martes, mayo 29, 2007

Pausa

El domingo caigo enfermo, en la tarde tengo fiebre y he de ir directo a la cama, tengo temblores, el cuerpo se manifiesta, hay algo que no marcha bien, 38.4 º, hay algo que no va. Por la noche sudo mucho, tengo algo así como delirios, en donde hay dos posibilidades y continuamente paso de una a otra y es como ir hacia la roca, al hueco que deja la piedra; y apenas puedo conciliar el sueño porque el cuerpo tiene que deshacerse de la calentura, y eso lleva su trabajo. Y cuando me levanto el lunes por la mañana siento el cuerpo como apaleado, y la barriga hecha un lío, como el día anterior; el domingo se esfumó, un día perdido, un día menos en la vida... La vida en su intensidad son pocas horas, en realidad. En la noche traté de escuchar Música de nadie pero no me pude concentrar mucho, y lo que sonaba era más bien pesado, como si luchara por expulsarlo, esa sensación de pesadez todo el día, como un saco de piedras que tengo que arrastrar eternamente.

En la noche sueño con mi padre, mi padre que llama a mi madre porque está en la oscuridad.

Escucho, para animarme, la Séptima de Beethoven por la BPO dirigida por Karajan, una versión de los años 60, potente, de una energía avasalladora, como la que se merece esta obra de un impulso tremendo, en la danza está, tal vez, la verdad del día.

Enrico Rava toca la trompeta, de fondo.



Leo a Bryson, su breve historia de casi todo, en donde se muestra como un adelantado divulgador científico, y eso que es algo de los últimos cinco años. Y tengo esperando los sesenta y cinco cuentos de Nabokov...

Sí, la felicidad es posible.

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2 Comments:

Blogger Rain en ZQ. said...

Hay un cuento (me corriges si no es de Nabokov) en el que el personaje se encuentra con el diablo personificado en mujer, que le ofrece la posibilidad de hacer suyas a las mujeres que elija.

Tan esteta Nabokov...

9:07 a. m.  
Blogger Rain en ZQ. said...

¿ya estás mejor?
ayer, yo tuve fiebre y hoy me he recuperado...

9:09 a. m.  

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