jueves, noviembre 22, 2007

Sonidos bestiales

estas meditaciones no sirven precisamente para mantener la calma
son rebuznos del corazón
están en lo más alto
el Padre el Hijo y el Espíritu Santo
un saxo enloquecido y una batería desenfrenada
luego viene un poco de calma porque hay Compasión
en el Amor el contrabajo expone su susurro apasionado hasta que el saxo entona su melodía infinita
cómo nos callamos en la Iglesia del Sonido
cómo estamos atentos a su influencia
pero vienen las Consecuencias y ya sabemos a qué atenernos y sin embargo nos vuelve a sorprender este misterio cotidiano y en la Serenidad estamos imbuidos de un misterio mayor, que nunca cesa porque es eterno, y me callo y medito ante los sagrados sones
y a la mañana siguiente Mingus y su Fable of Faubus, la diversión está asegurada
cómo me hubiera gustado estar allí, en aquella sala parisina en 1964
ese saxo no se puede callar, está delirando por los campos agrestes y va en busca del más acá

cuando escucho algo clásico, qué sopor, qué ganas de quitar la radio, qué poca cosa me parecen estos sonidos, el viejo Bartók y el viejo y loco Piazzolla

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