martes, octubre 26, 2004

Esa magia



Qué placer es siempre escuchar La flauta mágica de Mozart, ese singspiel delicioso, esa "ópera" que ha sido siempre mi favorita, pero que no he podido ver nunca en directo, una vez estuve a punto, pero al final me la perdí, y la verdad es que daría lo que fuera por encontrar otra ocasión... En disco tengo la versión de Karajan (D.G.), que es excelente, y otra más, por Karl Böhm, pero no entera sino con momentos destacados. Estuve escuchando precisamente ésta, y una vez más tengo que decir que prefiero por encima de otros pasajes ésos en los que interviene Papageno, el pajarero, el rústico y pagano, con su caramillo y su jaula, con su traje colorido y su fresca personalidad. Tres de estos momentos están en el disco, el de su presentación, otro que es un aria, y el famoso y divertido dueto con su alma gemela, Papagena, Pa-pa-pa, una de esas genialidades de un músico en la plenitud de su vida y obra.

Por debajo de todo este juego instrumental y vocal hay un marcado simbolismo, pero al oyente que se acerque por primera vez, o que no quiera adentrarse en misterios insondables, que se deje llevar por esa flauta, por esa fuerza del aria de coloratura de la Reina de la Noche, y sabrá que la magia existe.

3 Comments:

Blogger maRia said...

Sí señor, pocas cosas me resultan tan sublimes en esta vida como algunas melodías que me perforan la piel y me inyectan de magia.

8:55 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Puf, precisamente ésta es mi ópera favorita, desde que era una pequeñina; mi pasaje favorito era el pa-pa-pa, me lo ponía continuamente (ahora no sabría elegir sólo una parte...). Sencillamente genial.
Yo también estuve a punto de ir a verla en directo una vez, peeero... mi hermana, mi madre y yo cogimos la gripe y nos quedamos con las ganas. Otra vez será... O al menos eso espero :) Un beso!

María (www.conanimodeofender.com)

10:39 p. m.  
Blogger lukas said...

maRía, acabo de descubrir tu blog, es muy bueno, así que ya lo visitaré a menudo. Me has recordado un poco a esos personajes femeninos de las novelas de Andrés Ibáñez, tan cosmopolitas y traviesas... Has definido muy bien lo que es la emoción en serio...

María, yo tampoco sabría muy bien con qué momento quedarme, el otro día eran esos fragmentos, mañana, quién sabe! Ojalá fuésemos más melómanos y no tan apegados a las imágenes, que parecen invadirlo todo. Por cierto, ¿por qué esas cosas que tanto deseamos, a menudo se acaban truncado?

7:21 p. m.  

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