miércoles, mayo 02, 2007

Para no pensar

Otra forma de ver la cosa es que: escucho ese tipo de música para no pensar, para abolir el sinsentido del mundo, de las cosas y su exaltación paranoica, y adentrarme, sumergirme, en el exceso de sentido de las casualidades, de los azares sonoros.

Como este concierto para piano nº 1 de Tchaikovsky por John Ogdon y la Orquesta Philharmonia dirigida por Barbirolli, EMI, año 1963, el año en que mataron a Kennedy y mi abuelo se ahorcó, por un exceso de sentido.

O la sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak, en versión de BPO dirigida por Fricsay, en la portada del vinilo la foto del director y al lado un paisaje borroso, tal vez un territorio indio en donde se reúnen los conspiradores de la noche para tener sus charlas sagradas con el mescalito...



Y entonces estalló la tragedia, en el año 1968, en un pequeño pueblo de la América civilizada, una joven hace estallar la oficina de correos y se lleva por delante a un médico, un ciudadano normal y civilizado que no tiene nada que ver con esta guerra, Vietnam mon amour. La novela se llama Pastoral americana y es del Philip Roth, el mejor novelista de Estados Unidos.

No quiero pensar en que un día todo esto estallará y significará el fin del universo, y me da igual que en 2479 se produzca el ansiado encuentro con otras civilizaciones, entonces ya no quedará más que un fino polvo sobre el polvo del polvo...

La mujer de blanco, la suavidad, l'été 1968, Leo Ferré...

Encuentro una fotografía de los tiempos heroicos, un campo unas flores un saltamontes era yo mirando al arroyo, era ese arcoiris que me acompañaba al otro lado del mundo, el lado oscuro de la red, era la tonada de todas las tardes con los pájaros melancólicos saltando de rama en rama, de cable en cable, es producto de su sentido.

No me puedo dormir porque tengo una inquietud, los días pasan sin saber el peso exacto de las cosas, el peso del mundo es tan elevado y sin embargo no se nota hasta que no estalla un edificio de cinco plantas a las seis de la mañana, el peso de las cosas que están muertas, y la gentuza de Malasaña se enfrenta con la policía, el botellón es nuestra diversión, los que quieren dormir que se jodan, freedom of choice!

Para no pensar he salido a la terraza con una taza de café humeante en las manos como en los pedorros anuncios y miro a la luna que está borrosa con lo cual mañana lloverá, llovió todo el domingo, se llamaba Marina, en lo sueños ella se lo hace con tres sin ningún remilgo, pero antes tiene que prepararse para salivar en condiciones y se mira el chumino por si está en condiciones, él le dice estás seca, y ella se mira al espejo por si falta algo, para no pensar he desechado los placeres banales de las tres de la mañana, Paul Auster, todos tus caprichos.

Las mujeres envejecen antes, a no ser que se metan en sesiones interminables de sentido de la estética, Hegel no está para las masas, las masas obligan a que los policías salgan a deshoras y se empleen con fuerza, el hombre dice que ya no puede más, yo no quiero pensar, Anthony Braxton y su música con una orquesta creativa.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Pensar a algunos nos libera
¿o será autoengaño?

10:23 p. m.  

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