viernes, marzo 04, 2005

Nothing is real



Pues como hoy ya me encuentro algo mejor, decido entrar de nuevo al mundo sonoro, pero en un mundo especial, el que construye, del que se rodea, el pianista Marino Formenti, en su disco Nothing is real. No es un piano cualquiera, es una caja de resonancias, es una cámara de ecos, según la pieza, según el universo que habita el compositor de turno. Incluso un mismo compositor puede estar habitado por seres muy distintos, según la ciudad o la hora del día. Panta rei. Sciarrino, por ejemplo, del que se ofrecen dos ejemplos: la ligereza casi onírica, sin peso ni grund, de Perduto in una città di aque, o bien la rudeza de Nocturno cruel nº 2: rabia, metal. También John Cage se muestra multiforme, ya sea metiéndole desvarío a la idea, en su collage Music walk, o bien con esa calma como Sciarrino, en One. No hay dos momentos iguales, ni dos teclados que suenen en consonancia, porque están afinados, por ejemplo, con un cuarto de tono de diferencia, como en la obra de Haas homenaje a Ligeti, que tiene sin embargo el defecto de ser demasiado larga para mi gusto, pero que no obstante te llena de esa espacialidad tan cara al maestro. Alvin Lucier, que estará en Madrid el día 8 dentro del ciclo Música de Hoy, presenta dos piezas también, una para piano y vasijas sonoras amplificadas, y la última del disco que es un homenaje a la canción de The Beatles que suena de forma fantasmal en el collage citado de Cage. Strawberry fields forever. Y lo veo desde mi ventana, que es azul y rota, en pico. Quizás el que más me engancha es el más desconocido, el austríaco Roman Haubenstock-Ramati, que en Pour piano crea una plataforma de ruidos diversos realmente hipnótica. Son los ruidos que más me gustan. Algo que rasca, algo que martillea, puede ser un piano, tornillos, una escoba, cables que se vuelven locos y televisores que estallan... como en ciertos sueños. Los artefactos están hechos para estropearse. Al final, el artista estadounidense enamorado de los dispositivos de emisión de ondas resucita el piano preparado de Cage, el maestro de ceremonias a la sombra en este proyecto-realidad.