lunes, marzo 30, 2009

... y contando

--¿Qué estás leyendo ahora?

--Tigre blanco, de Aravind Adiga. Y la verdad es que me está gustando, es una novela no muy original, pero con una voz muy particular, que hace que su lectura sea amena, y más todavía, inolvidable. El narrador, que escribe a un supuesto político chino que visitará en breve la India, no sólo cuenta su vida de pobre y esclavo, hasta que..., sino que también aprovecha para dar unos cuantos golpes bajos a una sociedad podrida. Y es que, como dice el autor, India es el peor país para ser pobre. Con este libro, uno aborrecerá todo lo que venga después y trate de seguir endilgándonos los tópicos de la India.

--¿Y no era que no ibas a leer más?

--Sí, eso me dije, pero uno se harta también de escuchar la radio y de leer reseñas de videojuegos.

--O sea, que ahora toca otra vez lectura seria...

--Bueno, también he comenzado Gomorra de Saviano, que es un libro apasionante, se lee como una novela, y es otra radiografía incisiva sobre una organización, y un mundo en realidad, que también está llena de podredumbre. Lástima que me perdí la película...

--¿Y sigues pensando en un Mac?

--Por supuesto, ya he comenzado a ahorrar, y calculo que dentro de un año o así lo tendré. Ya para entonces habrá salido Snow Leopard, y si quiero le pondré Windows, que también para entonces habrá sacado la versión 7 de su SO...

--A mí me parece una chorrada, teniendo ya uno, querer una pijotada de Steve Jobs...

--Vale, que te den. Y desde aquí invito a todos los que tengan un Mac, que me cuenten qué tal es la experiencia.

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miércoles, marzo 25, 2009

Rabia y descarga

Madrid no me mata, ciudad de putas de mierda de música rara, estamos todos tirados en el suelo, en las incómodas sillas apenas queda nadie, alguien ronca mientras los músicos no dejan de tocar, y parece que es siempre la misma frase, una y otra vez, con minúsculas variaciones, una y otra vez, pasa una ambulancia, un coche de policía, luego el rugido de máquinas, la gente no tiene conciencia de qué pasa, el tiempo discurre muy lento, las descargas van a 222 kbps, eso es relativamente rápido, pero a veces Rapidshare va más lento y un disco tarda 38' en descargar y eso da rabia, ganas de matar a un chino, un prostíbulo, una mafia, luego en el autobús hay que aguantar estos apretones, doy un empellón a un tipo que pasa y casi lo echo a la carretera, miro atrás y me sonrío, se tuerce en un gesto de dolor, es un maldito viejo, en la cocina desayuno pan negro alemán lleno de semillas, de algo que no sé qué es, entro en el Lidl y todo es más dulce, aunque huele a algo indefinido, y tienes ganas de salir afuera y una vez en el patio, la gente que se cree que está en un concierto de música india, pero es sólo Feldman, para su amigo Philip Guston, y son casi cinco horas y hay poca gente al final y en la pantalla proyectan imágenes de cuadros de este inocente, cuadros de ALGUIEN que aprendió a pintar de nuevo, un hombre que fuma, una cabeza roja como un tomate, un cigarro que es toda su medicina, hay un hombre abajo que se llama Xavier Güell y luego entra al bar en donde estamos reunidos y saluda y luego entran los maravillosos músicos del Ensemble Recherche de Freiburg y se van a la parte de atrás y más tarde viene Güell y tiene la cara roja y luego viene un ángel y se posa en mi hombro y me dice Mingus Ah Um, y tengo que bajar las manos hasta el nivel del suelo y luego alguien se bebe la cerveza casi de un trago, suena de nuevo Galliano en el equipo, es siempre la misma canción, que se llama Spleen y luego se llama Ballade pour Marion y luego Libertango, y no es París ni Buenos Aires querido sino una ciudad de nadie, un amor de contrabando, la noche tiene los colores de esta partitura, la negra a 40, tienes los labios mojados y una media sonrisa, dices que alguien se ha ido para siempre, pero nadie se va para siempre, no hay un nunca jamás y un hasta siempre, es algo más sutil, es la última sonata para piano de Schubert y su escalofriante primer movimiento que toca Aki Takahashi con esa dulzura de las cosas nuevas y eternas a la vez, y entonces bajamos la escalera y nos metemos en el subte y vamos abajo, adonde se pierde el movimiento.



Philip Guston :: Friend- To M. F.

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martes, marzo 17, 2009

Domingo :: Impotencia

Apenas voy por la curva me encuentro una cajita, veo que dice Viagra, luego voy por la carretera y me encuentro otra cajita y dice Cialis, la cojo, leo el prospecto y veo que es para lo mismo, son cuatro pastillas, estas cosas vienen en pequeña cantidad, luego sigo mi camino hasta llegar al rastro y allí me encuentro con una chica de unos veinte años quue lleva el pelo pintado de extraño color, es la chica del pelo raro que decía el novelista que se mató, y miro su cuerpo y compruebo que está muy bien, pero que muy bien, va con un macarra, ella lleva unos zapatones con mucho tacón, lo cual es una buena manera de lucir el culo y las piernas, y luego veo a Rosa que está con otro tío, más alto que ella, y ella no es bajita que digamos, va con un vaquero blanco también muy ceñido, aunque ella no me sorprende ya, está más vista... Y luego veo a una inglesa puta con un perro enorme que dice que es mastín español o vete a saber, pero el perro ocupa mucho sitio en la estrecha calle, y hablo con un tío que vende videojuegos, y me gustan dos, El Padrino y otro que resulta que es una saga, porque hay dos allí, Imperivm Civitas, luego leo más en casa, pero al final me compro Kamchatka, y no está el tío cuando voy por segunda vez sino su mujer, que es una chica inglesa muy fina, ahora entiendo por qué me dijo antes él que se lo compró en Londres, el padrino, y se le perdió la caja. Y cuando ya me voy tengo ganas de quedarme, y ver más gente, pero estoy cansado y al final siento que he traicionado a los vinilos con los videojuegos, que he dejado una maravillosa grabación de la 40 y la 41 de Mozart por Bruno Walter y su orquesta la Columbia, y más cosas requeteclásicas, pero es una pena, sí, que ahora quiera jugar, y de forma tonta quiero un Mac, con esos ordenadores no se puede jugar en tres dimensiones, niño, hay que conformarse con los Sims y esas pijaditas, pero claro, todo el mundo Mac es pijo, vete a Serrano, niño. Y escucho más a Richard Galliano, y sé que la vida se me escapa como el agua entre las manos, y no se vuelve al lugar dichoso, y soy ese niño encerrado con un solo juguete, los perros me muerden, hay un vino dulce Real Tesoro PX, al menos eso me hace sentir bien, con este New York Tango.

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viernes, marzo 13, 2009

La vida no perdona

--¿Qué lees ahora?

--Los girasoles ciegos.

--¿Y?

--Bueno, no está mal, tenía ganas de leer algo por fin que no fueran reseñas, de jazz, de lo que sea. Me canso de no leer, aunque pueda parecer un contrasentido. Digamos que lo vi en la estantería de la biblioteca y lo cogí por pura inercia. Pero me está gustando. Ya sabes que ahora prefiero historias muy realistas, como la vida misma. Y aunque sean historias de un tiempo muy lejano, de alguna manera cuentan lo que nadie quiere contar, porque en la televisión sólo interesa la actualidad, en los periódicos lo que importa es el aparato que regalan, en internet lo que importa es Facebook. Así que me puse a leer estas historias de gente derrotada, de gente que decide luchar por su dignidad, aunque en ese tiempo la dignidad sea una cosa que no importa mucho. Me gusta la poesía que subyace, me gustan las palabras raras, muy castellanas, que se usan. Bueno, la historia del joven poeta con su mujer o novia muerta y el crío pequeño que al final..., bueno, eso ya me parece un poco sensiblero, pero en fin, está bien, aunque haya que tratar de no pensar en Miguel Hernández.

--Pues la verdad es que pensaba que te gustaría más leer algo del tipo Porno de Irvine Welsh, qué quieres que te diga.

--Lo he visto en el Rastro, a lo mejor me lo pillo un día.

--¿Y el cine, irás a ver la última de Almodóvar?

--Lo más seguro. Cuando me encuentro con alguien que dice que esto o que Almodóvar esto o que siempre hace la misma película, me cabreo, la gente habla porque tiene boca. En fin, que veré La clase, de Cantet, la mejor película ahora en cartelera. Más cine realista, como ves. Ah, y me he comprado Histoire(s) du cinéma de Godard, espero poder verlo poco a poco, son tres DVD's con ocho episodios de su serie, más uno extra con un documental y otro material interesante. Es, digámoslo así, el mejor testamento del cine, porque a partir de los años noventa del siglo XX, el cine falleció. Me queda por ver, de esa agonía, Inland Empire de David Lynch, y con eso habré terminado yo también.

--Y luego qué, a ver clásicos, como un buen carca cinéfilo, ¿no?

--Eso es, eso es.

--¿Sabes lo que te digo?

-- ...

--¡Que te den!

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miércoles, marzo 11, 2009

Ingleses fuera

No hay ningún problema con ellos, simplemente no me gustan, desayuno y ya está la prensa esperándome cubriendo la encimera, es algo repugnante tener que leer todo ese sensacionalismo, la chica embarazada a los quince o el tipo al que cortaron la cabeza, o la mujer que se queja porque la tumba de su padre ha sufrido actos vandálicos, o bien que hay una tipa que ha seguido adelante con ocho bebés, y ya tenía seis, y cosas de este tipo no me hacen empezar bien el día y más bien consiguen amargarme y desear matar a alguien, y es bueno que en Irlanda del Norte, entonces, la líen otra vez, y que protesten de forma violenta contra esos invasores, y en la noche pero antes de la medianoche, leo a Vargas Llosa, muy interesado desde hace un año en todo lo relativo al Congo en la época de la infernal colonia de los belgas, y me acuerdo de Teresa la belga que había estado allí y que pensaba igual que su rey Leopoldo II, que mandó destruir todo aquello de forma caritativa, todo por ayudar a los pobrecitos negros que no sabían nada de nada, y la prueba es que una vez belgas fuera, los negros volvieron a su primitivismo y adiós a las carreteras y la civilización que les llevaron estos europeos tan buenos. Y en la noche tengo miedo porque hay gente rara que sólo piensa en su placer, que no es nada secreto sino abierto en canal, y si tengo ganas de mear me acerco a un rincón y se me recrimina por semejante acto, entonces voy arriba en donde está la cuadrilla que prepara la comida y veo a dos tipos que me suenan, uno parece escritor, el otro no sé, pero es alguien a quien ya he visto otras veces, y uno dice que va a seguir con esos "mínimos", y como estoy en la duda pregunto a qué se refiere, y sé que es ridículo, que esta gente siga estudiando, pero bueno, algo hay que hacer, estudiar, y luego se reparten las viandas y alguien se queja de la sal, demasiada, y las cervezas están en unos botes y el líquido se ha congelado, y por mucho que se mueva... Y las chicas que han quedado pueden hacer algo por mi angustia, pero no mucho, y cuando viene mi madre a cortar leña es un fastidio, y entonces cojo de la mano a esa otra, de unos treinta años y nos vamos a un aparte, a follar, después de un breve intercambio verbal... Y hay esto, que se reparte la comida, y los mínimos, y las burlas a propósito de esa profesora a la que nadie quiere, Caraiolo.

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viernes, marzo 06, 2009

En ciudades que no existen

Y así paso los días, perdido en sus calles, caminando sin rumbo, hacia un lugar que desconozco, llevado por el viento, siempre más allá. Y cuando te encuentro, no sé quién eres, caminamos juntos, vamos con el viento de la tarde, nos detenemos en la Iglesia de las Benedictinas, ésa con la puerta enorme y pintada de verde botella, y allí nos protegemos del frío, y hablamos de lo que no puede decirse en voz alta. Quiero decirte algo, algo que no puedan escuchar los demás paseantes, en el escondido banco de un parque desangelado, esto no es lo que decían las guías, que eres tan alta como la luna y los soldados de Cataluña, pero esos juegos, el cubo de Rubik que encuentro en el Rastro, todo eso se lo llevó el viento del olvido, y corro, corro con todas mis fuerzas hasta que me duele el hombro, y sé que no hay nadie del otro lado del tubo, es un juego también. Sentado en mi cama, en la habitación en la que pasé tantos años, vienes por detrás y juegas conmigo, juegas a coger algo que se ha escondido, algo que a veces cansa, pero yo disfruto como un enano, y al despertar me duele volver a terreno doloroso, los pensamientos nefastos, los números, los nombres, Anthony Braxton o Galliano, estoy cansado de despertar así, tan obstinado era el juego. Y en aquel banco, de aquella ciudad sin nombre, Bolonia o Nápoles, te miré un segundo y no vi tus ojos, estabas hablando con alguien que no conozco, estás en otra calle y yo soy el erizo que descansa al borde de la carretera y una luz se enciende, estamos todos a la mesa, somos cuatro, es el número perfecto, y mi padre sin embargo se retira un poco para no tener contacto conmigo, porque algo teme, la ira de otro tiempo, y los pájaros que picotean todo el día y nunca duermen, estamos comiendo, o hablando, y nadie dice lo que no se debe, nunca supe quién era, mi padre, y en este banco, te digo algo, voy subiendo la empinada calle peatonal y cuando llego arriba, es tan empinado como Frigiliana o Salobreña, el castillo, una duda, estará ella, rubia, con gafas, expresión inocente, con un libro en el regazo, yo y mi dolor de espalda, un zumo de zanahoria, una música tranquila, a ella no le gusta Braxton y hace bien, es para tarados, dijo una vez, antes de entrar en la habitación, y sin embargo, ahora que no hay nadie, me lo puedes decir: no entres ahí...

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jueves, marzo 05, 2009

Invierno en el corazón

Recojo un erizo muerto de la carretera, lo echo a la cuneta, parecía que dormía...

Los animales muertos, el invierno, el viento que dice cosas que no consigo entender.

Una música, un acordeón, hay veces en que me pierdo, no sé qué decir, es mejor callar.

No hay ganas de leer nada, hay una rabia contenida, en el sueño, la furia contra los objetos, las ganas de algo poderoso, una presencia, algo que se pierde en la distancia, los compañeros malditos del colegio, hay este suceso, y esta música:

noche, música, verano, sones, dos pianos amplificados, dos percusionistas, Crumb, la partitura tan bien delineada...

una noche me fui por los montes, en donde no pudieran encontrarme, el frío en los huesos, el mendigo que era mi compañero, la noche que se vino encima como una mala puta

luego no tuve más remedio que seguir la sombra, y despertar de aquel peso y removerme en el lecho y gritar sin voz, una voz ya muy vieja, como cansada de esperar a que sea de día...

te dije: no vengas ahora, no estoy preparado. ¿Para qué?, me preguntaste?, no lo sé, te dije, pero no vengas.

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martes, marzo 03, 2009

Canciones

Ella cantaba boleros, es muy tarde y no me puedo dormir, con ganas de matar a alguien, los nervios no se aquietan, hay mujeres que huelen mal, cuando llegan al locutorio en donde miserablemente espero, y no hay una canción que me haga feliz, tú podrías estar más cerca, pero no es eso, no es eso, es que no hay consuelo para los perros cansados, pero algún día cambiarán las tornas, serán otros los que busquen en la basura mientras yo me río en mi pedestal en el desierto, escucho de nuevo al mensajero, Franco Battiatto con sus proclamas sobre la inutilidad de las pasiones, y sin embargo... Estaría aquí, y después me iría, bien lejos, pero no demasiado, y escucho en dos versiones Chiquilín de Bachín, y la primera no me gusta, Silvana Deluigi no es dramática, demasiado plana, y el acompañamiento tampoco es nada del otro mundo, sin embargo, qué bueno es Enrique Moratalla con el Versus Ensemble, cómo marca los acentos, las inflexiones, todo es perfecto, como se merece una canción que habla de gente como yo... Estoy probando a encontrar un camino, pero no hay caminos, hay que caminar, y el animal que yo llevo dentro no me ha dejado nunca ser feliz, me roba todo, me hace cometer errores que luego he de pagar caro, en la comisaría te avisan que es por tu bien, y que este marrón ya estaba avisado, pero el vino es más fuerte que la sangre y circula a sus anchas por el torrente y se sube a la cabeza y te dicta sus órdenes muy zalamero, como esa mujer apostada en la esquina, chasca los dedos, pide otra copa, tiene la sangre ardiente, le arden las botas de siete leguas, ha llegado hasta esta región después de muchos años, tenía otra vida, como yo, se le acabó un día con el cambio de siglo, tuvo que emprender nuevo rumbo. Ahora hay canciones de vela, el Joraique no deja dormir a las mujeres de Almería, yo me iría con él, pero no sé nadar, me ahogaría, tengo que estar allí, antes del amanecer, por la calle Carretas me encontré a Larra, me invitó a una copa bestial...

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