lunes, octubre 18, 2004

Paul Klee



Todavía queda un programa como los de antes, quiero decir, como esos programas de la radio que escuchaba de joven, tipo Rosa de Sanatorio en Radio 3, allá por 1988-9. Es decir, espacios de radio en donde no sólo hay música, sino que la palabra se entrelaza con los sonidos para crear una atmósfera especial, que te envuelve y fascina en el mejor sentido del verbo. Eso es lo que hace ahora en la Clásica Ana Zugasti en Sinestesia, que tiene nuevo horario, el domingo a las 20.30 hrs. (aunque ayer fue una hora más tarde). Ya de entrada su voz me resulta excitante, es algo melosa, muy dulce, sí, pero con carácter, y sus palabras se deslizan entre el fondo sonoro, antes de cada fragmento musical. Cuando empezó recuerdo que le pedí a mi amigo Joan Ramón una foto, y él me mandó la que venía en la revista de programación, muy pequeña, sí, pero justo para hacerse una idea de su rostro. Bueno, a lo que iba. El programa de ayer tenía como centro temático a este pintor enamorado de la música, que tocaba el violín en sus ratos libres, siempre en plan amateur. Decía de la música que era su "amante embrujada", y la verdad es que en sus Diarios escribe bastante sobre este arte sublime. Numerosos compositores del siglo XX se inspiraron en sus extraños cuadros para sus piezas, y ayer se pudieron escuchar algunas de ellas. La que más me gustó fue la de Denísov, muy en la línea tenebrosa de su última época, con esa viola solista y esa percusión enigmática. Pero también me gustó el acercamiento de Maxwell Davies, en sus cinco piezas, entre ellas La máquina de cotorreo, que es un cuadro maravilloso que aparece al comienzo de una meseta de D & G (El ritornello). Otros compositores que se han dejado llevar por este clima son Tan Dun y Gunther Schuller, éste con tres piezas de gran riqueza tímbrica. Sin olvidar el juego de Joanne LaBarbara, cantante estadounidense vinculada a John Cage, y que sirve como cortina de presentación del programa.

El arte no está para representar lo visible, sino para hacer visible, decía Klee. La música, podemos decir también, no representa las formas, sino que es el mejor medio para alcanzar las formas y los materiales de que está hecho el universo. La música viene de lejos, nos roza apenas, a nosotros los débiles humanos, y se esfuma de nuevo, lontano. Somos resonadores por los que pasan las vibraciones, el músico como médium de fuerzas que le sobrepasan.

Después del programa, me quedé leyendo un poco, antes de ir en busca del sueño reparador, o trastornador, uno nunca sabe bien, pero la lectura es una ocupación más ardua, aunque el libro sea de lo más tentador.

1 Comments:

Blogger Gabby De Cicco said...

Hola Lukas/JA

qué lindo cuadrito... y no te enojes que lo diga así en diminutivo... hoy estoy así chiquita.... y Klee y ilumina lo chiquito en mí.

Un abrazo,

2:16 a. m.  

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