martes, mayo 10, 2005

Carrusel vomitivo

En los últimos días se habla de los homenajes que se hacen aquí y allá por los 60 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. La caída de Berlín, la "liberación" de los campos de exterminio, etc. Los mandatarios mundiales se reúnen en Moscú y en otros lugares, como cementerios o plazas públicas, para echarse flores sobre esa victoria, que fue obra de Estados Unidos, los liberadores de la desangrada Europa, y sobre todo de Rusia, que dejó en los campos y ciudades millones de muertos. Bush dice en un cementerio holandés de soldados norteamericanos que la lucha de entonces continúa ahora contra el terrorismo. También Putin dice que esa lucha sigue, contra los mismos enemigos, ya sea en Afganistán, Irak o Chechenia, pero nadie critica muy alto lo que vino después de la bendita liberación y la rendición nazi. Que la Guerra Fría estableció una barrera infranqueable entre los comunistas subyugados por la Unión Soviética y los países de Occidente adictos al capitalismo. Y sobre todo, con estas alharacas, se esconde la terrible verdad que subyace en esa "libertad" cacareada por George W. Bush: que la libertad, de esa manera entendida, es la cárcel más grande que existe, como decía una canción de Corcobado. Con esa libertad no quiero tener nada que ver, es más. Lo que gente como ZP y otros dirigentes perfectamente democráticos y liberales no quiere airear es el estado de cosas sesenta años después. España conoció casi cuarenta años de dictadura franquista, y con apenas treinta años de democracia quiere hacer creer al resto del mundo "civilizado" que se ha puesto al día, y que vaya, vaya!, qué avances se han hecho, y ahora quiere codearse con los más grandes del universo. España es una potencia mundial, sí, PERO EN RUIDOS, como decía una viñeta de El Roto el otro día, y ya pondré una carta al lector que apareció ayer en ese diario, parte de Andalucía. Como soy un pesimista lúcido, no me dejo engañar por estos discursitos de libertad, con sangre entra, y con bombas sobre ciudades alemanas, y de paso nos montamos una de pirotecnia a lo grande en Japón. Para qué hacer el recuento de esas intervenciones liberadoras de USA en distintas partes del mundo, antes que deviniera el Imperio que hoy es.