viernes, abril 08, 2005

Gentuza

He aquí dos perlas de Baile y sueño de Javier Marías:

...personas españolas todas a buen seguro, o en su mayoría, por lo gritón de sus voces y lo exhibicionista de sus carcajadas (y además una fingía –un maromo—seguir la música idiótica con muy grande sentimiento, tanto que se le ponía incongruente cara de oír flamenco purísimo y padeciente, el cual no sonaría allí por los siglos ni en versión adulterada y rumbosa: era local exclusivo de estrépito y aturdimiento, lo más idióticamente chic de la temporada entre las juventudes no extremas y sí bastante adineradas...
(Alfaguara, 2004, pp. 89-90).

... sobre todo a una joven rubiácea con permanente cara de asco, esa expresión se da mucho entre las españolas de adinerado linaje, carentes de atractivo y desdibujadas por norma, entre nosotros suele hacer falta estómago para dar un braguetazo autóctono
(ídem, p. 105).



Más o menos, el tono que suele emplear en los artículos que escribe para un suplemento semanal. Me ha hecho pensar de nuevo en Wendoline, cómo no, en algunas salidas con ella, por ejemplo, al cumpleaños de una amiga que lo celebraba como si se tratara de una boda, y que quería imitar a esas herederas ricas y feas (véase a la joven heredera del imperio textil Zara). En aquella ocasión, cuando conseguí entrar en el local (adonde no me querían dejar entrar porque llevaba el pelo más largo de lo habitual, ahí donde los pijos lo llevan muy corto y engominado), comprobé cómo se las gastaban esos jóvenes, con sus rondas alcohólicas, como la que quería hacer la homenajeada, y su música del momento (Wen, despidiéndose de mí aprovechando la canción del gitano fashion de ese tiempo, Fuera de mí). Lo peor de todo no son esas herederas ricas auténticas, por muy horrorosas que sean, sino las que tratan de ser como ellas en sus sueños de couché, las que llevan el gesto de oler mierda, ellas también, cada vez que salen.

La primera cita, por lo demás, me hace pensar en algunos viajes al extranjero: ¿cómo sabías ahí que estabas casi en casa?, lo sentías apenas escuchabas a un grupo alborotador, dando voces o simplemente chillando. Luego había otros que también daban bien el cante, los argentinos, variedad porteña. Praga era la ciudad en donde más pululaban, hablo de 1996, seguro que todavía es así.

Lo del flamenco, recuerdo otra vez que llevé a Wen a un local flamenco, con música en directo, claro, tenía que saciar su sed de cosas de la tierra, incluido el vino, ¡faltaría más! Nos clavaron, pensarían que éramos guiris, y encima creo que a ella no le gustó. Una música que ya desde pequeño asocié con la tristeza, impostada en la voz de Antonio Mairena, pero verdadera en mis tristes días...

Un poco más adelante hay otra que no hay que perderse:

...la nefasta mezcla española tan extendida y con nuestros escritores a la cabeza, incluidos muchos jóvenes deprimentemente anticuados, malolientes de puro rancios, las tradiciones abyectas resultan fáciles de seguir, se hacen tenaces
(p. 204).

El personaje De la Garza es el ejemplo central para estas disquisiciones:

Insistía en la comparación taurina, con ademán y todo, eso sí que era propio de nuestros particulares fascistas en el sentido coloquial del término, o en el analógico (...) Quizá a la postre sí era el suyo un espíritu fascista, por analogía
(p. 205).

Me alegra mucho saber que Marías, a través de su narrador, usa esta palabra, "fascista", más o menos como la uso yo, en el sentido de "fascismo cotidiano". Hay en la tradición española una marcada tendencia a usar las metáforas taurinas a las primeras de cambio, aquí en esta escena es la asociación entre las labores de seducción de mujeres y las faenas taurinas, el lidiar un toro bravo ante espectadores. También Wen era muy aficionada a los toros, lo había aprendido de su padre, un fanático que apenas llegaba la Feria se compraba el abono, para no perderse una corrida. El mejor amigo de Wen lo era, yo creo, aparte su pijería de gordopilo (estaba gordo el cabrón), porque compartía con el padre esta pasión. Yo, que aborrezco este espectáculo bárbaro, nunca podría haber entrado en contacto con semejante especimen.

Breve reseña de Baile y sueño, segunda parte de Tu rostro mañana

Discusión sobre la novela