sábado, diciembre 29, 2007

Para empezar el nuevo año

He pensado que, como ya está cerca mi cumpleaños, me podría autoregalar el último libro de Peter Sloterdijk en España. Hace tiempo que no lo leo, y me hace falta.

Escuchando el Concierto para violín de Beethoven (Kyung-Wha Chung, Orq. Fca. de Viena, Kondrashin, Decca, 1980), estoy de acuerdo con el autor de las notas, sobre la maravillosa transición sin pausa que se produce del Larghetto al Rondó final, un momento mágico, lleno de delicadeza, con ese inesperado cambio de tonalidad y el despejamiento de todas las sombras que han planeado en los dos movimientos previos (y el allegro del primer movimiento dura más de 19'); aquí Beethoven se entrega a la alegría, al ingenio imparable, a la felicidad posible. Y este cambio es tan sutil, pero decidido, que pensamos: ¿acaso nuestra desdicha no podrá alzar el vuelo también, y largarse para siempre?

Hasta el próximo año, pues.

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jueves, diciembre 27, 2007

Banalidad

Nick Hornby es un novelista divertido. Pero a Hornby le gusta la música pop. La música pop es simple, simplota más bien, es disposable, desechable, no tiene mucho interés. Por eso, este libro se me cae de las manos, aunque intento seguir; el pop, hace muchos años que no le hago caso, no es una música que se aguante pasados los veinticinco, si uno está en su sano juicio, uno desea cosas más complejas, y los años 80 ya dieron todo de sí, los 90 fueron el inicio de la bazofia. Y encima, en este catálogo de canciones, hay mucha cosa de años que yo no conocí, y el pop, sin haber vivido uno los años correspondientes, es algo más tonto aún. Que si Bob Dylan, que si Springsteen, que si Ani DiFranco, que si pollas en vinagre.



El silencio antes de Bach, y vamos a dejarnos de tonterías.

P.D. Por cierto, sobre la reseña que hace Jordi Costa en El País el pasado viernes, sobre lo último que dice: ¡menos mal que no se metió lo que Carles Santos hizo en La pantera imperial, ufff, menudo bodrio que era!

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miércoles, diciembre 26, 2007

Remate

El Ojo Crítico: lo importante es cantar, expresarse en voz alta, el querido radioteatro, Esther de Lorenzo y Ana Roldán leyendo cuentos de SF de Ray Bradbury e Isaac Asimov, Javier Bergia cantando nanas, la alegría en las ondas, la belleza del crepúsculo, alguna tormenta pasajera, estaba en la terraza y se produjo el apagón, tenía los dedos helados, no sé de dónde vino, esa estrella, escuchar a Cage, sus treinta piezas para cinco orquestas, no sabes de dónde vienen los sonidos, están agazapados y luego saltan y escapan en todas direcciones, Toni Garrido y El Sueco haciendo más livianas las tardes del invierno, navidad dulce navidad, un té de bergamota, te quiero y nunca te dejaré de amar, acabo de leer Fima, de Amos Oz, la mejor novela que he leído en mucho tiempo, yo tenía algunos gatos, en sueños estoy bromeando sobre Maradona, me meto con la puta de la argentina con la que estuve en mi otra vida, y luego recibo un virus vía móvil, una serpiente, un veneno como no podía ser otra cosa viniendo de semejante furcia, voy al cyber y hay otra furcia argentina y, sencillamente, voy a tener que alejarme de su influencia, yo estaba feliz y de repente vino el pozo negro y me hundí en sus negras aguas, los días alcohólicos, quién me dice que no volverán, los cuentos y los días, me acuerdo de mi padre, errores de apreciación, en Nochebuena escucho el acústico de Amaral, desde La Boca del Lobo, Diego Manrique le hace algunas preguntas a Eva, ella canta, con su melancólica voz, hay que escuchar, el verano del amor, canciones de navidad que nos trae Pérez de Arteaga, si no fuera por la radio, qué sería de mí, ahora llueve fuerte, los días son cortos y breve es tu sonrisa, tú no sirves para llenar mi vida, todas hacen el mismo paripé, delante del espejo, se retuercen, se masajean las tetas, no hay pornografía, sólo un triste descenso en ascensor.

Juan Bonilla no está de acuerdo con el decálogo de Vicente Verdú sobre la novela que sirve y la que no, él es un escritorzuelo cómo podría estar de acuerdo, pero la verdad es que si escribes ahora, o escribes según el decálogo, o te arrastras por la decadencia, y esperas que te adapten al cine, o entretienes sin más, y entonces, ¿qué haces con la otra vida acuciante que es la única realidad? La literatura, la narrativa, es el yo y el fragmento, nada más, lo otro es impostura.

Porque soy, te detesto, bebo mi vino, me acuesto, tengo pesadillas, tatuajes serpientes y virus y felaciones y películas porno para animar el cotarro.

Venga, enciende la radio.

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lunes, diciembre 24, 2007

Chupar relaja

Cuánta puta y yo qué viejo, voy al mercadillo del domingo y es todo tan patético, a la vuelta pienso que este pueblaco es como un poblachón manchego, tiene mar pero ahora en invierno está de adorno, así que no hay mucha diferencia, vuelvo a casa sin ganas, pensando en cosas sin importancia, canturreando por el camino La Tarara pero con letra porno, la tarara la chupa mejor que nadie la tarara sí la tarara no la tarara puta me la chupa a mí, y llego a casa, y no pasa nada, no pasa nada que no se sepa, la tarara madre me la como yo.

Puede que escuche a Tchaikovski, la Quinta, pero no hay emoción, hace tiempo que eso desapareció.

Por culpa de tanta puta en mi camino, y más ahora en la puta, la puta navidad.

¿Cuántas pollas hay que chupar para presentar el programa de radio?

Me pregunto, y leo un capítulo más de esta novela maravillosa, la argentina del cyber viste como una furcia, tal vez no lo sea, pero viste igual.

Fima, de Amos Oz. Cualquier revista es un catálogo porno, y Cioran tenía razón, esta pareja de viejos, belgas seguramente, por la pinta de puretas que tienen, que van delante de mí, esta perseverancia en seguir vivo, esta indecencia, estos viejos que quieren vivir para siempre, a eso hemos llegado, a la máxima pornografía.

Escuchar a Takemitsu ya me aburre.

Estoy esperando a que venga Elliott Carter a Madrid.

Todo lo demás me resbala, como el aceite de una puta que llega hasta el fondo de la cuestión.

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jueves, diciembre 20, 2007

Surtido navideño

Tú no sabes quién soy. Soy juez. Te voy a dar un tiro.

El día en que El Bueno se convirtió en Malo. Mató a su hermana, hirió a tres vecinos, y al final se enfrentó a un guardia civil (la ley es que te voy a matar) hasta que éste le pegó dos tiros, uno en el pecho. This is the end. Pasó en un pueblo de Badajoz, Extremadura, es extrema y dura.

Carla Bruni aspira a lo más alto, esta vez es Sarkozy, las putas de lujo están para eso, para brillar en todas las fiestas.

Escucho a Sibelius, sexta sinfonía y séptima sinfonía, pero por estos ingleses que no emocionan nada.

Siempre los trenes descarrillan en Pakistán o la India y mueren cincuenta por lo menos, hay repeticiones, como en las obras de Schubert, y en el amanecer me canso de golpe, y todo el sexo sale escupido por la ventana.

Leo Fima de Amos Oz (Siruela, 2007), y su héroe es un personaje que me hace pensar en un viejo cínico, un hombre de mediana edad que se pasea por el territorio disfrutando, haciendo de las suyas (el episodio con Anette es delicioso) y discutiendo, sobre el conflicto eterno entre Israel y sus enemigos los palestinos, etc.

Por no saber quién es, el otro es encañonado, y luego éste decide denunciarlo, el que tiene la Beretta (pero que declara no haberla usado para nada) dice que no pasó nada, que se le puso chulo el muy hijoputa, que tuvo que hacerlo, tuvo que sacársela, y tuvo que darle fuerte, y tuvieron que sacarlos del coche, a los narcos que no eran más que dos sucios moros, y luego del susto la gente siguió conduciendo, hay un clima raro, deseo, peligro.

Las putas andaluzas se pasean con sus botas fashion, es temprano, es después del amor, el amor es una estudiante que se prostituye para pagarse los estudios, empresariales, la puta sale del chalet a la hora de comer y coge el coche de papaíto, y va al centro comercial, a putear.

Las promesas de todos los años, esperando el voto. Tú no sabes quién soy, soy el alcalde y te voy a pegar un tiro, tú no sabes cómo se las gastan en Extremadura, el pastelero acuchilló a su mujer "porque le cogió manía", extrema y dura.

El guardia civil ve cómo su ex mujer se dirige al cuartel en donde él trabaja para presentar una denuncia contra su persona, entonces va hasta las dependencias y coge el arma reglamentaria y le dispara, la primera y la última en la frente, ella cae a la acera, muerta, no hay apenas dolor, no hay sufrimiento, él no quería ese deshonor de ser denunciado.

Tú no sabes con quién estás hablando.

La zorra siempre en CUDECA, esperando que aparezca el chollo que le haga olvidar los problemas, la pastilla mágica que le borre todas las jaquecas, Fima es como Till Eulenspiegel, ese aventurero cínico, los problemas que llevan una Beretta en la mano, para deshacerse de ellos, de los creadores de problemas, un Toyota Land Cruiser verde oscuro, tú no sabes, arrodíllate y cómetela, despacio, saborea, el jugo amargo de las parras, navidad dulce navidad, sopla el viento, ruge el mar, bravo, aquí es el mejor momento, el sexo con estudiantes que no se atragantan, el porno, la China Patino con el famoso actor porno, Nacho Vidal, ella se arrodilla, tú no sabes con quién estás puteando, tu mujer no sabe cuánto la quieres.

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martes, diciembre 18, 2007

Reencuentro (II)

El domingo en el mercadillo me encuentro con Ángel, después de casi dos años (o más) sin vernos. Estaba en un puesto junto a su novia, una argentina de nombre Graciela que es artesana y que pinta sobre cristal, etc. Ahora, me dice, vive en Lanjarón, con ella, y le va muy bien, pues se está haciendo una casa y bla bla bla. Tomamos una cerveza, después de esperar yo veinte minutos en la cola del pequeño Covirán, el único comercio en aquellos andurriales. Luego tomamos otro litro (esta vez fuimos juntos y tardamos menos en pasar por caja), y más tarde otro, y así como quien no quiere la cosa nos fuimos contando cosas y recordamos tiempos mejores, porque cualquier tiempo pasado fue mejor en el puto pueblo de Nerja, mucha policía poca diversión. Me dice que lo llame y vaya a visitarlo, y ya iré, seguro, el año que viene. La segunda parte ya no estuvo tan bien, ya que nos fuimos al puto parque Verano Azul, desierto a no ser por unos tipos muy divertidos que estaban donde la fuente de Europa, de donde han arrancado los bancos de madera para que no se reúna nadie, el fascismo de este pueblo no tiene límites. Así que fuimos los tres al Club de Petanca (es la máxima diversión en este pueblo) y tomamos dos tubos y un café. Y como no estaba Spencer ya nos íbamos, cuando nos topamos con Thomas y el amigo alemán, en los dos bancos soleados cerca de los escalones que suben y bajan. Así que allí estuvimos un rato, aunque allí también fue el anticlímax, porque al final todo quedó en nada, ellos se fueron (Thomas, Ángel y la novia, que es feísima) a Carabanchel y los dos nos quedamos al sol que más calienta, y aunque ya estaba borracho escuché bien lo que Thomas había dicho de mí, mal, claro, porque de un alemán qué bueno puede salir, y otro día que lo vea se enterará. En fin, que ya no pienso ir a ningún sitio, porque este Ángel no ha cambiado, y cuando pilla oportunidad, se va al Camino del Vicio, y me deja tirado. Malditos sean todos.

Menos mal que tengo la música de John Cage para relajarme y meditar. Me acuerdo estos días del festival que hubo hace justo un año en La Casa Encendida de Madrid, ¡qué bien nos lo pasamos los espíritus libres! Cuánto echo de menos Madrid, la mejor ciudad del mundo pese a tanta bazofia que se ha instalado últimamente.

Escucho a Johann Sebastian Bach, por la Orquesta Bach de Munich, Karl Richter, y eso es la dulce navidad.

Eso, y los villancicos versión gospel que cantaba Mahalia Jackson.

Dulce navidad, frío, polvorones, hojaldrinas, queso de oveja curado, un buen vino, la música de John Cage, y a la mierda Lanjarón, Órgiva y los 17 Hippies.


Mi disco favorito de Cage: obras para piano de todo tipo, por Stephen Drury.

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viernes, diciembre 14, 2007

Reencuentro



Hacía mucho, pero que mucho tiempo, que no iba a los conciertos del María Cristina, es decir, los organizados por la Sociedad Filarmónica de Málaga en el antiguo conservatorio de ese nombre, sito en la Plaza de San Francico, en realidad un callejón de mala muerte. Ayer noche fui por una potente razón: tocaba el joven pianista (treinta años, tal vez treinta y uno) Javier Perianes. Cuando uno lo ve, piensa que todavía es un crío, por ese aspecto que tiene de Peter Pan, pero cuando uno lo escucha, se da cuenta de que está ante uno de los grandes, pese a su breve edad. Ha tocado con las mejores orquestas y directores, y no ha hecho más que empezar. Es el pianista para mi generación, pero por desgracia la sala añeja estaba llena del público habitual, cuya edad media roza los sesenta años, o sea, que había un claro desnivel, o qué sé yo. La cosa es que la música no pudo ser disfrutada como es debido, en absoluto silencio, y uno tuvo que aguantar cómo las viejas pedorras deslían sus caramelitos de mierda; las toses, que en el bis final arruinaron la escucha, un viejo de los cojones, una mujer sentada delante se quejaba casi en alto; los movimientos en las butacas prehistóricas, cuando la comodidad y el arte estaban reñidos; y las esperas interminables para empezar, tanto al comienzo como al final del descanso, pues ya estaba Javier sentado ante el piano y la gente de pie en el pasillo, y tuvo el pobre que esperar aún a que uno con muletas tomara asiento, una vergüenza. Esta gente no acude a escuchar religiosamente la música que se le ofrece, sino que el concierto le sirve como reunión social, y allí charla de sus banalidades y exhibe sus mejores galas, como quien va al teatro o la ópera, pero algunos, alguna gente joven que sí tenemos educación, vamos a escuchar esos sonidos, que Perianes nos desgranó con tanto amor y meticulosidad, con esa capacidad de control de las gradaciones dinámicas que lo hace único. Y estos carcas asquerosos nos molestan, y por eso en estos ocho años no he ido.

Porque nada que ver con el público joven, moderno, progresista, anarquista, con chicas muy hermosas y sofisticadas, que encuentras en los conciertos de Músicadhoy, en Madrid.

Málaga es provincias, Málaga tendrá AVE pero no tiene sensibilidad.

Espero ir pronto a otro concierto de Javier, y si puedo iré a saludarlo y le diré que es un alma sensible, y que toca a los clásicos, a los románticos y a los impresionistas como son ellos, pero que suenan a mis oídos como pura música contemporánea, porque Javier viene después de Schönberg, de Nono y de Cage, y no puede tocar como si estuviera en la época de Rubinstein.

De todas maneras, y a pesar de esos chochos, iré a más conciertos, porque es la única forma que tengo ahora de escuchar música de cámara. Madrid está a más de dos horas y media, como dice la propaganda del AVE, ya que el AVE es para esos chochos a los que no les gusta la música, sino la cháchara, y que están deseando irse apenas suenan los aplausos finales.

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miércoles, diciembre 12, 2007

La vida y nada más

Murakami, este libro que no vale mucho, la vida, la nuda vida, la vulgaridad nipona occidentalizada, el tipo conoce a una niña, luego a una adolescente, luego se folla a la prima de la segunda, luego pasa por la universidad sin pena ni gloria, entra a trabajar en una empresa vulgar (gris, que dirían aquéllos), tiene aventuras tontas, pasan los días sin que haya nada destacable, una pequeña aventura copiada de alguna película de serie B, y luego otra chica mediocre, se casa, el padre es empresario y le ayuda a montar un negocio, tiene una hija y luego otra, abre otro bar de jazz, todo plano, el índice está plano, el Nasdaq está en rojo, los valores, la bolsa o la vida, el jazz, las arritmias, los muertos del otro lado, al sur de la frontera nunca llueve al sur de california...



La madre que es maltratada por el hijo, ella tiene 71, él 36, ya es grandecito pero no se quiere ir de casa, la comida es una mierda la comida es un asco, el riachuelo está apestoso, en Nerja no hay depuradora, la mafia de las constructoras, para chalés sí hay presupuesto, el tipo agarra a la vieja que quiere denunciarlo, da voces y viene el vecino que quiere ser un héroe de barrio, él la mete dentro, ella se sale con la suya y denuncia, se le hace el juicio y ahora se le denuncia, que haga trabajos para la comunidad, que cumpla la condena, que no pueda tener armas (¿acaso tiene alguna?), que se vaya de casa de una jodida vez.

Ignatius, hoy día lo tendrías muy negro.

Ya no se respeta nada, ni a nadie.

La conjura de los necios.

Enciendo la chimenea, cojo el libro de Murakami, lo tiro dentro, contemplo cómo arde.

Los libros arden estupendamente.

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lunes, diciembre 10, 2007

La vida y algo más

Me quedo viendo un vídeo de Bill Viola en el CAC de Málaga, casi una hora. Es un homenaje a un amigo japonés, y un retrato especial de Japón, ese país que no conozco y tal vez no conozca jamás. Mar (agua antigua), árboles, que parecen centenarios; rocas, roca que engaña, parece muy grande; barcos y pesca en la noche, la soledad, la soledad es antigua; la ciudad y sus luces modernas, lo artificial, la ruina del hombre, con sus peces muertos; de nuevo agua, lluvia, y luego peces de colores, despliegue de bellas abstracciones, mejor que cualquier tratamiento pictórico, el vídeo es la forma de arte que desplaza al viejo cine. Y más verde, oscuro colores antiguos. La ciudad en tinieblas, el bosque de bambú, enciende una cerilla y verás qué pasa, tal vez silencio, y el otro lado...

... al otro lado del espejo está el piano, un piano lleno de fantasías, con esta música de nadie que me hace perder la conciencia...

... el sábado por la noche Woody Hermann y su orquesta, con temas clásicos, hace tiempo, había una vez, un circo, que alegraba...

Nuevos horizontes para la flauta de pico

... ha muerto Stockhausen..., estará en Sirio

Takemitsu está en las estrellas...

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viernes, diciembre 07, 2007

Leer o no leer

Entro en la casa huele ligeramente o mucho a humo, los libros ocupan casi todas las paredes la entrada el pasillo arrancan desde el suelo son cosas llenas de polvo pero ella se sienta bebe un vaso de agua, quiero vino quiero morir en tus brazos suena la canción, pero en francés, ella era mi profesora de lengua y literatura, ahora me entrega la montaña mágica, ella no es bella es fea como las rocas negras de su tierra hay algo escondido que duele, hay algo que suena y es la noche, adentrarse es perderse un poco, en la cama el lecho rasposo, el coño rasposo todo en ella huele a tabaco rancio, la voz rasposa de tanto tabaco, los dientes marrones podridos de tanto café y tanta nicotina, hay algo, me regala un libro, el de Andy Warhol, de la A a la Z, tú serás la que conduzca, vamos a Motril, a Salobreña, el castillo, Almuñécar, hubo días más felices, llegar a Madrid ya de noche, las torres altas, la zona de la Castellana, vamos a un hostal de mala muerte de Santa Ysabel, santo santo es el señor, hay un libro que aún no has leído, humo desde abajo, las paredes, hay algo que me gusta de tí, en Almería Amo tu cama rica, pero no contigo, contigo no, en la boca no, una música que suena despacio y no hacer el amor sobre la esterilla de los rezos, sino tumbarse ahí, cigarro de madugada y pensar, pensar en nada y en las cosas de allá, arriba, tengo el jazz, tengo la regla y los libros de Jung, materia y alquimia, la sangre es más dulce, abrirte en canal, pensarte despacio, Salobreña, las películas, el niño que gritó puta, tú te llamas, Léolo, porque no lo estoy, sueño, se muere, una noche es bastante, te ahogas con vino, estás acabado, canta, ojalá el Parador no cierre los inviernos, los años pasan, piel arrugada, te quedas sin voz en las clases, me da sueño te escucho y estás como en otra parte, tengo las manos frías, libros, libros por todas partes, la casa es muy pequeña, no hay calor, no hay noche demasiado beber, las líneas de la mano, vamos en su coche, ya de vuelta a Nerja, y me mira, quiere que le diga algo, no puedo, no siento nada, no me atraes no me gustas es sexo es mierda ¿vale?

El sexo aburre, de tanto hacerlo, los libros aburren, ahora quiero que me dejes solo, escuchar a John Coltrane y sus cacofonías malditos ingleses

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martes, diciembre 04, 2007

Cansancio y tedio




Esta novela está bien.

Pero estoy cansado de novelas, de libros que cuentan una historia pero que en realidad son guiones de cine disfrazados, estoy algo harto de las mismas sucesiones de actos, de la estupidez del mundo, de los fines de semana tan muertos. Pero al menos se descansa de obreros, que son la peor de las pesadillas. Este perro es terco, no quiere aprender. Muriel es una mujer que tiene una soledad un poco tonta, ella quiere algo más que los fracasos cotidianos. Ella era una buena mujer, hasta que ingresó en la mediocridad vía matrimonio. Ella era una puta estupenda, tenía futuro, quería otras emociones, pero se dejó engatusar por una buena hoja de beneficios, ahora viste traje chaqueta color café con leche, ahora va muy erguida, tal vez ha renunciado a ser lesbiana (el dinero, que dicen que no huele).

En la cabina del camión, una mujer que lo enseña todo, me quedo mirando pero el sol me deslumbra, y estamos a diciembre.

Tal vez tendría que probar a meterme más droga, y no este baboso Schubert de la Quinta a las nueve de la mañana.

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