sábado, diciembre 29, 2007

Para empezar el nuevo año

He pensado que, como ya está cerca mi cumpleaños, me podría autoregalar el último libro de Peter Sloterdijk en España. Hace tiempo que no lo leo, y me hace falta.

Escuchando el Concierto para violín de Beethoven (Kyung-Wha Chung, Orq. Fca. de Viena, Kondrashin, Decca, 1980), estoy de acuerdo con el autor de las notas, sobre la maravillosa transición sin pausa que se produce del Larghetto al Rondó final, un momento mágico, lleno de delicadeza, con ese inesperado cambio de tonalidad y el despejamiento de todas las sombras que han planeado en los dos movimientos previos (y el allegro del primer movimiento dura más de 19'); aquí Beethoven se entrega a la alegría, al ingenio imparable, a la felicidad posible. Y este cambio es tan sutil, pero decidido, que pensamos: ¿acaso nuestra desdicha no podrá alzar el vuelo también, y largarse para siempre?

Hasta el próximo año, pues.

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2 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Como en un allegro sostenido, esa posibilidad se torna cercana.


Inmensos abrazos.

5:58 a. m.  
Blogger Madame X said...

No se puede expresar mejor que como lo ha hecho rain.

Delicioso el concierto de violines. Merci.

... X

9:44 a. m.  

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