jueves, marzo 03, 2005

Privación de sentido

Sigo con la relectura de Bernard Noël, este librito tan enriquecedor pero no recomendable para gente autosatisfecha con el estado de cosas. En el escrito Sentido y cultura nos cuenta de forma casi aforística las mutaciones de la modernidad: donde estaba Dios, ha de venir la cultura, donde había espíritu colectivo, ha de advenir el individualismo ramplón. Las Confesiones de Rousseau y la Enciclopedia prepararon el camino para la Revolución Francesa, y estos tres acontecimientos provocaron una mutación del sentido, ya que la revalorización del individuo implica la caída de Dios. Pero la revolución industrial, que tendría que haber liberado al hombre, tras siglos de sometimiento al cuerpo místico de la Iglesia, hizo una deriva fatal que ahora termina por encerrarnos en una cámara mortífera. El sentido fue orientado hacia un valor único (éste es el pensamiento único tan cacareado): el dinero.

"El cuerpo social se degradó en cuerpo económico. La única vitalidad del cuerpo económico es el consumo.
Desde hace decenas de años, todo esto no ha hecho más que acelerarse y hoy día sólo se habla de competencia, competición y ganadores" (p. 74).

Vivimos mejor, ¿pero para qué vivimos? El sentido brilla por su carencia. "Abandonamos el infinito divino para entrar en lo humano interminable".

La sociedad funciona gracias a figuras que son imágenes degradadas de Dios. Divismo. ZP en la Asamblea Nacional francesa. Casi un ídolo para los políticos franceses. La arena se enciende con sus palabras lisonjeras.

Abismo producido entre progreso técnico y ausencia de progreso mental. Nueva revolución industrial, la informática: máquinas inteligentes quieren suplantar las funciones propias del cerebro razonable. "Si dicha revolución se orienta una vez más sólo al beneficio, producirá no ya nuevos pobres sino una subhumanidad" (p. 75).

El individuo laico sólo cuenta con su actividad y sus relaciones para hallar el sentido. Transformar el tiempo que nos conduce a la muerte, transformarlo en sentido. "Estar privado de sentido significa precipitarse en ese arrebato hacia la muerte, no tener agarraderas que le opongan resistencia" (p. 76).

Y acaba de forma impecable en su pesimismo que deja una cierta esperanza:

"Nuestra época está en crisis porque los hombres desearían ir hacia el sentido pero su pertenencia al cuerpo económico sólo les conduce al consumo, que es mortalidad pura.
Los artistas, los escritores, son los únicos que practican una actividad que da un sentido a su vida. Su trabajo debería servir de modelo a lo que la nueva revolución industrial podría aportar a cada individuo.
¿Cómo recrear un cuerpo social que fuera también cuerpo de sentido?" (p. 76).

Algunos dirán, como los partidarios de la Tercera Cultura o simplemente de la cultura científica, que lo que tienen que decir, que expresar, artistas y escritores ya no es mucho, que son chismorreos, y que los primeros y parte de los segundos están inmersos en la cultura de mercado, que tampoco son libres. No estoy de acuerdo. Pienso en un artista como Santiago Sierra, ahora afincado en México, que desde dentro del sistema trata de poner al desnudo las miserias e incoherencias del capitalismo, de la sociedad del bienestar: como lo que hizo en el Pabellón de España en la 50 Bienal de Venecia, denunciando la política fascistoide de fronteras; u otras acciones, como pagando a gente marginada para que se esconda, incluso llegó a pagar a yonquis con droga... Pienso en la búsqueda del infinito a través de las imágenes experimentales de José Val del Omar, qué buena noticia que se estrene ahora un film suyo que no llegó a terminar. Hasta que la ciencia no nos ofrezca la ansiada liberación, mientras siga colaborando con los poderes terrenales, no puedo confiar más que en el arte y en la literatura, para alcanzar el sentido.

José Val del Omar:: Tira tu reloj al agua

1 Comments:

Blogger zen-cerro said...

Excelente Blog. Volveré de forma regular. Gracias. Un saludo.

1:08 p. m.  

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