sábado, agosto 06, 2005

Desencuentros

"Horridas nostrae mentis purga tenebras", Aurora Consurgens (pars I, cap. IX, parb. IV).

"Purifica nuestro espíritu de las espantosas tinieblas".

Uno

Una persona no accede sola a una relación --con ella va todo el bagaje cultural acumulado a lo largo de la infancia y la juventud, un conjunto de relaciones y tradiciones, algo que uno podría quizás llamar su particular provincia, nos dice Alain de Botton en su novela (p. 241). Una relación, sigue después, conlleva necesariamente el encuentro de dos provincias. La de Alice es multicultural, digamos, y no está centrada en ninguna parte en concreto, como la Inglaterra de Eric, su pareja. Alice es más versátil y se adapta incluso a la forma de hablar y comportarse de sus interlocutores. Alice disfruta yendo al cine por la tarde, temprano (como yo, me gusta la sesión de las cuatro y media o cinco), porque a esa hora hay menos gente y sale más barato. Mientras que Eric (y M.) asocian el ir al cine con la oscuridad, no les gusta salir y que haya todavía luz..., como si la película fuera el preámbulo del sueño. En este capítulo sobre el "provincialismo" Botton vuelve a insistir en los desencuentros entre ambos miembros de la pareja, como en otros capítulos anteriores (el del viaje es muy bueno, toda esa vacación en Barbados; ¿se ha leído su obra El arte de viajar?). Otro ejemplo de esa fisura entre los backgrounds de cada uno es lo de ir Alice a esa feria de antigüedades en Islington. El pijo de su novio dice que para qué ir a esos chatarreros, que mejor acercarse a una tienda de mueble contemporáneo (sí, minimalista) y comprar allí algo de calidad, aunque salga más caro, en vez de esas cosas marrón oscuro (sí, es verdad que los gitanos venden esas cosas, pero hay muebles buenos también). Pero Alice quiere ir, y lo consulta con su amiga Suzy, que le busca a cierto ingeniero de grabaciones clásicas para ir juntos. A estas alturas, todavía no sé muy bien por qué estos dos siguen juntos. Eric parece querer tener la razón: incapaz de admitir la relatividad de su posición, identifica sus valores como el centro de un universo monoteísta. Vamos, que la normalidad está situada en su provincia, y lo extraño es lo de ella. A veces, con M., es la impresión que me da, que yo soy el extraño, el raro. Me gusta ir al cine temprano (a la mejor hora, joder), me gustan los rastros (su madre también dijo una vez "esa chatarra"), me gusta la música más agresivamente contemporánea (ella, qué bonita la Barcarola de Offenbach) y no me siento de ninguna parte (ella, el Madrid castizo lo lleva de alguna forma en los genes). Estas cosas, estas diferentes costumbres, que se adquirieron en la primera parte de la vida, hacen que la relación esté llena de malentendidos, discusiones tontas y que lo que empezó en el paraíso del desconocimiento, se vuelva rutinario y fastidioso. Por eso las relaciones humanas son tan complicadas. Porque, mira, ¿sabes lo que te digo?, que no me gusta cómo llevas el pelo, que no veo películas comerciales, el perfume ése no me mola mucho, y los libros de autoayuda (que también le gustan a Alice) me repatean, los pondría todos en una pira. ¿No puedes leer alguna vez, aunque sea por error, algo de lo que me gusta a mí?

Dos

Un vez, tendría catorce o quince años, cuando me gustaba salir de discotecas y esos antros para descerebrados, fui a un local en el extremo de la calle de la movida, que se llamaba Metro. Como su nombre sugería, era un antro subterráneo, pero estaba bien, había mesas de billar y ponían buena música. Un día vi a una tía que me llamó la atención, que resultó ser marroquí. Me pareció que quería algo. No sé las vueltas que di para encontrarla de nuevo. Otra noche estaba en la barra de Metro. En cierto momento me levanté, y cuando volví, ¿qué me encontré?, con la muy zorra que había pillado el taburete, no lo quería soltar y encima se me rió en la cara. Me fui además porque me encontré a una que estaba en mi clase del instituto, prima de un "amigo", que se burló de mi timidez. Esta otra puta me dijo que estaría en tal bar cercano, y nada, desapareció. ¿Qué aprendí entonces?, que el mundo está lleno de zorras y malas putas (¿hay putas buenas?). La puta mora se alojaba, eso escuché, encima de un baretucho con restaurante llamado La piscina (todavía existe, el dueño es un pornógrafo y el sitio huele a aceite rancio y no sé qué mierdas). Normal que encima se alojara, en un cuartucho de mala muerte, esa puta del Magreb. No sé, pero ahora cuando pienso en las putas del Tercer Mundo, las que llenan las calles y puticlubs de Occidente, me dan ganas de vomitar. No sé cuántas tendrá ANELA en sus establecimientos y locales de alterne, "porque te lo mereces", dice la publicidad de Escándalo, por la autovía del Mediterráneo a la altura de Rincón de la Victoria. Hace un tiempo un periodista sacó un libro que fue una especie de best-seller titulado El año que trafiqué con mujeres, en donde saca toda la mierda de la prostitución de lujo y otros terrenos sucios de esta actividad. No sé cuál es más deleznable, si la prostitución de esos callejones y barriadas o la de Casa de Campo, o la que ejercen las presentadoras de la telebasura y relaciones públicas y las de scort service para los del Real Madrid. Es decir, que el mundo de la moda está lleno de putas fashion, y ¿sabes lo que te digo?, mi película favorita es Henry, retrato de un asesino de John McNaughton.

Tres



Más todavía que Taxi driver o Alguien voló sobre el nido del cuco. La tengo en vídeo y la veo de vez en cuando, cuando necesito ponerme al día o evocar toda esa crueldad. Henry lo pasó mal de pequeño, cuando la puta de su madre, a cuyo cargo estaba, traía hombres a casa, y no sólo follaba con ellos sino que obligaba al chaval a presenciar aquello, y hasta hacía que se disfrazara, etc. Cómo no desarrollar un odio visceral por las mujeres, a partir de entonces. Hasta que un día, que ya no podía más, decidió matarla. Con qué arma lo hizo, es algo que no se pone de acuerdo, y llega a dar hasta tres versiones de los hechos, lo cual muestra su trauma. La película comienza de forma estática con imágenes hiperrealistas y muy teatrales incluso, de mujeres que él se ha cargado, pero esto no lo vemos, está congelado y disociado de los actos en sí, que sólo escuchamos mediante un sonido en off. La belleza funeral y macabra de los cadáveres y la rabia del asesino en serie no se unirán hasta mucho después, y de hecho, cuando se trata de mujeres, se nos hurta la continuidad (en cambio, con hombres, como el tío del subterráneo o el vendedor de electrónica, la violencia ejercida es en directo y brutal; por no hablar de cuando se carga al tarado de Otis). La secuencia más terrible de todo el filme es cuando entran Otis y él en casa de esa familia y se cargan a la mujer mientras lo graban en vídeo. Luego veremos cómo los dos videan esas imágenes congeladas. Otis parece estar hechizado. Otis, el que abusa de su propia hermana. Esta es la clave de la película, la diferencia estilística en la presentación de las muertes, en la "descripción" de esas muertes. Como si la del hombre fuera algo efectivo y la de las putas algo viscoso que sólo se muestra a destiempo. No sabemos cuántas se ha cargado, pero son muchas, y a Henry no lo atrapan porque cambia de modus operandi, salta de estado en estado, etc. La música ayuda mucho a conseguir esa atmósfera malsana. No sabemos, pero lo intuimos, lo que pasa con la chica que lo acompaña en Chicago. Mi madre era una puta. Y su rostro tan inexpresivo se congestiona por unos segundos, durante la partida de cartas. Becky: quién sabe. Sí, voy a matarla.

6 Comments:

Blogger Belle said...

Sí vengo ... pero nunca sé que decir ( si yo con Taxi Driver me dormí ... )

4:46 p. m.  
Blogger Dulce M González said...

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10:08 p. m.  
Blogger Dulce M González said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

10:08 p. m.  
Blogger Dulce M González said...

Interesante secuencia, Lukas. Leí, a partir del "sentimiento", hacia arriba. Delicioso e interesante este ritmo que va de lo suave a lo violento, del amor y la literatura al fascismo (gorilas, torturadores) y las putas (zorras): hombres y mujeres bestiales. Tu sinfonía es bella y terrible, y tiene profundos matices, como la vida. Iba a comentar sobre las relaciones, sobre el último post, pero después de leerlo todo, me resultó frívolo dejar ese comentario... eres muy intenso, Lukas.

10:08 p. m.  
Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

'Taxi driver' es una pelicula que nos gusta mucho a un amigo mío -del cual escribiré en un post- y a mí, desde diferentes perspectivas.

Recordé todo... a la niña también, una Jodie foster lindísima, chiquita. Y también me conmoví, recordando... y a la chica oficinista , con sus reacciones de burguesa asustada. Sí, una gran película.

7:47 a. m.  
Blogger lukas said...

Bueno, Belle, habrá otras películas en que no te duermas, siempre puedes contar lo que sea, te leeré encantado.

Gracias, Dulce, la intensidad es lo que trato de lograr, y esa sinfonía de las tinieblas que es nuestro mundo falsamente iluminado por los "poetas".

Vir, esperando estoy tu comentario...

12:20 p. m.  

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