miércoles, septiembre 22, 2004

La radio, la noche

Anoche, en la radio, estaba anunciado un concierto que consistía en una obra de Schubert, su famoso ciclo de canciones Winterreise, sobre poemas de Wilhem Müller. Pero daban otra cosa, y no parecía terminar, y en la mitad de espera dí con otro concierto desde una emisora que hablaba en francés, pero era desde Marruecos, obvio, y el concierto era también de música clásica, con la Orq. Sinf. de Berlín dirigida por Vladimir Ashkenazy; y sonó primero Stravinski y luego, ah, mi favorito, Takemitsu, con una pieza para violín y orquesta, Far calls. Coming far. Pero lo cortaron antes del final para dar las noticias,eran ya las once de la noche, y al rato cambié y ya había comenzado lo de la Clásica..., la voz de Thomas Hampson y un pianista que no me sonaba su nombre. La radio que uso ahora se escucha regular, pero la grande que tenía, que iba perfecta, ya no tiene antena, por lo que es mucho peor todavía... En fin, transcurrió una hora, hasta la medianoche, entre canciones hermosas, tristes, bucólicas, que hablan de amor frustrado, de flores, de veletas y hasta de un organillero que busca también su camino. Porque sólo en camino, sin rumbo aparente, se logra el conocimiento. El poeta, el enamorado, saben que hay que seguir adelante, y que la nieve no es obstáculo, que hay penas que pesan más, y hay luces más dañinas que las de esos días de sombras...



Hay luego una versión de esta obra realizada por un compositor y director de orquesta, Hans Zender --de la que existen al menos dos grabaciones discográficas-- que me gusta casi que más que el original. En esa sucesión de escenas de fuerte expresionismo, las canciones han sido re-musicadas, se les ha añadido una instrumentación muy rica en matices, y casi se puede sentir el viento en el campo, las campanas en esos burgos que atraviesa el viajero, la explosión sombría en la madrugada... Todo un acierto, que no supone ningún sacrilegio para la obra de S., todo lo contrario, es un enriquecimiento.