Éramos tan felices
Ésta es una película de frikis: me refiero a El desencanto de Jaime Chávarri, que estuve viendo en DVD. Ya desde los primeros minutos se nos presenta a los distintos miembros de esta extraña familia, en donde lo tarado y lo genial se confunde. Ha muerto Leopoldo Panero hace doce años o más (en 1962), el poeta oficial del franquismo. Habla su viuda Felicidad Blanc, y sus dos hijos, Juan Luis (también poeta, snob, dandy) y Michi, el niño mono, que se dedica a vaguear sin fin, fumar y beber. Leopoldo, el padre ausente, era un alcohólico. Ahora todos los hijos lo son. La madre era una chica bien de Madrid que decidió enamorarse del Poeta al contarle éste una fantasía sobre ellos dos ya viejecitos paseando de la mano. Ella, una sentimental sin remedio, cedió a la cursilería de esta imagen, y allá que se fue, a Astorga, a Castrillo No-sé-qué. Su vida frívola de soltera desapareció, para convertirse en alguien a la sombra en un matrimonio de tres (en vez de la suegra de algunos matrimonios, aquí el amigo Luis Rosales). En toda esta primera parte aparece ella con su voz cadenciosa, haciendo su papel de mujer abnegada, madre, esposa del ilustre. Pero ya nos damos cuenta de algo profundamente falso en su voz y su actitud. Que es la falsedad de toda una época. Juan Luis es el esteta paranoico que en una secuencia demuestra lo tarado que es, cuando se pone a describir recuerdos-fetiches. Michi es un pobre diablo (ya murió), que se encarga del papel de entrevistador de la madre. El tercer hijo está ausente y sólo aparece de pasada en cierto momento, paseando por el cementerio (¡una escena que en la película posterior, Después de tantos años, será retomada como un lúgubre guiño!). Pero es cuando aparece Leopoldo María, del que se ha hablado antes como de tapadillo, cuando la película eclosiona sobre la insoportable verdad, como opuesta a "la leyenda épica del yo", que decía Lacan. Porque este esquizofrénico, este lúcido mayor del reino, suelta las palabras, las frases, los discursos más implacables de todo el docudrama. Lo que el timorato de Michi y el payaso del otro no han sabido decir, él lo sentencia. Su madre ha arruinado su vida. Ella fue la que lo metió en esos sanatorios, y de alguna forma, la que es responsable de que ahora siga en un psiquiátrico: las madres terribles, hasta dónde llegan. Felicidad, eres una bruja, una maldita zorra. Con esa pose de chica buena, de mujer dedicada a la causa de los demás. Leopoldo desgrana recuerdos de infancia, ese paraíso perdido; luego sigue con sus acusaciones, mientras dice que en la cárcel se lo pasó como en ningún otro sitio, y se considera el chivo expiatorio de la familia. Ya desde entonces ha ejercido de maldito oficial de la poesía española. Y Michi diciendo, en la escena más patética, que son un "fin de raza". Esta parada de los monstruos hispana, que es a su vez la diatriba mayor contra todo lo hispano, resulta divertida a ratos y espeluznante los más. No podemos evitar sentirnos incómodos ante la disolución de esa familia, no una familia cualquiera, sino una de intelectuales, borrachos y terriblemente echados a perder: como dice Leopoldo, se han dedicado los hijos a iluminar los aspectos más oscuros de su padre, a denunciar su vileza a la vez que trataban de ocupar su puesto (la confesión de Juan Luis del placer que le dio pensar que era el gigoló de su madre es genial). ¿Es posible que haya desencanto, si antes no hubo encantamiento, se pregunta Michi? La cámara recorre los lugares de ese tiempo perdido, en un B/N maravilloso, asiste a la ruina moral de una gente, un tiempo y una condición.
Entrevista con Leopoldo María Panero
***
Me pasé el fin de semana escuchando a Shostakovich: los dos primeros cuartetos de cuerda por el Brodsky, que en el segundo despliegan toda su energía y saber hacer (en el primero prefiero la versión del Borodin, pero escucho su grabación de Teldec de 1995, no la vieja de EMI). Hay ya en ese primer cuarteto una concentración del mejor Shostakovich, en menos de 15'. Qué decir entonces del último que escribió, el nº 15, op. 144, poco antes de morir, hasta el punto que se puede considerar como una especie de testamento: todos los movimientos llevan la indicación "adagio", el penúltimo adagio molto. Escucho la versión del Cuarteto Beethoven, los dedicatarios de casi todos los suyos, pero que no llegaron a estrenar éste, sino que lo tocaron a su muerte, en 1976 (la grabación, con un poco de ruido de fondo, está hecha en Praga). Aunque prefiero a los del Borodin, hay aquí sin embargo toda esa resignación, esa ola sombría de la muerte que recorre la partitura, pues estaba pensada para la muerte de los amigos. Crepúsculo vital. Antes Pérez de Arteaga ha puesto las dos músicas que escribió para El rey Lear, en 1940 y 30 años después, aquí para el filme de Kozintzek. La partitura de 1970 es de una sutileza tremenda. Hace ya 30 años que nos dejó el compositor soviético. Hace 30 años de esa película. Y que murió el dictador. Pero el viejo fascismo, que era un "movimiento-para-la-muerte", un desfile de muertos vivientes, ha derivado en un cáncer en el tejido social. No hay un fascismo, sino microfascismos (como supo ver el lúcido Deleuze), células o conjuntos celulares dañados que se ramifican haciendo metástasis y logran infectar el conjunto. Las pruebas se encuentran en este blog, todo lector o lectora lo sabe. Contra el viejo fascismo se pudo combatir de forma razonada, contra los microfascismos, ¿cómo hacerles frente? Bueno, para no despedirme con una nota melancólica, decir que también escuché el Concierto para piano en Sol de Ravel, en las manos de Michel Camilo (sí, desde luego que iba a cien por hora), cuyo movimiento lento, adagio assai, es de una hermosura inigualable. Es la música de la felicidad, de ese momento calmo, antes que suene de nuevo la alarma en el instituto, y antes que caiga la noche, y visite de nuevo el pasado, con todas sus miasmas y sus personajes indiferentes cargados de afectividad: en sueños, Sara, y la yonqui sin arreglo.
***
Alice rompe con Eric y acaba liándose, todavía en la confusión del amor roto, con Philip. Ese beso da paso a Kiss & Tell, escrita un año después (Picador, 1996). Alain de Botton y su divertida biografía de Isabel, una chica cualquiera (¿por qué sólo biografías de gente famosa?). Me gusta lo que cuenta, la importancia a los detalles, y cómo lo cuenta. Un día contaré también tu historia, desconocida.
Entrevista con Leopoldo María Panero
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Me pasé el fin de semana escuchando a Shostakovich: los dos primeros cuartetos de cuerda por el Brodsky, que en el segundo despliegan toda su energía y saber hacer (en el primero prefiero la versión del Borodin, pero escucho su grabación de Teldec de 1995, no la vieja de EMI). Hay ya en ese primer cuarteto una concentración del mejor Shostakovich, en menos de 15'. Qué decir entonces del último que escribió, el nº 15, op. 144, poco antes de morir, hasta el punto que se puede considerar como una especie de testamento: todos los movimientos llevan la indicación "adagio", el penúltimo adagio molto. Escucho la versión del Cuarteto Beethoven, los dedicatarios de casi todos los suyos, pero que no llegaron a estrenar éste, sino que lo tocaron a su muerte, en 1976 (la grabación, con un poco de ruido de fondo, está hecha en Praga). Aunque prefiero a los del Borodin, hay aquí sin embargo toda esa resignación, esa ola sombría de la muerte que recorre la partitura, pues estaba pensada para la muerte de los amigos. Crepúsculo vital. Antes Pérez de Arteaga ha puesto las dos músicas que escribió para El rey Lear, en 1940 y 30 años después, aquí para el filme de Kozintzek. La partitura de 1970 es de una sutileza tremenda. Hace ya 30 años que nos dejó el compositor soviético. Hace 30 años de esa película. Y que murió el dictador. Pero el viejo fascismo, que era un "movimiento-para-la-muerte", un desfile de muertos vivientes, ha derivado en un cáncer en el tejido social. No hay un fascismo, sino microfascismos (como supo ver el lúcido Deleuze), células o conjuntos celulares dañados que se ramifican haciendo metástasis y logran infectar el conjunto. Las pruebas se encuentran en este blog, todo lector o lectora lo sabe. Contra el viejo fascismo se pudo combatir de forma razonada, contra los microfascismos, ¿cómo hacerles frente? Bueno, para no despedirme con una nota melancólica, decir que también escuché el Concierto para piano en Sol de Ravel, en las manos de Michel Camilo (sí, desde luego que iba a cien por hora), cuyo movimiento lento, adagio assai, es de una hermosura inigualable. Es la música de la felicidad, de ese momento calmo, antes que suene de nuevo la alarma en el instituto, y antes que caiga la noche, y visite de nuevo el pasado, con todas sus miasmas y sus personajes indiferentes cargados de afectividad: en sueños, Sara, y la yonqui sin arreglo.
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Alice rompe con Eric y acaba liándose, todavía en la confusión del amor roto, con Philip. Ese beso da paso a Kiss & Tell, escrita un año después (Picador, 1996). Alain de Botton y su divertida biografía de Isabel, una chica cualquiera (¿por qué sólo biografías de gente famosa?). Me gusta lo que cuenta, la importancia a los detalles, y cómo lo cuenta. Un día contaré también tu historia, desconocida.
12 Comments:
Yo también vi "El desencanto", hace unos años; después descubrí que en el documental que tenía grabado sobre Ricardo, aquel tipo que salía diciendo: "Llevo años solo, sin compañía, porque con los locos no se puede hablar de nada, son todos una pandilla de follaburras asquerosas", era el mismo, el mismísimo Leopoldo María; después leí algunas cosas de él, su biografía, sus palabras:
"En la infancia vivimos, después sobrevivimos", sus dedicatorias: "A Felicidad Blanc, viuda de Panero, para que me perdone el monstruo que fui", y algunos poemas que debería haber escrito yo, como éste:
Si no es ahora ¿cuándo moriré?
Si no es ahora que me he perdido en medio
del camino de mi vida, y voy
preguntando a los hombres quién soy, y
para qué mi nombre, si no es ahora
¿cuándo moriré?
Si no es ahora que aúllan los lobos a mi puerta
si no es ahora que aúllan los lobos de la muerte
si no es ahora que está como caído
mi nombre al pie de mí, y boquea, y pregunta
a Dios por qué nací: si no es ahora
¿cuándo moriré?
Yegor, ¿a qué Ricardo te refieres?, me gusta mucho eso de "follaburras", suena bestia,, jeje... También muy bueno el poema, gracias. NO me gustan tanto los más largos, pero los más condensados como éste están muy bien. ¿Tú viste la peli de Ricardo Franco?, podemos hablar de ella, es la continuación fantasma, esa la vi en el cine, allí por la PLaza de España, y al salir de madrugada un yonqui nos estuvo persiguiendo, joder.
Mis dos chicos favoritos unos detrás del otro , y encima citando a Panero , que me subyuga.
Tengo una foto de L.M. Panero hecha por un amigo y firmada por él para mí , cuando pienso que por un sólo instante esa cabeza genial estuvo acupada en retener y escribir mi nombre se me eriza la piel .
¿Hablamos de la peli? en esa no me dormí .
A mí, como a Bolaño, me dan mucho miedo los fans de Leopoldo María Panero. De hecho, ya es casi lo único que temo en esta vida, es una pesadilla recurrente: que los freaks que se reúnen de vez en cuando para comentar orgiásticamente sus libros (Bunbury, Carlos Ann, José María Ponce, Bruno Galindo, y todos los aún por conocer) se me aparezcan una madrugada bajo una farola, poema en mano, y em obliguen a recitarlo. Y eso que, como a Bolaño, me parece uno de los tres mejores poetas vivos de España.
la entrevista con panero..pues genial, estoy de acuerdo en que a los españoles les obsesiona el sexo,el futbol y odian la cultura...en fin , sólo tiene un fallo : lo último, su odio visceral a la letra...que pena!!!
saludos
litae
Belle, algún día me enseñarás esa foto..., y claro, habla tú, yo seguiré por donde sigan los caminos.
Jacobo, es posible que esos fans estén, ellos sí, muy mal, no escuché ese disco y la verdad es que tampoco me apetece, en el Bosque creo que se habló del tema, y salía mayoritariamente la gente en contra. En fin, yo como con el pop y demás no quiero saber nada: la poesía, pura.
Litae, pues hoy aparece una entrevista en El País, en lo de emergentes y divergentes, otra vez se hablará de él, claro, en este puto país...
La atmósfera que hay en tu post, me llevó a otro escritor. Panero ... y de pronto Juan Carlos Onetti con su novela 'El pozo ' que acabo de releer.
las lei a la vez, una con cada ojo..:-)), ya conocía sus afirmaciones sobre los españoles..tan ciertas..
litae
De acuerdo muchacho, no te enteraste ni una pijota del sarcasmo de Michi...tu quédate con Leopoldo, tan buen poeta como comediante...
No hay nada peor en este mundo que ser un coñazo...y mis dos hermanos lo son..(Michi Panero)
¿Pero con qué facilidad insultas tú a Felicidad Blanc? ¿Por tres comentarios de Leopoldo María en un documental? ¿Tú qué coño sabras de la verdad, imbécil? Es la hostia lo que la gente suelta sin tener ni idea y con toda la seguridad del mundo... En fin. No te tires por la ventana al volar cuando veas Superman.
"a volar" quería decir. Y opina sobre tu madre, no sobre una que no has conocido nunca.
Bueno, anónimo, todos sabemos de Felicidad Blanc. Todos la hemos visto. Sabemos lo que hizo. Leopoldo dijo lo que LE hizo. Si no nos fiamos de una de las personas que más la conoció...
AHORA, a mí me cae mejor que al autor, por lo que se ve.
Me gustaría que hubiera sido mi madre. Y que hiciera lo que quisiera. Leopoldo fue feliz en su infancia, y ESO fue gracias a su madre.
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