lunes, octubre 04, 2004

Otro descubrimiento

Después de leer un par de libros en francés (el de A. Nothomb, el de U. K. Le Guin) y alguno más en inglés, y vagar de aquí para allá por las mesetas de Deleuze y su colega, decido volver a la ficción que más me gusta, tras descartar de momento la lectura de Platform de Houellebecq, ya que no lo encuentro en el original francés. Y decidí hacerlo con The Spell de Alan Hollinghurst (Vintage, 1998). Todos los libros de este autor se mueven en el universo gay, pero desde una perspectiva "ilustrada", en donde el sexo y el arte tienen un papel predominante. En esta novela de lenguaje florido y con cuatro personajes masculinos movidos por el deseo en su estado más puro, el lector se adentra por costumbres, paisajes y diálogos chispeantes, en una suerte de comedia fin de siècle, que se caracteriza por sus extrañas vibraciones y las fluctuaciones del placer y los devaneos mentales de cada quien. Aquí en los primeros capítulos encontramos al joven Robin antes de convertirse en un brillante arquitecto (aunque luego veremos que no es para tanto), el Robin al que se le anuncia un hijo pero que se siente más atraído por los hombres. También aparece Alex de visita en la casa de campo de Dorset, invitado por su ex novio Justin, que ahora está con Robin..., el cual vive también con su hijo Danny... Muy bueno es el capítulo 3, en donde se nos cuenta la muerte del anterior amante de Robin, Simon, y de cómo en los últimos días de éste conoce a Justin en unos baños públicos. En el cap. 4 volvemos a la finca rural y a los primeros coqueteos, los juegos de miradas y verbales que encenderán sobre todo a Alex y a Dan. Y después vendrá la historia entre estos dos, con el éxtasis de mediador en un viaje de autodescubrimiento... Lo que me gusta de H. es este desparpajo al hablar de la vida, los deseos, los movimientos en apariencia caóticos, de un cuarteto de hombres que decide vivir su vida a su manera. No gente al margen de la sociedad, sino integrados en ella, con profesiones respetables, con inquietudes comunes, desde un arquitecto que trabaja para gente rica hasta un joven de 23 años que parece haber nacido para los clubs y las pastillas...

El escritor Luis Magrinyà nos dijo algo sobre la literatura como refugio para estos contenidos, en un artículo muy interesante.