lunes, enero 10, 2005

"Debido a lo compacto que es el sistema, ya no existe el sujeto. Ya no existe lo que podríamos llamar la primera naturaleza, la autenticidad de la experiencia. Cada uno es producto de la segunda naturaleza, de la avalancha de imágenes de los medios de comunicación, etcétera. Y hace tiempo que esa segunda naturaleza ha sobrepasado a la primera". (Elfriede Jelinek en entrevista con Julieta Rudich).

Lo que hace que muchos lectores que se acercan a Jelinek salgan despavoridos, o no aguanten bien a esta escritora, es que para ella no existe la narratividad del siglo XIX e incluso de buena parte del siglo XX, no existe el carácter como lo había en la época de Balzac, por ejemplo. Sólo existe superficie de lenguaje, dice. En mitad de una frase o párrafo, el sujeto que habla pasa continuamente a otro, de forma que el lector (o espectador, en caso de la obra representada, o el oyente de las obras radiofónicas) tiene que deducir el sujeto de lo que éste dice. Tiene que "desmontarlo". Esto ocurre de manera radical en Deseo, que ahora se ha editado en Destino en nueva traducción de Carlos Fortea, el mismo que lo tradujo en Versal como El ansia. En Las amantes, es reacia a colocar mayúsculas, no lo hace al inicio de las frases, y sólo las pone en casos muy concretos. Es algo que le quedó de su época con los experimentales del Grupo de Viena, para señalar la igualdad del valor de las palabras.

Frente a esto, el uso de las mayúsculas en algunos poetas estadounidenses, también en algunos ingleses, y en Edmund White. Parece mentira que estos dos vivan en el mismo planeta...

1 Comments:

Blogger Gabby De Cicco said...

HOla Lukas, gracias por todo estos posts sobre la ganadora del premio nobel.
Te comento que una escritora que también experimento con el lenguaje y con las formas de la novela, fue la brasileña Clarice Lispector. Ama la escritura de ella.
Un abrazo, Gabriela

7:42 p. m.  

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