miércoles, enero 05, 2005

Cine cadáver

Qué pena, han cerrado dos salas más en esta ciudad, y eso significa que el imperio del centro comercial, con sus salas como cajas de zapatos y ese olor pringoso de palomitas, se apodera del espectador, que está en su salsa en ese ambiente americanizado. Iba hacia el cine Andalucía, mi sala decadente favorita ahora, y vi que el Astoria, donde durante años ponían esos grandes carteles pintados, estaba chapado; di la vuelta a la manzana y lo que me temía era cierto: también el Victoria ya no está más, mi sala favorita durante años y años, cerró definitivamente. Mierda y más mierda. Al menos, el Andalucía sobrevive, está casi en ruinas, pero ahí sigue, y por paradójico que parezca, es una de las dos únicas salas en donde se puede ver cine en V.O.S. (la otra es la de la Cinemateca del cine Albéniz).

Ya antes cayó el cine Echegaray, y hará cosa de un año, el América Multicines, la primera multisalas de la ciudad. Tantas películas vistas ahí, sobre todo en el América, y tantas en el Victoria, y ahora resulta que sólo queda el Andalucía, un cine enorme, con el encanto de antes, pero ahora ya casi a punto de derrumbarse. El día menos pensado me lo encontraré también cerrado, y entonces, casi que no habrá sitio en donde ver una buena película: ahora, los centros comerciales mandan, el último es el Plaza Mayor, que no conozco ni ganas, además queda en la loma del culo. En el quinto coño, y además, aunque pongan ahí 2046, paso. Y luego está la otra maldición, el imperio del DVD, yo en mi casita me veo mi peliculita: pirateo de discos, que si en la pantalla del ordenador, mierda y más mierda.

Vi Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera de Kim Ki-duk, una producción coreana-germana, que destaca sobre todo por sus bellos paisajes, pero claro, sólo esto no puede mantener una película, y al final todo parece un poco simplón, y lo peor, como decía M.T. en El País, demasiado predecible. Didactismo budista: pasajes de bastante crueldad, pero todo aparece de forma muy fría, y el espectador no se puede implicar en nada. Lo de la historia "de amor" entre el joven aprendiz de monje y la chica "enferma" también sabemos cómo acabará. Y a pesar de todo, me gustó mucho ese último tramo, a partir del regreso del joven que ya es un hombre caído en desgracia, por acción demasiado humana, algo que ya le predijo el maestro. El proceso de redención es bello, y claro, muy lejano a nuestros modos de entender. El otoño en la isla es de una belleza deslumbradora, y del invierno, qué decir, es sublime: algo que nos sobrecoge, y más cuando se ve por fin desde arriba el corazón de hielo, el corazón del dios...

Estoy triste, por varios motivos, por este cansancio vital, duermo poco y todos son molestias. Apenas unos momentos de placer. Deseos y más deseos, pospuestos. Me hartan las discusiones banales, los recuerdos vienen y van como un flujo y reflujo, los malditos... El demonio me guiña un ojo, me seduce al susurrarme que cualquier tiempo pasado fue mejor. Ya no está la vitalidad de los veinte años. Ya nada entusiasma como antes. Sólo al leer la prosa llena de magia de Edmund White, logro apenas sobreponerme: que las palabras puedan provocar un incendio: "Fire, fire!", "Fire fire who?", "Far far you" --diablos, qué juegos de palabras tan deliciosos!--. Sí, me voy a esa isla bizantina, me voy con ese incendiario...

2 Comments:

Blogger Gabby De Cicco said...

Hola Lukas, que te doy el sentido pésame por lo de los cines... y pensar que yo pensé que solamente en Rosario, mi ciudad, se los cerraban. Joder, como dicen por allí.
Es un verdadero bajón. Pero vamos hombre, un poco de ánimo arriba... a pesar de todo... tratemos de filmar otra peli.
Eso intento. Un abrazo, Gabby

12:27 a. m.  
Blogger Unknown said...

Cine + decadencia = melancolía....

Saludos en mi primera visita.

NOTA: mi blog está en obras. Se ruega utilicen casco.

1:00 p. m.  

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