lunes, junio 20, 2005

Aquellos días

Estaba ayer escuchando el álbum Tales of Mistery and Imagination :: Edgar Allan Poe de Alan Parsons Project, creación de Eric Woolfson y del músico que da nombre a la banda, del año 1975 (20 th Century Records), y entonces me acordé de aquellas lecturas afiebradas, intensas como pocas, de mi juventud perdida, cuando los cuentos del estadounidense y los datos de su vida me emocionaban por igual. Tambien pensé en las tardes de otros domingos ya lejanos, cuando en Canal Sur daban las adaptaciones de Roger Corman de algunos de estos relatos. Ya eso no volverá, porque el tiempo es en una dirección... (en la mala dirección, me dice el demonio, ya sabes adónde conduce todo eso). ¿Qué es este disco, sino un filtro de las paranoias y fantasías etílicas de Poe, a través del rock sinfónico de aquellos años? Y es otra cosa, algo que no puedo asociar claramente con mis propios recuerdos de las páginas más alucinadas de la literatura moderna (dejo a un lado los relatos detectivescos, que nunca me gustaron). Hay dos temas instrumentales, los que abren cada una de las respectivas caras, pero sin duda The Fall of the House of Usher es el mejor, una mini-sinfonía que comienza con ecos de El Mar de Debussy y termina con unos ruidos tipo "fluorescencias" del Penderecki más rompedor. Quince minutos y pico de puro delirio sonoro. Frente a esto, lo demás suena datado, con voces medio electrónicas y letras reconvertidas en deseos de libertad, como sucede en (The System of) Doctor Tarr and Professor Fether. O sea: To One In Paradise, melódica, dulce incluso.



En la noche, termino de ver un documental sobre la Ibiza de cuando llegaron a la isla los hippies, y cómo eso afectó de alguna forma a los nativos, que se lo tomaron bien, qué iban a hacer, aunque no entendieran mucho a esos melenudos que fumaban hierba y creían en el amor libre... La mayoría, guiris, nórdicos, alemanes... Me sonrío cuando hablan del experimento de escuela que montaron basándose en las ideas de A. S. Neill, el de Summerhill. Ahora, ellos y ellas presentan un aspecto sano, de haber disfrutado todo aquello, aspecto de sabios, ellos, y de mujeres satisfechas, ellas. Pues qué bien, porque me habría gustado estar allí, cuando en el resto de España las mujeres iban de negro y los del bigotillo franquista abundaban. Una isla un amor. Ahora supongo que Ibiza tiene más que ver con desenfrenadas raves que con aquella calma naturista, aunque ya se empezara a experimentar con movidas rápidas. Bueno, luego en "Paraísos cercanos", Nueva Zelanda: qué decepción. Resulta que las dos islas del Pacífico fueron colonizadas por europeos (holandeses, ingleses, escoceses, irlandeses) y eso ha quedado marcado en ciudades como Christchurch, el nombre ya lo dice todo: arquitectura inglesa, muy inglesa... En los pubs suenan las gaitas y demás musiquilla celta (no soporto ni lo celta ni la monserga africana, y menos que menos los ritmos brasileños, ahí estuvo el sábado en Madrid Carlinhos Brown Superstar). O sea, que en Queenstown se dedican a los deportes de aventura, como el rafting, el puenting, etc. Pobres maoríes, ya casi invisibles... (integrados, bueno...). Es verdad que el país tiene una naturaleza exhuberante, pero no me gustaría ir allí para ver de nuevo a los jodidos ingleses y demás variantes.

Esos perros ingleses sí que dan asco.

¿Hay alguna tierra salvaje, virgen, no contaminada? Quitando los polos, claro...

Leo a Pavese, obsesionado en su diario con la potencia, como Juanma, ese "amigo" que se suicidó ya hace varios años. Éste estaba liado con una chica cubana, que le era infiel según me confesó en uno de nuestros últimos encuentros. Pero él quería demostrar que podía: tanto a nivel fisiológico, digamos, como a nivel monetario. Al final, no pudo sino autodestruirse de la peor manera, de la manera más bruta. Pavese ha sido abandonado por la mujer que deseaba, digamos que su misoginia se pone al rojo vivo, y sólo sabe pensar en sexo casi pornográfico, habla de "echar un polvo", de mujeres insatisfechas y que hacen daño sabiendo que tienen al hombre en vilo. ¿Estaba psicótico? No lo sé, pero en la psicosis hay una falla en el "lugar del padre", que tiene que ver tanto con la potencia como con la responsabilidad ante los demás.

Las mujeres mienten, mienten siempre y a toda costa. Y no hay que asombrarse: tienen la mentira en los mismos genitales. ¿Quién sabrá nunca cuándo ha gozado una mujer?
(El oficio de vivir, El País-Clásicos del siglo XX, 2003, p. 98).

Me sucede estar en un lugar (jardines del costado de la catedral) y me tengo que ir, porque de repente vienen los de una tuna, y los invitados a una boda, y es como si dijeran: ¿por qué no te casas, mamón? Eres un perro fuera de aquí. En el Parque hay muchas palomas... Viejos de las famosas excursiones o circuitos, que se hacen una foto. No me encuentro bien en ningún sitio: demasiado visto, demasiado vivido..., es como dice mi colega Cosmodelia en su post: el mal del sedentarismo. Si pudiéramos estar cada año en un lugar diferente: esa sería la verdadera felicidad. Pero nos aferramos al lugar conocido, nos asentamos, vamos pero sólo como turistas, en donde ya hay otros miles como nosotros, y cada piedra ha sido besada por muchos labios antes de los nuestros, y ese río es el mismo río que miraste ayer.

Y sin embargo, me acuerdo del concierto de campanas en la Catedral Vieja de Amsterdam, y detesto estas campanas de la catedral de Málaga, que apestan a siglos de intolerancia.

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La verdadera felicidad es una pistola caliente, dice el poeta José Eugenio Sánchez. Mientras que el Tao Te King reza: bendito el que no tiene que viajar para saber. Yo le hago un poco más de caso al Tao Te Kila, que me confunde, me nubla y al final me da sorbitos de felicidad como esta escritura. Viajar tiene su rabia: tu centro se expande hasta que revienta en pequeños fragmentos amorosos que dejas regados por doquier. El amor, dice Hallinger, es como el agua, necesita un recipiente y la catedral de Málaga debe aceptar perros de todos, aunque sea para la fotografía con los turistas. Saludos mañaneros, P.l.k

5:35 p. m.  
Blogger Carlos Escalante III said...

y que guste o no seguira apestando.

11:01 p. m.  
Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

No sé qué definir, qué es el viaje, qué es el sedentarismo,por qué unos son nómadas y por qué otros no. Solamente sé que ante la imposibildad de hacer todo lo que quisiera, viajar en distintos espacios físicos y mentales es lo que me aparta de esa malévola
rutina... por eso entrar aquí es como viajar por esa música deslizada y estallada, esa que describes y que una toma y escucha, una, unos, unos... tus lectores, esos que miran al perro cansado, mirando más allá que otros perros. (Eh, perros uníos y luego cada uno por su lado a su espacio, a su rincón o a su territorio...)
Pavese con la mirda vidriosa como perro apalaeado que ladra con encono... todo, todo lo que nos traes lo guardo entre mi enrevesados apuntes mentales.
Salux.

12:54 a. m.  
Blogger lukas said...

Patricia, un verano no hace mucho estaba leyendo el libro de Alain de Botton en donde venía a recomendar no viajar (y concluía con la obra de Xavier de Maistre sobre el viaje alrededor de su habitación), porque todo el mal de los hombres se origina por no saber estar quietos en su cuarto, que decía Pascal... Uno quiere salir de la rutina, pero nos llevamos a nosotros mismos, en todo lugar y momento.

Vir, supongo que esos viajes por espacios mentales incluye el viajar por la blogosfera..., gracias por tus palabras, este perro lo agradece mucho.

Azoe, veo que tú también eres del club, no? ;-)

10:40 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

En otro lugar dejé escrito esto hace tiempo. Como yo no he cambiado y el mundo tampoco, lo dejo tal cual:

"La respuesta, ¡cómo no!, nos la da Homero. El padre del invento, cuando, por mediación de Circe, hace llegar a Ulises al Hades en busca de Tiresias. Lo que más nos sorprende no es la descripción de las condiciones en que se encuentran los difuntos, ni su aspecto, sino el hecho de que asaeteen al pobre Ulises a preguntas acerca del mundo de los vivos, que ocupa todo su interés.

Lo que ha cambiado (respecto a los viajeros descubridores)es el plano de la mirada. Porque hemos perdido la inocencia. Porque ahora sabemos las causas del mal y ya no podemos mirar impunemente las llagas y el dolor. Sólo con mucha anestesia podemos considerar vivificantes para el espíritu la contemplación extática de los hormigueros asiáticos, el desarraigo africano o la lacerante causalidad de la miseria latinoamericana. Ya no se puede ir con ojos de viajero, con la luz del entendimiento abierta. Ya sólo se puede ir como turista a comprobar que las cosas están efectivamente ahí, que lo pre-visto va a ser visto y es idéntico a sí mismo. Y que nuestro interior no va a cambiar, porque entonces se caería en la desesperación, que es secuela de la ingenuidad, o en la mística, que sólo es secuela de una sobredosis de anestesia. Porque hoy sabemos que el exotismo no es más que una de las caras de la miseria, la creación más cínica del colonialismo. Es precisamente en esos países donde el género sigue vivo. En el fondo del infierno siempre serás interrogado acerca del mundo de arriba."

11:24 a. m.  
Blogger lukas said...

Estimado Manuel, muchísimas gracias por tan ilustrativo texto, no lo conocía, pero desde luego, no puede ser más acertado. ¡Vaya si la cosa se pone turbia, con estos primeros calores! Y me acuerdo de esa letra de La Polla Records:

"Del este hacia el oeste, ¡escapa! y en el oeste la decepción, ¡escapa! La verdad, te diré, ¿a qué vienes?, la verdad, te diré, ¡ya no hay donde huir!" Eran otros tiempos, cuando los dos bloques..., pero ahora, con la ampliación del campo de batalla, esto sigue siendo así: llegan a Europa, "la tierra que significa la libertad", como si esto fuera el paraíso... El mundo es un pañuelo, y me parece que no da muchos placeres...

Los muertos preocupados por el mundo de los vivos..., el horror!!!

12:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Well, that could be true.

5:55 p. m.  

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