jueves, marzo 05, 2009

Invierno en el corazón

Recojo un erizo muerto de la carretera, lo echo a la cuneta, parecía que dormía...

Los animales muertos, el invierno, el viento que dice cosas que no consigo entender.

Una música, un acordeón, hay veces en que me pierdo, no sé qué decir, es mejor callar.

No hay ganas de leer nada, hay una rabia contenida, en el sueño, la furia contra los objetos, las ganas de algo poderoso, una presencia, algo que se pierde en la distancia, los compañeros malditos del colegio, hay este suceso, y esta música:

noche, música, verano, sones, dos pianos amplificados, dos percusionistas, Crumb, la partitura tan bien delineada...

una noche me fui por los montes, en donde no pudieran encontrarme, el frío en los huesos, el mendigo que era mi compañero, la noche que se vino encima como una mala puta

luego no tuve más remedio que seguir la sombra, y despertar de aquel peso y removerme en el lecho y gritar sin voz, una voz ya muy vieja, como cansada de esperar a que sea de día...

te dije: no vengas ahora, no estoy preparado. ¿Para qué?, me preguntaste?, no lo sé, te dije, pero no vengas.

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