miércoles, octubre 25, 2006

Malestar

Libros que se suceden, algunos dejan huella, como A cruel madness de Colin Thubron,el excelente escritor viajero británico, una historia de amor y locura que en determinado momento da un giro inesperado..., pura magia. O la historia breve Brokeback Mountain, incluida en Close Range (Wyoming Stories) de Annie Proulx, que es la base que se usó para la película del mismo título: una historia de amor muy distinta, ambientada en un territorio hostil, que es protagonista en las demás historias del libro, que también merecen leerse. Ahora estoy con Desde mi cielo, de Alice Sebold, cuya mayor dificultad es su arriesgado punto de vista, y lo peor es que no consigo creerme esa óptica, ese "cielo" desde el que se habla, y en cambio lo terrenal es humano, demasiado humano. Pero es preferible esta historia de pérdida y adaptación que el tostonazo de Profane Friendship, de Harold Brodkey, que tuve que dejar porque ya no podía con esa decadencia y esa narración imposible.

Música, música de nadie, el programa de Pierre Eli Mamou de los domingos por la noche en Radio Clásica, el exilio judío, el manierismo y la posmodernidad, la música comprometida y la música que se disuelve, desde Gesualdo hasta Schnittke, pasando por Messiaen; la melancólica verdad. Cruzando fronteras, El canto del ruiseñor de Stravinsky, desde Buffalo, USA. Tan Dun también está invitado. Las sinfonías de Jesús Rueda, Laberinto y Acerca del límite: músicas con fuerza y lenguaje propios. Música de Peter Lieberson, un posible sucesor de Stravinsky, con un lenguaje propio también, la India, las estaciones armónicas. La libertad de movimientos, el timbre exacto.

Cristóbal Halffter en La plaza de Beatriz Pecker (Radio 1), hablando de la necesidad del silencio para poder escuchar la música contemporánea, pero eso es justo lo que no hay; y de nuevo me quedo con la sensación de que este hombre, el último humanista, con un tono entre escéptico y apasionado, vive en una especie de torre de marfil, o de castillo en el Bierzo, al que no afecta el ruido ensordecedor del mundo.

La radio, mi amante, es decir, mi compañera inseparable: crónica de Vicente Romero desde Buenos Aires, el día que trasladan los restos del general Perón desde el cementerio de La Chacarita (creo) hasta la quinta en donde solía pasar los fines de semana. Al parecer, hubo incidentes durante el traslado. País.

Arte. Exposiciones en el CAC Málaga: Raymond Pettibon, el cómic político-sexual, cómic como otra forma de arte. Jason Rhoades, último acto, murió este verano pasado, este montaje especial para el museo de aquí fue su última jugarreta. Sus arañas sexuales, o más de mil formas de llamar a los genitales femeninos, me quedo con dos: perrengue; El Mejor Amigo del Hombre.

Sigo con la novela dividida en cien pequeños relatos, cien puñaladas a la razón, cien discursos contra todo, cien obsesiones: el sexo, la podredumbre, las viejas y el sexo con viejas (los vídeos, es decir, DVDs en alemán, me han marcado, definitivamente), la basura, el olvido, la venganza, los paseos, la pornografía, etc.

Un malestar no me abandona, hay noches en que no puedo dormir, y hay otras en que tengo sueños tan obscenos, tan maravillosamente lujuriosos, que es terrible despertar.

sábado, octubre 07, 2006

Memoria


Desde hace algunos días leo este libro de John Banville, galardonado con el premio más importante del Reino Unido. Las buenas críticas recibidas, unido al buen gusto que me dejó otra novela suya, The Book of Evidence, hicieron que me decidiera a leerlo, pero voy avanzando lentamente, y sin esa magia narrativa de la novela leída antes, la de Brian Moore que me encandiló varios días. Banville demuestra su pericia con el lenguaje, emplea términos extraños, casi desaparecidos, expresiones no menos incandescentes y frases largas y proustianas, que tal vez a la crítica un tanto pedante gusta mucho, pero que a los simples lectores nos deja un poco indiferente, ese virtuosismo al servicio de nada, una historia como otra cualquiera, la memoria material sensible, historias del pasado que se entrelazan con el presente, en el mismo lugar pero ya otro sitio; y el pasado reciente, el "año de la plaga" tan cercano, la muerte de su mujer como pérdida que desencadena el regreso al "lugar en el mundo" que todos tenemos alguna vez que descubrir.

Me queda un tercio de la novela, la terminaré, pero no termina de encandilarme, que es lo que le pido a cualquier novela, en estos momentos.

Mientras tanto, he comenzado yo mismo una nueva "novela", que me está gustando, aunque no sé muy bien cómo seguirá...