jueves, marzo 10, 2005

Retrato de Wendoline

lo que susi no dice, pero en lo que piensa, es en un joven académico que si ahora apareciese de repente en el horizonte encontraría el corazón, la mano y también su pequeño chichi susi abiertos de par en par como la puerta de un granero.
de momento susi no está preparada, reservada, adolescente, fragante, inacesible, aguarda todavía como la flor cerrada de la amapola, del aciano, del girasol, a que llegue alguien que la pueda abrir.
como un ramo de rosas lleno de rosas.
(Las amantes, op cit, p. 158).

Así, justo con estas maneras, era Wendoline, a quien conocí hace algunos años, pero a la que no he olvidado. Es difícil olvidar a una chica blanca y pura y llena de pecas. Que gusta de montar a caballo y nadar tanto. susi juega al tenis y aprende a cocinar. susi es tan femenina: y ayudar es lo que una mujer femenina puede hacer mejor. O una enfermera, es tan bello, tan blanca y pura en su uniforme...

Ella decía que si pudiera, sólo iría por ciudades de Europa quedándose en casa de chicos y chicas Erasmus. Es que donde hay señorío...

... y donde no hay, no se puede meter.

Y una tarde que volvíamos de nadar (ella, yo no, que soy un bruto), en su coche, me dijo que su ideal era estar con un chico el tiempo que hiciera falta, y no tener sexo hasta que no fuera el Momento Adecuado, que podía ser al año, o más. Hacer el amor con la cabeza, no sólo con el cuerpo. Pero apenas llegamos a su casita, regalo de sus papaítos, se quitó los pantaloncitos tan blancos y quedó al aire, su pelusilla flotando en el ambiente perfumado de sal. Pero se le hacía tarde y no quiso follar, así que atendió el teléfono, no se dejó ni besar, se vistió deprisa y se marchó al hospital.

Qué frívola. Hasta que encontrara su chico Erasmus, claro. Entonces, se le iban a ir todas las tonterías (aunque a lo mejor seguía paseando en bicicleta). ¿No es una maravilla?