lunes, diciembre 24, 2007

Chupar relaja

Cuánta puta y yo qué viejo, voy al mercadillo del domingo y es todo tan patético, a la vuelta pienso que este pueblaco es como un poblachón manchego, tiene mar pero ahora en invierno está de adorno, así que no hay mucha diferencia, vuelvo a casa sin ganas, pensando en cosas sin importancia, canturreando por el camino La Tarara pero con letra porno, la tarara la chupa mejor que nadie la tarara sí la tarara no la tarara puta me la chupa a mí, y llego a casa, y no pasa nada, no pasa nada que no se sepa, la tarara madre me la como yo.

Puede que escuche a Tchaikovski, la Quinta, pero no hay emoción, hace tiempo que eso desapareció.

Por culpa de tanta puta en mi camino, y más ahora en la puta, la puta navidad.

¿Cuántas pollas hay que chupar para presentar el programa de radio?

Me pregunto, y leo un capítulo más de esta novela maravillosa, la argentina del cyber viste como una furcia, tal vez no lo sea, pero viste igual.

Fima, de Amos Oz. Cualquier revista es un catálogo porno, y Cioran tenía razón, esta pareja de viejos, belgas seguramente, por la pinta de puretas que tienen, que van delante de mí, esta perseverancia en seguir vivo, esta indecencia, estos viejos que quieren vivir para siempre, a eso hemos llegado, a la máxima pornografía.

Escuchar a Takemitsu ya me aburre.

Estoy esperando a que venga Elliott Carter a Madrid.

Todo lo demás me resbala, como el aceite de una puta que llega hasta el fondo de la cuestión.

Etiquetas:

5 Comments:

Blogger Madame X said...

A lo mejor te vendría bien chupar unas cuantas pollas y sentirte muy puta. Lo mismo hasta te daban un programa de radio, de esos musicales, para que pinches jazz por un tubo... y otras cosas.

Ser puta relaja. ¿Quieres probar?

... X

8:20 a. m.  
Blogger lukas said...

Los programas de radio ya están todos cubiertos, y lo del jazz, tiene que ser una broma..., los poquísimos programas de jazz son todos de medianoche en adelante, la hora en que las putas están a tope..., es incompatible...

Ser puta qué carajo va a relajar, es el trabajo más tonto del mundo, siempre haciendo lo mismo con gentuza desconocida, siempre fingiendo, y todo por la puta pasta, y encima te pueden matar y si no, te pegan un sidazo de cojones.

Cómo se nota que tú no lo has probado ni tienes conocidas, no dirías eso de lo contrario...

A mí me gusta hablar con putañeros, me dan un poco de pena, y lo que cuentan es tan previsible... Sin embargo, y a pesar de todo, las putas enganchan..., tú de esto a lo mejor sabes algo, aficionada...

10:10 a. m.  
Blogger Madame X said...

Ah, pero esas son las profesionales, que de tonto su oficio no tiene nada. Algunas hasta curan heridas putrefactas. Hay quién lo hace en bata blanca y también cobra una pasta. Por la pasta todos hacemos muchas cosas. ¿O tú trabajas gratis?

No, yo del enganche ése no sé nada. Sé de otros.

Y sí que relaja, sí, cuando delante del espejo te hacen creer que lo eres. De eso sí que entiendo, ¿ves?... porque soy esa aficionada que impone las máscaras a perros tan cansados como tú.

... X

3:50 p. m.  
Blogger lukas said...

En el blog La Casa Giratoria vi una entrada muy buena sobre la prostitución del arte / en el arte, a lo mejor lo has leído. Pues sí, nadie trabaja gratis...

Hay cosas que no entiendo en tu mensaje: ¿delante del espejo? ¿qué quieres decir con eso de poner m
máscaras?

10:48 a. m.  
Blogger Madame X said...

No había estado en la Casa Giratoria. Me ha gustado. Y la entrada sobre la prostitución del arte o como se llame, efectivamente, es muy buena. Todos somos un poco putas. Y el mundo del arte es más sucio que cualquier burdel, créeme.

Para mí una puta (o un puto) merece el mismo respeto que cualquier profesional, cuando la transacción es libre y justa. ¿Porqué su oficio iba a ser diferente a cualquier otro?

Sobre los espejos y las máscaras, te diré que sólo es un juego. Un juego que puede ser muy tierno. Y muy excitante, claro. Ante el espejo un hombre se transforma en puta. Adopta todos sus tópicos. Ropa, maquillaje... Alguien sostiene las riendas, dicta el guión, para que el hombre-puta esté libre de pecado y se sumerja sin culpa -libre- en esta pequeña obra de teatro.

Ese es el juego. Las reglas dependen del deseo de la puta y su guionista. Es como una danza de profunda complicidad.

¿Te ha servido la aclaración?

... X

12:13 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home