nombre de mi futura esposa, si se casará conmigo o creías que lo haría contigo, sucio cobarde, si no te alejas y te olvidas de nosotros la justicia se ocupará de ti.La denuncia en facebook está en curso.Y la legal tambien.Hay data suficiente.Ni ella ni yo queremos saber más de ti, enfermo.
Basta.Entiendes lo que significa basta? mejor que lo hagas.
Azul Hurtado Inzúa El 07 de febrero a las 15:10
PARECE QUE NO ENTENDISTE.SIGUES EN LA PAGINA DE FANS.TE DIJE QUE DESAPAREZCAS .YA TIENES UNA DENUNCIA POR ACOSO...QUIERES MAS GUIÑAPO? DESPARECE NI MI MUJER NI YO QUEREMOS SABER MAS DE TI.DEJA DE ACOSARLA.BASTA. ENTIENDES LO QUE SIGNIFICA BASTA BASURA?El 05 de febrero a las 21:32 Denunciar
por favor, dime quien eres, no te escondas, dime por que pusiste ".............. 143", eso es un código secreto entre alguien y yo, una persona muy especial para mí que ha desaparecido hace poco. Por favor, no te vayas y dime.
Azul Hurtado Inzúa El 05 de febrero a las 21:47
me equivoque de persona
discúlpame
adios
Azul Hurtado Inzúa El 06 de febrero a las 13:17
Que la cortes! Que dejes de nombrar a mi novia o te comerás un juicio.Ni ella ni yo queremos saber más de ti.No nombres más ni escribas más cosas que hagan referencia a ella en facebook.Ya hemos tomado medidas legales.
Hala
Olvídate.
Adios
Azul Hurtado Inzúa El 06 de febrero a las 15:58
Tengo todos tus datos gallina y si no limpias el buen nombre de mi futura esposa, si se casará conmigo o creías que lo haría contigo, sucio cobarde, si no te alejas y te olvidas de nosotros la justicia se ocupará de ti.La denuncia en facebook está en curso.Y la legal tambien.Hay data suficiente.Ni ella ni yo queremos saber más de ti, enfermo.
Basta.Entiendes lo que significa basta? mejor que lo hagas.
Basta ya capullo.Déjame en paz a mi mujer Raquel Andueza y a mi.Eres un enfermo mental.Ya lo hicimos saber a todos!
Hala capullo.Guarro , paleto.
Azul Hurtado Inzúa El 07 de febrero a las 15:10
PARECE QUE NO ENTENDISTE.SIGUES EN LA PAGINA DE FANS.TE DIJE QUE DESAPAREZCAS .YA TIENES UNA DENUNCIA POR ACOSO...QUIERES MAS GUIÑAPO? DESPARECE NI MI MUJER NI YO QUEREMOS SABER MAS DE TI.DEJA DE ACOSARLA.BASTA. ENTIENDES LO QUE SIGNIFICA BASTA BASURA?
Si aún no te ha llegado la demanda, ya te llegará. El peso de la justicia ncaerá sobre ti y tendrás que limpiar la honra mancillada de mi mujer y esto de que me has hecho cornudo .ajajajaja
Basura! Por la espalda.Cobarde!
Perro.Mi mujer no ha quedado satisfecho contigo!
Perro detente ante la comida ajena.Buen nombre te has echao.
estas en boca de tos
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