miércoles, diciembre 26, 2007

Remate

El Ojo Crítico: lo importante es cantar, expresarse en voz alta, el querido radioteatro, Esther de Lorenzo y Ana Roldán leyendo cuentos de SF de Ray Bradbury e Isaac Asimov, Javier Bergia cantando nanas, la alegría en las ondas, la belleza del crepúsculo, alguna tormenta pasajera, estaba en la terraza y se produjo el apagón, tenía los dedos helados, no sé de dónde vino, esa estrella, escuchar a Cage, sus treinta piezas para cinco orquestas, no sabes de dónde vienen los sonidos, están agazapados y luego saltan y escapan en todas direcciones, Toni Garrido y El Sueco haciendo más livianas las tardes del invierno, navidad dulce navidad, un té de bergamota, te quiero y nunca te dejaré de amar, acabo de leer Fima, de Amos Oz, la mejor novela que he leído en mucho tiempo, yo tenía algunos gatos, en sueños estoy bromeando sobre Maradona, me meto con la puta de la argentina con la que estuve en mi otra vida, y luego recibo un virus vía móvil, una serpiente, un veneno como no podía ser otra cosa viniendo de semejante furcia, voy al cyber y hay otra furcia argentina y, sencillamente, voy a tener que alejarme de su influencia, yo estaba feliz y de repente vino el pozo negro y me hundí en sus negras aguas, los días alcohólicos, quién me dice que no volverán, los cuentos y los días, me acuerdo de mi padre, errores de apreciación, en Nochebuena escucho el acústico de Amaral, desde La Boca del Lobo, Diego Manrique le hace algunas preguntas a Eva, ella canta, con su melancólica voz, hay que escuchar, el verano del amor, canciones de navidad que nos trae Pérez de Arteaga, si no fuera por la radio, qué sería de mí, ahora llueve fuerte, los días son cortos y breve es tu sonrisa, tú no sirves para llenar mi vida, todas hacen el mismo paripé, delante del espejo, se retuercen, se masajean las tetas, no hay pornografía, sólo un triste descenso en ascensor.

Juan Bonilla no está de acuerdo con el decálogo de Vicente Verdú sobre la novela que sirve y la que no, él es un escritorzuelo cómo podría estar de acuerdo, pero la verdad es que si escribes ahora, o escribes según el decálogo, o te arrastras por la decadencia, y esperas que te adapten al cine, o entretienes sin más, y entonces, ¿qué haces con la otra vida acuciante que es la única realidad? La literatura, la narrativa, es el yo y el fragmento, nada más, lo otro es impostura.

Porque soy, te detesto, bebo mi vino, me acuesto, tengo pesadillas, tatuajes serpientes y virus y felaciones y películas porno para animar el cotarro.

Venga, enciende la radio.

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3 Comments:

Blogger Madame X said...

Nunca escucho la radio.

8:33 p. m.  
Blogger lukas said...

Nunca veo la tele.

La radio cansa, como todo, pero se puede soportar mejor, al no tener la tiranía de las imágenes.

¿Por qué no escuchas la radio?

10:50 a. m.  
Blogger Madame X said...

Tampoco veo la tele, salvo raras ocasiones.

Lo de la radio es una manía, porque en mi casa alguien dormía con ella puesta y me daba la murga. Y había que aguantarlo por narices. Supongo que será por eso.

Me parece que a ti y a mí nos pasa lo mismo, ¿eh?... estamos temiendo la Noche Vieja. Que te sea leve, niño.

Un beso.

1:47 p. m.  

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