miércoles, noviembre 10, 2004

Más que intermediarios

La entrevista de anoche en La noche cromática era a Juan Lucas, el director de la distribuidora musical Diverdi. Aparecida en 1990, con el paso de los años se ha convertido en mucho más, una "casa común", como dijo Lucas, en donde además de trabajar con los más importantes sellos independientes del mercado de la música clásica en toda su extensión, también colabora en grabaciones (sobre todo en apoyo de la composición nacional), edita desde hace mucho un boletín mensual, y desde hace unas cuantas semanas, está sacando a la calle, en colaboración con el diario El País, una colección magnífica de música clásica, que abarca todas las épocas de la música occidental llamada culta.

Yo supe de Diverdi gracias a una pequeña tienda de música que estaba situada en la última planta de una librería, Proteo, tal vez la mejor (todavía) de esta ciudad. Ahí estaba Hans, de origen alemán pero afincado hacía algún tiempo en la ciudad. La tienda, como era tan pequeña, no tenía muchos discos, pero él podía pedirte todo lo que quisieras, de hecho, era la vía más segura para conseguir esos discos extraños que en otras partes nunca hallabas. Y la pequeña revista, en donde cada disco tenía una pequeña reseña, era el vehículo imprescindible para el pedido. Fue un buen tiempo, también gracias a él conocí a un aficionado a la música contemporánea, que tenía su negocio allí cerca, y con el cual hablé mucho en el tiempo posterior, aparte el intercambio de discos, etc. Jose, el kiosquero... Luego la tienda se mudó a otra calle, no muy lejos, por debajo del Teatro Cervantes, pero allí había perdido su aura, era una tienda más, y sólo nos pasábamos camino de algún concierto. Por último, le perdí la pista. También al querido boletín, que me informaba de tantas novedades de Wergo, Col Legno, Stradivarius, BIS, Montaigne, por no mentar a los muchos sellos de música antigua o historicista.

No hace mucho, en otra tienda de discos de Salamanca, volví a ver esa revista, en los estantes había un montón de discos de los que distribuyen ellos, y me volvió a recordar aquellos tiempos felices. Un nuevo sello estupendo, en este caso de Estados Unidos, Mode, se sumaba a los muchos que ya formaban parte de su catálogo. Una mala noticia, unos meses después: murió Gian Castelli, uno de los colaboradores del boletín, además de estar en Diverdi desde los inicios. Anoche Lucas lo recordó, y habló de la persona exquisita que fue. Lo que me gustó del responsable, fue que eligió como piezas musicales tres obras muy diferentes, lo que da cuenta de su versatilidad, su educación "salvaje", que es un poco como la mía, salvados los años: una cantata de J. S. Bach; un tema de King Crimson; y una canción de Duparc, Invitation au voyage. Si él pasó del rock sinfónico a Stravinski y Stockhausen y luego fue hacia atrás, hasta terminar en el canto gregoriano..., en mi caso, pasé de escuchar cosas pop y de rock industrial, a la música concreta y electroacústica, luego el minimalismo, la música contemporánea y todos los grandes romáticos, clásicos y algo de música antigua. Puro crisol de estilos, multiplicidad de cantos, sones y "ruidos", que son los que hicieron y hacen la vida más amplia.

P.D. Uno de los discos de la colección citada de El País que más me ha gustado es el de Telemann, en interpretación del magnífico flautista Dan Laurin y el conjunto Arte dei Suonatori. Delicioso.