viernes, mayo 27, 2005

Bandera roja II

De las quince sinfonías que compuso Shostakovich, la Séptima es mi preferida, la subtitulada Leningrado (op. 60), que escucho esta vez en la versión de la Filarmónica Checa con Vaclav Neumann al frente, en una grabación del sello checo Supraphon del año 1975 (¡ah, esos años dorados!!). Se abre con un allegretto, pero en realidad lo que encontramos al comienzo es un adagio, un lento discurrir de la orquesta por la zona en penumbras, hasta que poco a poco se va animando el conjunto, que deviene una marcha en crescendo hasta llegar a un clímax de metales inflamados. Le sigue un moderato (poco allegretto), que funciona a modo de intermezzo, y en donde hay un juego irisado de todas las familias instrumentales. Llega por fin el impresionante adagio central, en donde las cuerdas cobran protagonismo, a modo de plancha sonora que supone una meditación sobre la guerra y sus consecuencias. Hay una parte animada un poco más allá del centro, para volver luego al clima pausado del comienzo. Termina el disco primero del álbum de dos, y tengo que poner el segundo, cuya cara A está ocupada por entero por el cuarto movimiento y final, Allegro non troppo, en donde la serenidad inicial dará paso luego a una recapitulación, realmente brillante, llena de energía, y en donde Shostakovich da muestras de virtuosismo orquestal de primer grado, con toda la maquinaria funcionando a la perfección. Lo bueno de Neumann y su orquesta es que en los pasajes calmos hay una verdadera calma, a veces casi abismal, y luego en los pasajes rápidos el contraste es verdadero. Pese a una cierta sequedad de la grabación, que tal vez se deba a la sala en que se grabó, ese rango dinámico amplio hace de este LP una pequeña joya.



P.S. Declaraciones del director de orquesta Semyon Bychkov sobre esta sinfonía, con motivo de su interpretación al frente de la ONE:

Hay una historia curiosa con esa sinfonía. Se estrenó en 1942. Para mí representa la ruptura de unos sueños, como los de mis padres, que en esas fechas se enfrentaban a lo mejor de su vida y, al salir del instituto, todo se les truncó con las bombas que empezaban a caer sobre mi país. ¡Menuda bienvenida a la vida!


Cuando se estrenó, los soviéticos intentaron acallar los bombardeos para que se escuchara por la radio y sonó en toda la zona como una tregua. Años después, un soldado alemán regresó a la ciudad y confesó: "También la escuchamos en mi batallón y fue muy importante para nosotros, porque padecíamos el mismo hambre, el mismo frío y el mismo miedo que vosotros".
(El País, 18 de diciembre de 2004).

3 Comments:

Blogger Portarosa said...

Me ha encantado; como el del perro de la Puerta del Sol y el músico. Pienso seguirte, con la venia. Enhorabuena.

4:12 p. m.  
Blogger Enigma said...

Mmm... bien, me agrado, veamos el siguiente trabajo, no leo anteriores ya que no me agrada ver la letra que a comenzado ya, a marchitarse (nada que ver con incunables, ¿vale?)

Asi que me dare una vuelta otro dia y veremos. Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra.

8:06 p. m.  
Blogger edilberto aldan said...

Mi estimado Lukas

No sé qué tan afecto sea a los memes, cuestionarios o como quiera llamarlos, pero aquí le dejo la invitación a participar en uno, movido por la curiosidad de saber qué y como es su banda sonora.

Las preguntas son:
1) Volumen total de música en mi computadora:
2) El último CD que compré:
3) Canción reproduciendose ahorita:
4) Cinco canciones que escucho y significan mucho para mi:
5) Personas a quien invito a este cuestionario.

Ojalá y se anime, tengo la clarísima sensación de que sus respuestas han de iluminar algún camino a este oído

7:14 a. m.  

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