viernes, noviembre 30, 2007

A la hora de comer

A la hora de comer no como, me tomo una cerveza, un litro, en una compañía tal vez inadecuada, al sol frío del otoño, bajo una sombra amenazante, el futuro, el frondoso árbol de la dicha, escucho al otro cómo se emociona, como emociona esta música misteriosa, como me repelen estos ruidos que vienen de ahí al lado, y en la noche tengo que huir y estoy en viaje y hay gente y gestos equívocos, y luego nos echan del sitio, es un club hípico algo parecido, tengo que salir corriendo y quiero matar a alguien y tengo que huir, una mujer, Marisa, me salva de momento, me dice que abra la tapa sobre la tierra, es la entrada del zulo que ella misma ha creado, le ha debido de llevar un tiempo, bajo por la escalera de madera clara hasta las profundidades, dentro es una casa confortable, pero cuando llego abajo me preocupa que alguien vea la entrada, le digo a ella que tiene que cubrirla, camuflarla con tierra y hojas, del otoño es posible, y luego que venga, que venga aquí conmigo y me haga compañía y sea menos duro el exilio.

Como un bombón de trufa, envuelto en un papel amarillo como el sol que se ha ido.

Pero tengo hambre y me duele mucho la cabeza, la cerveza mala, la espuma mala, la música bella pero lejana como un relámpago, y la gente que me da asco, menos mal que noviembre es un mes medio desierto, pero ya se va, viene la peste del consumismo, no hay dinero, llamo a la radio y dejo un mensaje, digo que tienen que poner más jazz y no hablar tanto del cómic, pero la música se escurre no nos pertenece, como las imágenes de un sueño

Crisantiempo de Haroldo de Campos

Juan Gelman, el lado oscuro del corazón

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jueves, noviembre 29, 2007

La novela es un cadáver (II)

Hace días, muchos días, que no leo nada, no sé qué leer, es como si los libros ya no me atrayeran, es como si se hubiera instalado un vacío, miro a los estantes y siento asco, asco de toda esa cosa llena de polvo, y sólo me consuela el pensar que hay gente como Vicente Verdú que nos ofrece un decálogo para la nueva novela, si quiere seguir adelante, aunque es cada vez más difícil, los muertos ya no vuelven.

Juan Goytisolo presenta en Barcelona su libro de ensayo sobre las formas sagradas, contra las formas sagradas, critica la falta de cultura de los simplemente instruidos, es una de las pocas voces lúcidas, y la novela da asco porque sólo piensa en hacer dinero y en rollos patateros medio históricos, falsamente históricos, y nadie se preocupa del lenguaje, y todo suena a impostura.

También Verdú da un diagnóstico de los tiempos actuales en otro artículo, sobre el imperio de la ausencia bajo el que vivimos.

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lunes, noviembre 26, 2007

Domingo = Fin del mundo

Estoy tan aburrido al final del día que me pongo a escuchar Radio María, en donde habla alguien sobre la Fundación Recal, "para el rescate de almas", cogen a pobres infelices destrozados por las drogas por la vida en sí, y los meten en un piso "hasta seis en un apartamento", y luego les ofrecen un trabajo para que se rehabiliten...

... también hablan de ese caso, de esa mujer en Arabia Saudí condenada por la ley islámica a no sé cuántos latigazos y cárcel por haber sido violada por siete hombres, es que la encontraron con un amigo en un coche y ella quería recuperar una foto y empezó lo demás...

... las orgías televisadas...

... y el que habla arremete contra el Islam y declara que muchos musulmanes que vienen a Occidente se cambian al cristianismo...

... y la AVT se manifiestan otra vez contra el Gobierno...

... menos mal que está Música de Nadie, la música sutil, la infancia y su búsqueda inútil pero bella, el piano de Janacek y de Lenot, músicas de una frontera, de un tiempo ya ido

el reloj de la plaza que marca siempre la misma hora, la hora de mi infancia

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jueves, noviembre 22, 2007

La sátira es nuestra utopía

Escucho a Enrico Belli dialogar con Debussy y Crumb, la resonancia del universo, lo posmoderno es antiguo, los faunos sueñan al sol que es su alimento, las ninfas pasan por el viejo puente, una en especial me guiña un ojo o pienso que me saluda, tal vez viene de Rusia o de Ucrania en donde los mineros mueren bajo tierra, en el fondo del mar hay un tesoro, leo un poco de Fireworks de Angela Carter pero me decepciona y dejo el librito en el estante, esos recuerdos de Japón no me parecen gran cosa, en realidad es más un ensayo que un cuento, no se crea el clima adecuado y el lector no entra en el Mundo Perverso; y la bella hija del verdugo no consigue atraparnos con su inocente lujuria y las tardes breves se resuelven en una dentellada. Escucho las corrientes subterráneas, allí donde el agua no circula más y se detiene el tiempo cotidiano para que entre el Dreamtime, y Takemitsu nos envuelve con su manto de rocío, y hay un aroma a vieja ciudad podrida bajo el agua y releo unos capítulos del libro no acabado, y pienso que el fin de la pornografía está lejos.

Constelaciones, lluvia a las once de la noche, sonidos primigenios, un piano, ¿o acaso un latido animal?

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Sonidos bestiales

estas meditaciones no sirven precisamente para mantener la calma
son rebuznos del corazón
están en lo más alto
el Padre el Hijo y el Espíritu Santo
un saxo enloquecido y una batería desenfrenada
luego viene un poco de calma porque hay Compasión
en el Amor el contrabajo expone su susurro apasionado hasta que el saxo entona su melodía infinita
cómo nos callamos en la Iglesia del Sonido
cómo estamos atentos a su influencia
pero vienen las Consecuencias y ya sabemos a qué atenernos y sin embargo nos vuelve a sorprender este misterio cotidiano y en la Serenidad estamos imbuidos de un misterio mayor, que nunca cesa porque es eterno, y me callo y medito ante los sagrados sones
y a la mañana siguiente Mingus y su Fable of Faubus, la diversión está asegurada
cómo me hubiera gustado estar allí, en aquella sala parisina en 1964
ese saxo no se puede callar, está delirando por los campos agrestes y va en busca del más acá

cuando escucho algo clásico, qué sopor, qué ganas de quitar la radio, qué poca cosa me parecen estos sonidos, el viejo Bartók y el viejo y loco Piazzolla

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miércoles, noviembre 21, 2007

Sonidos lejanos (II)

Charles Mingus y su mítico concierto de París, 1964
Eric Dolphy y su sonido inconfundible
Sophisticated Lady
y los demás temas que ya son historia
las horas pasan lentas y escucho llover y tengo pesadillas y escribo más capítulos de la novela y sueño con una música que no está escrita y sé que me perderé todas las películas y el tercer volumen de El principio esperanza de Ernst Bloch ya está a la venta
Brad Mehldau y Fleurine en el tema de Supertramp The Logical Song
(era posible la magia, entonces)
cuando los pájaros cantan porque cae el agua benefactora y que todo lo limpia
la radio transmite mentiras a cada segundo
el Pijo y el Sueco en las tardes de Radio 1
las noticias por las noches vacías
así que pongo el jazz que todo lo cura y todo lo libera
ya no me acuerdo de las penas



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martes, noviembre 13, 2007

Sonidos lejanos

Kurt Weill y su música guerrillera

Ludovico Einaudi y la melancolía del día a día

(alguien estudia el comportamiento violento, lo que puede hacer la fluoxetina, creo que tendré que tomarla de nuevo)

Schubert y su quinteto para cuerdas, D. 956

(y el ensayo sospechoso en Una música constante, con Julia que no escucha apenas nada)

Bruckner y su Sinfonía nº 4

Ives y sus collages antes de que esta música fuera comprendida

los pájaros que no cesan

los sueños psicóticos

las lecturas que se pierden como hojas en el bosque

un rey que es un payaso

los mejores cuentos editados por John Updike

muere Norman Mailer, a vueltas con el trauma judío

ya todo esto aburre

tal vez Debussy, el día 1 de diciembre (por cierto, qué versión tan horrible de La Mer la de la Sinf. de Boston, Munch)

busco una poesía duradera

pero no encuentro más que a un perro perdido por la carretera, y lo llevo al Refugio del Burro

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lunes, noviembre 05, 2007

La música solamente

comienzo a leer An equal music de Vikram Seth, una novela sobre la pasión por la música, él es Michael y ella Julia, una vez fueron dichosos allí en Viena, ahora en Londres él vive de aquellos recuerdos aunque está con una francesa un tanto frívola, ensaya con su cuarteto de cuerda, escucha música en la noche nocturnal, como un Beethoven desconocido te encontré donde menos lo esperaba, espero a que bajes la escalera tienes que darte prisa no quiero que venga Lieve, por nada del mundo, miro las estrellas y te burlas de mi apasionamiento, hay un algo que se halla por ventura, qué extraordinaria la pieza nº 3 de las Tres piezas para orquesta, op. 6 de Alban Berg, en la versión de la Sinf. de Londres dirigida por Abbado, en una grabación de 1970 que sacó DG en su serie de Clásicos del siglo XX: una auténtica montaña rusa de emociones se desencadena en el oyente, al que no da tregua; un verdadero tour de force para cualquier orquesta que se precie.

Si no amas la música clásica no podrás seguir esta historia, pero puedes leer algo trivial del género negro, la pasión del mal, cosas ridículas, mientras la noche se cierne sobre la ciudad y un huracán te deja de cama, poulenc al alba ensaya con la actriz y Mozart, siempre mozart y su adagio del concierto para piano nº 23 por Clifford Curzon, que es música celestial

y ahora es mejor que te vayas y me dejes solo, con estas hierbas altas y este hundirse lentamentte la tierra fría por todo abandono, los juegos y las trampas y los gozos secretos y Schubert por toda compañía, estaba al borde del agua y no quería zambullirse, hay una música y un silencio que es la noche en mitad del día

john ashbery y peter reynolds

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