jueves, noviembre 11, 2004

Sombras y luz



Ayer escuché la noticia de que el asesor legal de la Casa Blanca, Alberto Gonzales, podría convertirse en fiscal general del Estado, en sustitución de John Ashcroft. Sería así el primer hispano en entrar en la Administración Bush, y por la puerta grande, ya que ha estado ligado a Bush desde la época de Texas, y es uno de los máximos defensores del limbo legal de Guantánamo, es decir, que no permitiría cambiar la situación de esos "combatientes enemigos", además de colaborar en todo tipo de medidas ultraconservadoras y de índole casi fascista. Y pensar que este tipo vino de México, que se crió en la pobreza, que no tenían ni agua potable en su casa paterna..., y helo aquí como máxima expresión del Sueño Americano.



También ayer leí en un diario que se publica ahora la poesía completa de Antonio Gamoneda, Esta luz: Poesía reunida (1947-2004) (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Es uno de mis poetas favoritos en castellano. Hace poco leí su Libro del frío, en dos versiones, la de Siruela y la de Germania ed., que incluye ésta un nuevo apartado, Frío de límites, un pequeño giro en el fluir de esta obra espléndida, concisa, de una musicalidad excepcional. Hay unos versos que me llaman la atención:

Entra en tu cuerpo y tu cansancio se llena de pétalos. Laten en
ti bestias felices: música al borde del abismo.

Es la agonía y la serenidad. Aún sientes como un perfume la
existencia.

Este placer sin esperanza, ¿qué significa finalmente en ti?

¿Es que va a cesar también la música?


Recuerdo que hace años asistí a una reunión poética en donde estaba él y otra autora, Gamoneda presentaba su Libro de los venenos, inspirado de alguna manera en una obra renacentista, creo, que le daba pie para alzar su imaginación matérica, recombinar elementos, metales, hierbas de toda clase, órganos e impulsos en una alquimia refinada de gran fuerza expresiva. Recuerdo su voz de hombre mayor, su tempo al recitar, su presencia. Fue un instante de serena felicidad, de momento en el tiempo, y de alguna forma, se hizo la luz. Su palabra, la música que no cesa, llega hasta el día de hoy, muy frío (en algunas partes ya vino la nieve que anuncia el invierno próximo), pero que queda transformado merced a la magia del verbo.