jueves, diciembre 27, 2007

Banalidad

Nick Hornby es un novelista divertido. Pero a Hornby le gusta la música pop. La música pop es simple, simplota más bien, es disposable, desechable, no tiene mucho interés. Por eso, este libro se me cae de las manos, aunque intento seguir; el pop, hace muchos años que no le hago caso, no es una música que se aguante pasados los veinticinco, si uno está en su sano juicio, uno desea cosas más complejas, y los años 80 ya dieron todo de sí, los 90 fueron el inicio de la bazofia. Y encima, en este catálogo de canciones, hay mucha cosa de años que yo no conocí, y el pop, sin haber vivido uno los años correspondientes, es algo más tonto aún. Que si Bob Dylan, que si Springsteen, que si Ani DiFranco, que si pollas en vinagre.



El silencio antes de Bach, y vamos a dejarnos de tonterías.

P.D. Por cierto, sobre la reseña que hace Jordi Costa en El País el pasado viernes, sobre lo último que dice: ¡menos mal que no se metió lo que Carles Santos hizo en La pantera imperial, ufff, menudo bodrio que era!

Etiquetas:

5 Comments:

Blogger Agurdión said...

Hola Lukas. Hace ya meses que leo de vez en cuando tu blog, y siempre me sorprende positivamente. Sólo soy un aficionado a la música clásica, así que mis juicios no serán muy atinados. El caso es que una de las cosas que más me sorprende del pop es su facilidad para que la gente lo acepte como 'sonido de fondo'. La llaneza del sonido parece que se presta para su uso ambiental. El clásico, en cambio, sólo hay una forma de oírlo: prestando atención, y esto implica de alguna manera estar solo. Puede ser hasta molesto si uno pretende estar de palique al tiempo, como prueba que uno maree la rueda del volumen con cada lleno orquestal.

1:10 a. m.  
Blogger lukas said...

La escucha es fundamental en este tipo de música, aunque tendría que decir Música, porque la música pop es basura en realidad, y luego la world music y el jazz, aunque poseen evidente calidad, no se libran de esa pasión por la performance y el dinamismo, por el ambient y por el paso adelante en la escena, como decía muy bien Sloterdijk en uno de sus libros, "Extrañamiento del mundo", dónde estamos cuando escuchamos música. El jazz ha sido mi último descubrimiento, pero eso no quita que siga muy pegado a la clásica y contemporánea, único territorio de la experimentación controlada (John Zorn y Uri Caine y el mejor jazz de vanguardia también me encanta, pero los procedimientos de lo nuevo van por otro lado).

El problema no sé si es de educación, yo nunca fui educado musicalmente, en mi casa nunca hubo discos de clásica, y me aficioné gracias al afecto y la compañía de una mujer que era músico, así como la mejor manera de aprender un idioma es vivir con una nativa... Pero luego cuenta mucho la pasión que le pongas, el estímulo primero se esfuma.

La diferencia la has dicho muy bien: música ambiente frente a música en primer plano y que reclama toda tu atención. La música culta sólo es para esa población que tiene oído atento. Y para solitarios.

En casa, como en la sala de conciertos, es necesario que se haga el silencio.

10:34 a. m.  
Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Lukas, ¿qué decir del reaggeton?. Para no ser despectivos a priori, uno indaga sus orígenes, cómo nace: de la calle, de la soledad multitudinaria de los chicos que no saben qué hacer con su tiempo y que generalmente carecen de alternativas para ampliar sus horizontes de vida.
El Jazz nace de la energía negra y en sus momentos iniciales, es despreciado por el racismo imperante. Hoy el Jazz es música reconocida como exquisita: allí está Charlie Parker, Cecil Taylor. Y sabes respecto a la performance, encuentro a ésta prodigiosa cuando se nutre de música, si es desarrollada con imaginación....

Abraxo en estos días últimos del 2007.

5:54 a. m.  
Blogger Agurdión said...

Sobre el reaggeton, tengo que decir que no me gusta nada, aunque es una opinión personal. Es, obviamente, una creación cultural respetable, y entender el porqué de su nacimiento y sus fundamentos formales puede ser interesantísimo.
Ahora bien, como música, carece de todo lo que yo necesito: formalmente renuncia a matices, renuncia a jugar con el silencio; por otra parte, el planteamiento no es reflexivo, individual, introspectivo... es todo lo contrario: multitudinario, un emblema de identidad. Quienes defienden el reaggeton no lo hacen en base a la belleza de la forma, sino por su éxito como bandera de un grupo social. Yo no valoro esto ni positiva ni negativamente, sólo es una constatación.
De hecho, la música popular, que ha existido siempre, lo ha hecho con estas características. El jazz participó en su origen de este planteamiento, aunque hoy en día ha adquirido un perfil muy académico. Un saludo, Rain y Lukas.

12:13 p. m.  
Blogger lukas said...

He releído a Sloterdijk y sus reflexiones sobre la música (ver nueva entrada del día 2), ojalá escriba todo un volumen sobre la música. Ahí se dice que sólo la música nueva (= contemporánea, de vanguardia) y el jazz o la música-performance, son capaces de aventurarse en mundos tonales, son tipos de música que salen al espacio abierto y se enfrentan con el ruido del mundo, con mejor o peor fortuna. La música pop o la música ambiental realizan la operación contraria, son músicas que buscan el seno materno, el refugio contra esa intemperie, y por eso no quieren saber nada de experimentos, no quieren arriesgar nada, quieren el embotamiento, el claustro. El minimalismo para mí es el mejor ejemplo: una música que ahonda en latidos, una música que se resguarda de atonalismos, porque todo lo que no late igual es causa de estrés...

Con las nuevas subculturas pasa algo similar: se busca un refugio en el grupo, en la zahúrda de la comunidad, no se cuidan formas ni matices porque lo que importa es el rechazo de ese mundo que exige demasiado. El reggaeton me parece horrible porque intenta tapar con ruido y palabrotas el ruido civilizado, con lo cual no hace sino aumentar el pandemonium. Rain, perdona que te diga, pero esta subcultura nunca alcanzará el nivel del jazz, que también vino desde abajo. El jazz tiene ahora dos vertientes: el jazz comercial, sobre todo con voces femeninas y pianistas de moda; y los francotiradores que son los herederos del free jazz, los más aristocráticos. No sé por qué se decía antes que el jazz es mierda para estudiantes, a mí no me parece nada académico (aunque en mis años universitarios fui a algunos conciertos de ese tipo).

SAludos y feliz año a todos.

10:54 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home