domingo, febrero 06, 2011

Nueva y vieja música

Milton Babbitt murió hace unos días, era el padre de la música electrónica americana, y uno de los compositores más complejos de su país. Aquí en Europa nos quedan Pierre Boulez y Brian Ferneyhough, este último más joven... No sabemos hasta cuánto durará esta complejidad.

Y mientras hojeo el diario inglés y saboreo un Twinings, escucho un disco de jazz muy alejado de estas complejidades, un disco para cuarteto con músicos que no tocan juntos todo el tiempo, cada cual entra cuando quiere, y sin embargo es un álbum muy pensado, simétrico se diría, en espejo... Paul Bley y sus meditaciones, Gary Peacock y su retrato de un silencio, Tony Oxley y sus pinceladas en los címbalos, y John Surman en la campiña, desgranando su sutil melancolía.

Es domingo, y nadie, nadie escucha.

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3 Comments:

Anonymous Ángel said...

¿Nadie?

8:53 p. m.  
Blogger lukas said...

Cuando digo "nadie escucha", está claro que no quiero decir eso exactamente, al pie de la letra; es verdad que alguna gente escucha (diría que los mismos que van al ciclo de MúsicadHoy, jeje), pero la mayoría se limita a cambiar de canal, quiero decir, a darle al mando a distancia, a los botoncitos del móvil, a la pantalla táctil, el nuevo juguete solitario...
La verdad es que hace tiempo que vengo haciendo este ejercicio, de escuchar un disco al día, y nada más.

10:14 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy buena idea, un disco al día...

Es que un disco que compila varias canciones es eso, un trabajo completo, bien pensado...

A veces es duro imaginar cuánto nos perdemos al escuchar solo los "hits" de algún artista, los "singles" para promocionar el CD, cuando en realidad la tradición del disco es una muestra amplia del trabajo musical y podemos encontrar en el una temática, una serie de contrastes o diversas miradas de una idea del compositor/intérprete/improvisador.

Tal vez el consumo ha hecho que los nuevos artistas no se preocupen tanto por el concepto global del disco sino más bien por la facilidad de promoción y establecimiento de su nombre. Es decir, si puedo ofrecer a la venta un "single" por 99 centavos de dólar, y no obligar al cliente a comprar un disco completo por 10 dólares, tendré más oportunidad de ser "comprado", tendré más "mercado". Esta idea afecta directamente la visión de la creación del contenido disco como una obra grande, completa, orgánica. Por supuesto, el disco es el formato de duplicación y distribución de mi propuesta musical, pero también es el espacio que me exige como creador, extender las posibilidades de mi obra para que el auditor se conmueva de muchas maneras. Seguramente una canción de 3 minutos lo puede hacer, pero cuando cada movimiento, cada mirada, cada propuesta me lleva por un "viaje musical", donde el tiempo adopta otras dimensiones, mi obra tendrá más impacto y con esperanza, dejará huella en el otro, y es allí cuando la vigencia artística superará los problemas transaccionales de nuestra era.

Davicius.

9:37 p. m.  

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