miércoles, marzo 25, 2009

Rabia y descarga

Madrid no me mata, ciudad de putas de mierda de música rara, estamos todos tirados en el suelo, en las incómodas sillas apenas queda nadie, alguien ronca mientras los músicos no dejan de tocar, y parece que es siempre la misma frase, una y otra vez, con minúsculas variaciones, una y otra vez, pasa una ambulancia, un coche de policía, luego el rugido de máquinas, la gente no tiene conciencia de qué pasa, el tiempo discurre muy lento, las descargas van a 222 kbps, eso es relativamente rápido, pero a veces Rapidshare va más lento y un disco tarda 38' en descargar y eso da rabia, ganas de matar a un chino, un prostíbulo, una mafia, luego en el autobús hay que aguantar estos apretones, doy un empellón a un tipo que pasa y casi lo echo a la carretera, miro atrás y me sonrío, se tuerce en un gesto de dolor, es un maldito viejo, en la cocina desayuno pan negro alemán lleno de semillas, de algo que no sé qué es, entro en el Lidl y todo es más dulce, aunque huele a algo indefinido, y tienes ganas de salir afuera y una vez en el patio, la gente que se cree que está en un concierto de música india, pero es sólo Feldman, para su amigo Philip Guston, y son casi cinco horas y hay poca gente al final y en la pantalla proyectan imágenes de cuadros de este inocente, cuadros de ALGUIEN que aprendió a pintar de nuevo, un hombre que fuma, una cabeza roja como un tomate, un cigarro que es toda su medicina, hay un hombre abajo que se llama Xavier Güell y luego entra al bar en donde estamos reunidos y saluda y luego entran los maravillosos músicos del Ensemble Recherche de Freiburg y se van a la parte de atrás y más tarde viene Güell y tiene la cara roja y luego viene un ángel y se posa en mi hombro y me dice Mingus Ah Um, y tengo que bajar las manos hasta el nivel del suelo y luego alguien se bebe la cerveza casi de un trago, suena de nuevo Galliano en el equipo, es siempre la misma canción, que se llama Spleen y luego se llama Ballade pour Marion y luego Libertango, y no es París ni Buenos Aires querido sino una ciudad de nadie, un amor de contrabando, la noche tiene los colores de esta partitura, la negra a 40, tienes los labios mojados y una media sonrisa, dices que alguien se ha ido para siempre, pero nadie se va para siempre, no hay un nunca jamás y un hasta siempre, es algo más sutil, es la última sonata para piano de Schubert y su escalofriante primer movimiento que toca Aki Takahashi con esa dulzura de las cosas nuevas y eternas a la vez, y entonces bajamos la escalera y nos metemos en el subte y vamos abajo, adonde se pierde el movimiento.



Philip Guston :: Friend- To M. F.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo también te he encontrado buscando unas cosillas de música. maestros antiguos.

es tarde, mañana te leo

palencia

4:25 a. m.  
Blogger Carlos Alberto Elías Rázuri said...

Oe, tío saca el fondo negro de tu Blog.. ¿O lo haces por joder o para que no te lean?

1:59 a. m.  

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