viernes, mayo 20, 2005

Conversación

Estaba una noche sentado en un banco en la Puerta del Sol, contemplando a un perrillo negro que jugaba con una botella de plástico despanzurrada que unos chavales le iban arrojando para que fuera a buscarla, y la verdad es que la escena me hacía gracia, y empecé a reírme sin quererlo, porque era realmente divertido, y además, mientras esperaba que llegaran las diez, ¿qué mejor podía hacer? En esto que veo que un señor de unos sesenta años está sentado a mi izquierda, escucha mi risa y me dice algo sobre el perro, que ya lo ha visto otras veces por ahí, que se supone que tiene dueño, y que se va con unos y otros. Que un perro, en la multitud venturosa de la Puerta del Sol (y ahora también caótica por las obras interminables), juegue de esa manera, como si estuviera en una plaza de pueblo, es sin duda algo gracioso. En fin, le dije al hombre que estuve en Madrid Rock, la tienda de discos de la Gran Vía, y que estaba desmantelada, con lo que me gustaba ir al sótano a la parte de música clásica. Me dice que esa parte fue lo primero que liquidaron. ¡Pero con esos precios!, porque acababa de venir de allí, y no había muchos que bajaran de los 17 € y 15 €, los cuatro o cinco en cada góndola. Me habla de que queda la FNAC, pero ese sitio no me gusta mucho (sólo se salva por los libros, que ahí sí que no tienen mucha competencia), aparte que he comprobado que los discos no están más baratos que en la competencia. Le hablo de una tienda parecida, Sevilla Rock, que a pesar de abrir en la calle Sierpes, la más comercial de la ciudad, se hundió pronto y cerró, de esto hace ya muchos años. En fin, de la parte comercial pasamos a la estrictamente musical, de conciertos, le digo que siempre que vengo voy al Auditorio Nacional, ¿que si él va?, él es músico, declara, va a muchos, y no sólo ahí, sino a los de la Orq. de RTVE... Umm, qué curioso, estoy hablando con un músico, con alguien que ha dirigido, o tocado también... Le digo que soy de Málaga, ahí no gustan de la música contemporánea, ¿verdad?, la rumbosa Fca. de Málaga no acepta cosas más allá de Stravinski, jaja. Pues así es. Y le hablo de algunos conciertos del ciclo Música de Hoy, tanto de esta temporada como de la pasada. Antes, me ha preguntado por los compositores favoritos, y al decirle tres o cuatro, comenta que vaya, que conozco bastante..., y de lo más variado. Mis gustos antes eran más por el lado de la música de vanguardia y ortodoxa, ahora en cambio me he vuelto más flexible, ecléctico. Él, en cambio, parece disfrutar mucho con los pesos pesados de la vanguardia, y con directores afines a esta música. José Luis Temes, baf. En cambio, se le abren los ojos cuando escucha el nombre de Tamayo, que dirigió las dos óperas de Bussotti el otoño pasado en el Teatro de la Zarzuela, y al que no pude ir. Él sí que estuvo, le gustó sobre todo La pasión según Sade, la otra no le entusiasmó mucho. Le hablo del ayudante de Tamayo, y joven director ya, Nacho de Paz, y le suena, estaba tocando el piano, sí, sí... Le cuento que estuve en cambio en un concierto en La Casa Encendida (no conoce el sitio), un poco después, en donde tocaron una obra del italiano para guitarra y actor, que fue muy divertida, y le cuento un poco, sobre la dramaturgia que se despliega en el escenario. Él me cuenta del nuevo amante del compositor florentino, más o menos un macarra, en comparación con el anterior, el de aquellos años, cuya pérdida provocaron obras como la ya citada para guitarra. La cosa es que no estoy seguro del año, pero me parece que es de entonces, no de ahora. Él no se explica que pueda estar con un tipo así, alguien tan refinado, y me habla de sus partituras, de su cultura renacentista (es lo típico al hablar de él), y de algunos mensajes explícitos que anotaba en los papeles. Cómo me gustaría seguir hablando con él, pero ya son más de las diez, y M. me avisa que ya está, y se me hace tarde, de hecho cuando voy por Arenal en dirección Ópera me da otro toque. Cuando nos hemos despedido, me dice que se llama Pedro, "Juan", le digo, nos damos la mano, espero verlo en otra ocasión. Y si no es así, y se pierde en la multitud, siempre me acordaré del perrillo juguetón.

3 Comments:

Blogger Blog de alma said...

Hay pequeños detalles que hacen grandes los días y todos se basan en la atención que le dediquemos a un preciso instante:un perro que juega con una botella de plástico despanzurrada, un hombre que se fija en una risa... y en los límites del 'darse cuenta', la multitud caótica ciega en su prisa...

10:46 p. m.  
Blogger Dulce M González said...

Me gustan los momentos así, pero tengo muy poca oportunidad de vivrlos. Es ahí donde ocurre lo que no esperamos; un encuentro, una idea: lo fresco. Maldita prisa de las ciudades...

7:08 a. m.  
Blogger lukas said...

O... bendita prisa, porque así como la multitud impide el conocer de veras, y así puedes por fin devenir imperceptible..., también ese tráfago de las ciudades grandes como Madrid provocan encuentros, benditos encuentros, casi al azar, como deseaban los surrealistas. Y pequeños momentos, y que los detalles cuenten. No hay vida fuera de las ciudades, por esto mismo. Agobian, pero si queremos intensidad en todos los sentidos, hemos de vivir ahí...

10:54 a. m.  

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