jueves, mayo 31, 2007

Sin sentido

Pienso que una de las cosas por las que me aficiono al jazz, y en especial al free jazz, es por esto mismo, por el sinsentido de la vida y de todo; que no hay nada que justifique estos actos, que no hay más allá, que todo se agota en el instante, que el futuro es una ilusión.



Como este disco de Ornette Coleman en donde los músicos parecen ir cada uno por su cuenta, y en donde sin embargo el resultado es algo más que la suma de sus momentos. La música suena, suena a su manera, y el oyente capta las ondas y sabe que es algo bueno, no decididamente hermoso, y sin embargo, queda el vacío en el centro del cuadro, y la tierra sigue su rotación, sin cesar.

Y me asaltan los recuerdos y los sueños son más vívidos y vuelvo a estar de viaje y hago recuento de los que me han traicionado, y sé que esta melodía no durará, y suena una flauta de los años sesenta y la gente pide paz, y nada es cierto.

Porque nada puede ocurrir, es todo energía y energía mental y cruce de neuronas, y alguien hace que repitamos un mantra, un hombre pequeño con el pelo rizado y blanco, que la va de sabio, y entona

el alma está en el cerebro
el alma está en el cerebro

Yo, que nunca me acostumbré a los dogmas, me quedo callado, quizás me retire a un lado, oigo llover, suena el susurro de Sciarrino, eso que llaman más acá, y qué aburrida es la música nórdica, es el frío, es la falta de luz, es la falta de mediterráneo.

Me veo otra vez jugando a la pelota en la calle, escupiendo y mi madre no seas judío, y de nuevo alguien se acerca para robarme las canicas, y mi madre me compra sobres en donde vienen los cromos de Willy Fogg, y el álbum siempre se quedará con cuadros vacíos, la vida es una película, años después descubro qué clase de película, una peli porno con una alemana que es morena, tal vez sea turca en realidad, y tres maromos en un cuarto de baño, uno apoyado en una bañera y ella les chupa las pollas y ellos la manosean a placer y ella se abre a la influencia de Occidente, que actúa siempre sin escrúpulos, y en las casetas del Retiro buscan a la Reina de África pero alguien dice que tal vez no exista, una mujer negra con las tetas grandes y fláccidas y una mina que explota bajo sus pies y todo sale por los aires y un soldado que tiene ocho años se esconde detrás de unos arbustos polvorientos: África.

No sé cómo voy a salir de este atolladero, tal vez ya no pueda, no sé qué vas a hacer tú, yo me quedo aquí, miro al cielo caliente, en las fotos ella sale aceitosa, tal vez es el amarillo del calentamiento global, ella estudia ella quiere ser rica ella se pasea con el perrito, astucias, pornografías para ser más feliz.

Bryson y su apartado sobre cómo medir la Tierra: cotilleos protagonizados por mamarrachos, casi todos anglosajones. La ciencia deja mucho que desear.



¿Sabes lo que te digo? Voy a leer Cathedral de Carver, y dejarme de tonterías, la política es el agua sucia del río, la pequeña política de 24 Horas de Fermín Bocos, es como estar aún en el siglo XIX, Navarra, el País Vasco, la desintegración de España, por favor...

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martes, mayo 29, 2007

Pausa

El domingo caigo enfermo, en la tarde tengo fiebre y he de ir directo a la cama, tengo temblores, el cuerpo se manifiesta, hay algo que no marcha bien, 38.4 º, hay algo que no va. Por la noche sudo mucho, tengo algo así como delirios, en donde hay dos posibilidades y continuamente paso de una a otra y es como ir hacia la roca, al hueco que deja la piedra; y apenas puedo conciliar el sueño porque el cuerpo tiene que deshacerse de la calentura, y eso lleva su trabajo. Y cuando me levanto el lunes por la mañana siento el cuerpo como apaleado, y la barriga hecha un lío, como el día anterior; el domingo se esfumó, un día perdido, un día menos en la vida... La vida en su intensidad son pocas horas, en realidad. En la noche traté de escuchar Música de nadie pero no me pude concentrar mucho, y lo que sonaba era más bien pesado, como si luchara por expulsarlo, esa sensación de pesadez todo el día, como un saco de piedras que tengo que arrastrar eternamente.

En la noche sueño con mi padre, mi padre que llama a mi madre porque está en la oscuridad.

Escucho, para animarme, la Séptima de Beethoven por la BPO dirigida por Karajan, una versión de los años 60, potente, de una energía avasalladora, como la que se merece esta obra de un impulso tremendo, en la danza está, tal vez, la verdad del día.

Enrico Rava toca la trompeta, de fondo.



Leo a Bryson, su breve historia de casi todo, en donde se muestra como un adelantado divulgador científico, y eso que es algo de los últimos cinco años. Y tengo esperando los sesenta y cinco cuentos de Nabokov...

Sí, la felicidad es posible.

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viernes, mayo 25, 2007

Arte o muerte

Dice Peter Stein que el arte es lo único que justifica la existencia. Hay otros motivos por los que vivir, te dirán que el amor es esencial (si es que algo hoy puede considerarse así), pero sólo el arte es capaz de enriquecer una vida que se precie. Dijo Xavier Güell en la presentación-despedida (presentación del concierto de Zender, el pasado 12 de mayo, en la sala de cámara del Auditorio Nacional, Madrid; despedida del ciclo Música de Hoy de esta temporada 2007) que la aventura estética de la música contemporánea es la Aventura del hombre contemporáneo, no hay otra que merezca la pena. Y qué pocos somos los que estamos en ello, si se juzga la asistencia de público a ese concierto especial que traía por primera vez a España a Zender como director-autor (¡y tiene 71 años!); y qué decir de los cuatro gatos que habíamos el día 11 en el recital de Yukiko Sugawara, la pianista mágica capaz de sacar al viejo teclado las sonoridades más sorprendentes.


Andy Warhol, Self-Portrait, 1964.

Visito la sala de exposiciones de Cajamadrid para ver algunos retratos del último siglo, el único siglo que me concierne, el siglo XX y los pocos años de éste. En el sótano están las sombras de Warhol, el artista más influyente del arte posmoderno en el aspecto visual; en la planta de más arriba, un autorretrato de Lucian Freud con dos niños al fondo; hay una Venus de la época capitalista de Otto Dix, que es la pintura más satírica del conjunto. En la época de la reproducción automática de las imágenes, los viejos artistas y los más nuevos han tenido que ingeniárselas para seguir obteniendo el aura perdida. Y ahí están las pinturas de Francis Bacon, tan turbadoras como el primer día.

En la Galería Fúcares de Madrid hay algunas fotografías de Candida Höffer, en donde la artista alemana fotografía edificios culturales en ausencia de gente, en el silencio de sus propias obras calladas, libros, biblioteca de Weimar, iglesias portuguesas de un barroco exaltado, también en Brasil hay maravillas que retratar. Me paseo por las salas, cruje la madera bajo mis pies, estoy solo rodeado del silencio y el leve zumbido de los ordenadores portátiles, en un espacio que se expande conforme lo recorro, que se encoge al pensarlo de nuevo, y me gustaría estar allí, en esas salas inmensas llenas de fantasmas, del pasado que chisporrotea.

En otra sala mayor, la de la Fundación Telefónica, están los cyborgs de Nam June Paik, esas máquinas electrónicas que funden lo muy viejo y lo más moderno del siglo XX, las radios y televisores vintages haciendo un guiño a los aficionados, las estatuillas y los budas en su zen particular, la película ZEN el fondo blanco la tela callada en su zumbido electrónico, el caballero la armadura metálica toda llena de su detritus de civilización John Cage las setecientas torturas de la humanidad la luz cenital el exorcismo para Joseph Beuys, que se muestra en la pantalla, su fantasma.

Del otro lado hay un abismo, temblamos porque intuimos lo que nos aguarda, ese vacío esa eternidad cansina como nuestro presente en el Consumo, nos espera una frialdad una oscuridad de siglos, es la muerte la tenebrosa, es lo que siempre nos negamos a aceptar, por eso el arte por eso la construcción de la Obra, por eso estamos aquí.

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jueves, mayo 24, 2007

Deep in the woods


Bill Bryson es uno de los autores más divertidos que uno puede leer en estos momentos, aparte que uno aprende muchas cosas en sus libros, como sabrán quienes hayan leído su bestseller Una breve historia de casi todo. Siempre he sentido fascinación por los bosques, desde los tiempos en que leía a Stephen King y aquellas historias terroríficas ambientadas en algún bosque impenetrable; King y su inseparable Maine. Pero ocurre que donde vivo apenas hay árboles (sí, y ahora con la fiebre constructora, ya no quedarán ni arbustos), así que es todo un placer adentrarse en un libro como A Walk in the Woods (Black Swan, 1998), en donde nuestro hombre nos anima a que le sigamos en las aventuras que correrán él y un amigo, un viejo compañero de fatigas llamado Stephen Katz, y que es realmente un impresentable. El viaje es nada menos que a lo largo de la Ruta Apalache, esa cordillera que recorre todo el este de Estados Unidos pegando a la costa, y que atraviesa al menos catorce estados. Un sendero que es uno de los más largos y viejos del mundo, y que encierra una enorme riqueza de flora y fauna. Los dos excursionistas emprenden la aventura a comienzos del mes de marzo y la travesía les llevará unos cuantos meses, desde Georgia hasta Maine, allá cerca de la frontera con Canadá, ¡qué envidia me dan!



Como estoy leyéndolo en el original, me doy cuenta --una vez más-- de lo torpes que son las traducciones al castellano, sobre todo cuando tienen que abordar una obra humorística como la que nos toca. (También me pasó esto con La conjura de los necios, en el original te ríes en voz alta, mientras que en la traducción es otra cosa.)No sé, pero hay algo en la cultura yanqui que es intraducible a otros idiomas, ya que en momentos de jerga, eso es tarea imposible (como cuando andan por el profundo sur, y una pareja colgada les coge en su coche cuando hacían autostop, esta jerga del sur, que aparecía en la novela de Toole, es algo realmente risible). Las bromas que se traen los dos viajeros también son difíciles de plasmar en nuestra lengua, menos ágil y con otras costumbres, sin esa manía por las marcas (y con otras marcas, al menos). Bryson pasa fácilmente del tono científico (como cuando hace una hermosa elegía por los bosques de esta zona, y por el castaño americano ya desaparecido) al tono jocoso, más mundano, y en ambos nos consigue deleitar, ¡es un fenómeno quien esto puede! Hay pasajes realmente divertidos y en donde no puedes evitar carcajearte, como cuando están agobiados en esa casa de literas, y describen el lugar, y alguien les da la bienvenida al Stalag... O como ese otro, en Gatlinburg, un pueblaco muy americano, en donde Katz ya se había hecho planes para ver Expediente X a sus anchas...

Porque una de las cosas que más risa da es precisamente ese tono distendido, ese bascular entre la civilización de moteles y demás fealdades de la vida civilizada, y ese silencio y esa profusión de hojas que supone estar dentro del bosque de turno. Parece que nuestros personajes estén deseando en todo momento encontrar la próxima carretera y dormir en una cama, pero luego Bryson se pirra por volver al camino de tierra y sentir el aire y los pájaros y las inclemencias del tiempo, y lo dice bien claro: es feliz.

El lector también lo es, y como pocas veces durante una lectura que es también un ameno y divertido viaje por una de las zonas más hermosas del planeta.

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lunes, mayo 21, 2007

Fragilidad

una música frágil
anat fort y su piano melancólico
morton feldman y sus memorias triádicas
yo quisiera que todo volviera a la normalidad pero ya es imposible algo se ha roto y no lo solucionará ninguna inyección
una fuente y el niño que fui tendido junto a la acequia para escuchar la infancia
una voz la de mi madre llamando para la comida
el canto de un pájaro al atardecer
william alwyn y sus preludios tocados por john ogdon
esa niña maravillosa que me vende los discos en el rastro lleva su cartera colgada del costado y saca cambio para devolverme
la niña que nunca tuve
porque era demasiado frágil para el peso del mundo
y clifford curzon en el quinteto op. 44 de Brahms
y las sonatas nº 13 y nº 14 de Schubert por Ashkenazy
en mitad de la tarde que huele a rosas muertas
ahora sólo quedan los malos sueños, cuando hay sueños y puedo descansar porque el resto del tiempo me quedan las ideas obsesivas y el darle vueltas para nada
a lo que no hice
hubo un tiempo en que fui feliz, o me lo pareció
un tiempo sin responsablidades
y me tendía en el suelo en las largas tardes de verano con los gatos alrededor
y mi padre también se echaba la siesta
y estábamos todos al completo
las ausencias
las muertes sucesivas
el vacío que queda cuando no queda nada
los recuerdos son fantasmas
pero es lo único que tenemos, el hilo que aún nos une
a los que se van
no sé adónde van los que mueren
un viaje todas las noches alrededor de la felicidad, una música como lluvia lenta y qué bien huelen las higueras

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miércoles, mayo 16, 2007

La muerte únicamente

La muerte ha entrado en mi casa
Casi de madrugada y casi a escondidas
¡Hamlet ha asesinado al sueño!
Ahora ya no puedo dormir

De repente todo tiene un tono sombrío
Cuando llega la noche un escalofrío me recorre
Aunque nada que ver con el temblor de la noche fatídica
Cuando Hamlet se despierta agitado por mil demonios
Malignos

Tuve un presentimiento
En mitad del camino
Y antes de acostarme
Sabía que algo terrible --gatos negros enfurecidos
Me acechaba

Ahora sólo me queda su punzada
Los malos sueños
El golpe de conciencia
El ruido y la furia de la existencia

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viernes, mayo 04, 2007

Infiernos

Bernard Pinault el rey de la prostitución occidental en la portada de EP[S]
y las niñas que esperan a los occidentales en los paraísos artificiales, en los resorts para turistas con dinero
y las niñas que se dejan pasear por un caballito blanco en la feria del lugar
no tengo ganas de salir a la calle, hay estragos
salgo a la calle y en la cara me da una radiación que me deja medio ciego
y en el puente viejo encuentro a Ralph que me dice que va al hospital, está muy mal, los músculos le duelen por eso dice que siga que él apenas puede caminar
yo en Málaga a principios de los 90, casi no puedo caminar y tengo que pararme y el cansancio es tal que me tengo que echar en la cama
porque el amor es un deporte de riesgo
querrás decir el sexo
hay un hombre apostado en la esquina espera a que baje la mujer para sacarle unas fotos
o mandarle un troyano al correo electrónico y que reviente su ordenador
THAT'S RIGHT
en el sueño estoy ahí sentado y de repente viene un obrero del ayuntamiento a cavar una zanja justo bajo mis pies
nos tenemos que ir pero en el otro lugar, frente a la charca de los patos, también empiezan a abrir una zanja
y entonces no aguanto más y maldigo a los mierdas que trabajan para el ayuntamiento
lameculos de los concejales de turno
y miro el techo desconchado y sé que vendrá un obrero a derrumbar el edificio para hacer un chalet de lujo
y digo que me voy de la puta Nerja que es nada más que prostitución
las calles llenas de turistas que sólo buscan una cierta atracción de la mirada
un objeto de exclusividad
la música no me relaja me pone más nervioso
y cuando doy la espantada sólo me sigue Coll, un viejo compañero del colegio, que me entiende
me hubiera gustado que Celia también viniese, pero no quiere ser descortés
así que le digo a Coll que no aguanto más el ambiente pedorro y prostituto del lugar y que me voy a Madrid definitivamente, aunque allí tenga que estar rodeado también de otra gentuza, pero al menos será un cambio de aires y al menos estaré en una metrópoli
el dolor que llena el mundo es tan incomprensible
la música que llena este cuarto
es tan hermosa

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miércoles, mayo 02, 2007

Para no pensar

Otra forma de ver la cosa es que: escucho ese tipo de música para no pensar, para abolir el sinsentido del mundo, de las cosas y su exaltación paranoica, y adentrarme, sumergirme, en el exceso de sentido de las casualidades, de los azares sonoros.

Como este concierto para piano nº 1 de Tchaikovsky por John Ogdon y la Orquesta Philharmonia dirigida por Barbirolli, EMI, año 1963, el año en que mataron a Kennedy y mi abuelo se ahorcó, por un exceso de sentido.

O la sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak, en versión de BPO dirigida por Fricsay, en la portada del vinilo la foto del director y al lado un paisaje borroso, tal vez un territorio indio en donde se reúnen los conspiradores de la noche para tener sus charlas sagradas con el mescalito...



Y entonces estalló la tragedia, en el año 1968, en un pequeño pueblo de la América civilizada, una joven hace estallar la oficina de correos y se lleva por delante a un médico, un ciudadano normal y civilizado que no tiene nada que ver con esta guerra, Vietnam mon amour. La novela se llama Pastoral americana y es del Philip Roth, el mejor novelista de Estados Unidos.

No quiero pensar en que un día todo esto estallará y significará el fin del universo, y me da igual que en 2479 se produzca el ansiado encuentro con otras civilizaciones, entonces ya no quedará más que un fino polvo sobre el polvo del polvo...

La mujer de blanco, la suavidad, l'été 1968, Leo Ferré...

Encuentro una fotografía de los tiempos heroicos, un campo unas flores un saltamontes era yo mirando al arroyo, era ese arcoiris que me acompañaba al otro lado del mundo, el lado oscuro de la red, era la tonada de todas las tardes con los pájaros melancólicos saltando de rama en rama, de cable en cable, es producto de su sentido.

No me puedo dormir porque tengo una inquietud, los días pasan sin saber el peso exacto de las cosas, el peso del mundo es tan elevado y sin embargo no se nota hasta que no estalla un edificio de cinco plantas a las seis de la mañana, el peso de las cosas que están muertas, y la gentuza de Malasaña se enfrenta con la policía, el botellón es nuestra diversión, los que quieren dormir que se jodan, freedom of choice!

Para no pensar he salido a la terraza con una taza de café humeante en las manos como en los pedorros anuncios y miro a la luna que está borrosa con lo cual mañana lloverá, llovió todo el domingo, se llamaba Marina, en lo sueños ella se lo hace con tres sin ningún remilgo, pero antes tiene que prepararse para salivar en condiciones y se mira el chumino por si está en condiciones, él le dice estás seca, y ella se mira al espejo por si falta algo, para no pensar he desechado los placeres banales de las tres de la mañana, Paul Auster, todos tus caprichos.

Las mujeres envejecen antes, a no ser que se metan en sesiones interminables de sentido de la estética, Hegel no está para las masas, las masas obligan a que los policías salgan a deshoras y se empleen con fuerza, el hombre dice que ya no puede más, yo no quiero pensar, Anthony Braxton y su música con una orquesta creativa.

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