lunes, agosto 01, 2005

Desde las sombras

Cada noche, en sueños, viajamos hasta el mundo subterráneo, sombras nada más, y vemos a los que están muertos, y a veces charlamos con ellos. Esta noche pasada me encontraba con Juanma, que se suicidó hace algunos años. Después de dar muchos rodeos, por fin lo veía en una especie de bar, bastante cutre, acompañado por su padre. Los dos estaban sentados y sonreían, rodeados por un ambiente casi psicodélico. De hecho, el padre era muy joven para tener un hijo de su edad (es decir, un hijo de unos 30 años), y con aspecto innegable de juerguista. Juanma había abandonado del todo los estudios y estaba dedicándose a los conciertos, vamos, todo un rockero... Estas novedades no sé si me alegraban o me dejaban indiferente. De alguna manera, me alegro de verlo después de tanto tiempo. Ahí juntos casi hacen una buena pareja. (Hay un trozo que se ha evaporado, y puede que fuera el más importante.)

Hacia el final, antes de despertar, me muevo por los alrededores de un puente viejo junto a un supermercado, y ahí están "todos ellos", los que viven en la calle, otros perros. Michael ha dejado a un lado sus viejas botas y lleva unas zapatillas decentes. Los otros siguen a lo suyo. No sé si pararme con Thomas. Es un mundo transfigurado. No pertenezco a él, me atrae de alguna manera, pero no quiero entrar del todo.

Es curioso, me digo ahora despierto, porque Juanma odiaba a su padre, que abandonó a su familia cuando él era pequeño, de hecho se crió en un internado, y las veces que nos vimos antes de su muerte, siempre me habló horrores de ese cabrón. ¡Y en el sueño parecen colegas de toda la vida! Tampoco yo entendí nunca a mi padre, ni él conoce nada de mi vida: mi padre vive hundido en un pasado que yo nunca conocí. Aquí la brecha entre generaciones es ya abismo.

Cuando era pequeño, imaginaba que todo lo que vivía diariamente era parte de una película que yo mismo dirigía: en verdad, yo lo hacía todo. De cuando en cuando, se acababa una y empezaba otra. Yo tenía que hacer de cada desolación, de cada ruina, algo hermoso, cinematográfico, más intenso. Era consciente de que el mundo a mi alrededor era sólo una pantalla, un decorado, y que yo tenía que darle una acción: los demás eran meros extras. La introspección llevada al Arte, la vida real más allá de las palabras y los sonidos reales. Este "vivir en películas" es también lo que trata de conseguir el narrador de la novela de White, que ya acabo. Uno se enamora del cine años después de haber vivido la vida propia como película; y quién dice que lo de la vida como teatro, o sueño, no sea mejor como cine, porque es cine, cine, el arte del siglo en que nací. Como la "vida" no es nada sin nosotros, uno perfecciona el "entre" y juega con los demonios del "interior". No hay tiempo, sólo espacio-con.

La secuencia más intensa y expresiva del sueño de anoche es ésa en la que me veo en la biblioteca con la encargada de los libros, que conozco desde que eran joven, y hacia la cual me abalanzo para besarla: pero ella se retira a tiempo. Siento un afecto muy grande, incluso al despertar, esa escena me choca un poco. Quién es ella, me digo, porque no se trata de A., sino de alguien más allá. Alguien de ahora que ha entrado en mi vida, aunque viene de lejos. Un sentimiento nuevo, como en la canción de Battiato.

2 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Uno sabe que sueña o no lo sabe y en ese vaivén, es posible experimentar lo inefable. Freud con sus estudios, no alcanzó a explorar lo onírico como fuente de delectación o de visiones...

Si es más que un comentario de post/ficción, es decir es 'real', cuán sublime se torna lo que llaman amor: que te cubra y dé
pureza, que te protega Lukas.

3:55 a. m.  
Blogger Dulce M González said...

Vaya, la renovación, qué bello. Y con música de Betiatto. Y en medio de un sueño, es casi místico. Yo sigo en la otra canción: "Busco un centro de gravedad permanente" la la la...

En una ocasión soñé con la madre muerta de una amiga, me dejó un mensaje para ella. Fue tan impactante. Llamé a mi amiga y se lo dije, por si fuera cierto, o importante. Me sentí tonta... Hay sueños tremendos, realidades familiares tremendas y, afortunadamente, sentimientos nuevos. Saludos.

8:55 a. m.  

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