sábado, septiembre 18, 2004

A veces el jazz...

Anoche en Radio Clásica, el habitual programa de jazz que conduce "Cifu" dio la sorpresa de poner el concierto de la Vienna Art Orchestra que dio no hace mucho en una sala de Viena, la Porgy & Bess. En programa, y durante una hora intensa --demasiado, me parece, para esas horas de la noche, aunque sea fin de semana-- temas, transcripciones de obras de Duke Ellington, realizadas por el líder de esta formación, Mathias Rüegg. Un suizo que se afincó en Austria para no hacer el servicio militar, y que desde hace más de veinticinco años se ha rodeado de músicos muy dispares procedentes sobre todo el viejo continente. El sonido de la VAO no es el típico de otras big band, ellos son más "intelectuales", en el sentido de que no dudan en acudir al repertorio de la música "clásica" para sus composiciones; y también tienen una concepción de la música muy lúdica, como decía el presentador, se divierten realmente tocando, y esto también se nota en los títulos de sus distintos discos, entre los que destacan El minimalismo de Erik Satie y From no time to ragtime. Lo que sonó anoche no me era muy conocido, la verdad es que el jazz no es lo que más escucho, y me gustan cosas muy concretas, más del lado de la vanguardia..., pero me resultó refrescante y diferente, con la VAO siempre está asegurada la diversión. Recuerdo que hace años ya escuché con intensidad un concierto de este grupo, como punto final de una jornada radiofónica dedicada a los mil años de Austria.

El jazz es todo un continente que tengo que descubrir, aunque siempre digo esto, y nunca lo consigo. En un tiempo Juan, un "amigo" que vivía por aquí aunque nacido en Madrid, me iba a introducir en este mundillo, pero luego por circunstancias de la vida dejamos de vernos. Jose el kiosquero también sabía algo de jazzmen, pero también dejé de verlo; parece que hubiera algo que me impide conocer de verdad esta gran laguna musical que tengo. Este programa de radio es más bien para entendidos... Y las colecciones de los kioscos son erráticas. Pero el jazz me atrae, cómo no, y es extraño...