jueves, septiembre 01, 2005

Amor Daño

Incipit

Un recinto universitario. Tinker, torturador / psiquiatra del peculiar grupo. Una chica que busca a su hermano (puede ser Grace-busca-a-Graham, pero no es seguro que así sea). También está la pareja Carl-Rod, con los que T. ensaya nuevos modos del Dolor. Las mutilaciones que sufre Carl, antes los intercambios de anillos (y luego, la macabra acción de quitarlos). Intercambios de ropas entre Robin y Grace. Fluidez del discurso, pero se eriza la prosa, se vuelve drogadicta, dura, casi telegráficos los diálogos. Tinker en una cabina de peep-show pidiendo a la Mujer que muestre su cara (¿es Grace?). No hay posibilidad de amistad, cuando el sexo-dolor-muerte llenan el ambiente. Escenas onírico-amorosas entre Grace y Graham, con la flor que se abre y llena toda la estancia, sea girasol o narciso. Se nos habla de hasta qué punto podemos prometer algo al otro del amor, y cómo podemos mantenerlo sin mentiras. Supongo, y esto lo señala David Greig en su texto introductorio, que es muy difícil para el director puntual de esta obra, tomar las adecuadas decisiones de stage. Una flor que arde, un cuerpo despedazado. Actores que tienen que simular sexo oral, hombres con hombres y sexo sobre el escenario, para que se ilumine el alma podrida. Habitaciones coloreadas según el Estado de Ánimo. El comienzo de la canción You are My Sunshine de Jim Davis y Charles Mitchell (que no conozco). Imagino todo lo que pasa, pero a veces es muy difícil, muy abstracto, como imaginar esas voces que golpean, que claman sangre, sangre que mana de la ropa, de la pared...
***

En la escucha, para salir de esta tormenta de tormento: Wagner e Venezia, de Uri Caine, él tocando el piano, dos violines, un violoncello, un contrabajo y un acordeón. Como bien dice Javier Palacio en los comentarios de este disco-libro (nº 50 y último de la colección Clásica-El País), es un Wagner desposeído de retórica, un Wagner de bolsillo y portátil, lunar y melancólico. Las siete piezas son oberturas y preludios, más la Cabalgata de las valquirias, que es una educada broma, sí, pero que por lo mismo es la única pieza que no me gusta, pierde la fuerza del original y está, sí, más en la onda de Mendelssohn. Pero esa obertura del primer acto de Lohengrin, corte 7, es sensacional, también los dos momentos de Tristán e Isolda. La grabación se hizo en dos lugares de la ciudad de los canales, el Gran Café Quadri entre ellos. Casi una hora de ligereza, lo necesitaba, después de este calor que agobia, y del teatro de la nueva crueldad (que es la de siempre; como Greig nos dice, es Shakespeare el que late al fondo). Sigo con los cuartetos de Shostakovich, como si nada hubiera pasado, no hubiera habido ruptura, no me hubiera ido al Norte. El nº 14 posee un momento de canto del cello que es puro Bach. Cuando se acerca el final, Shostakovich vuelve la vista de forma punzante al Maestro.

Y Steiner, en El Cultural, nos habla de los cafés que construyeron desde hace tiempo la identidad de (esta posible) Europa.

Reseña de Cleansed

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Leo Sarah Kane y no puedo evitar decir que sí, que es estupendo que te dediques a ella estos días pues es de lo que más me ha impresionado. Hace meses vi en la Schaubühne de Berlín las puestas en escena de Cleansed y Blasted. Ambas son muy fuertes, explícitas, violentas, directas, pero con una intensidad y claridad que no he visto en nadie más. Es un golpe en el estómago, un sacudirte entero y ese nada-es-después-igual que sigue a lo que ha merecido la pena. ¿Cómo pudo salirse tanta gente del teatro a mitad de Cleansed?
En ambas obras está muy presente esa dualidad del amor destructivo-constructivo que menciona esta reseña de Cleansed que te agradezco. No sabía que Kane se hubiera ocupado de dirigir Woyzeck de Büchner (que por cierto acabo de ver en la versión cinematográfica de Herzog con el gran Kinski) y que Cleansed había roto de alguna manera con ésta.
No he leído sus obras, sólo las he visto y sólo dos. No sé si será lo mismo.
Kane tenía un talento excepcional. Es una pena que se haya suicidado tan pronto.

11:39 a. m.  
Blogger lukas said...

Loriana, muchas gracias por tu comentario, siempre tan acertado e ilustrativo (te echaba de menos). Qué suerte haber podido verlo en directo, aunque se puede leer perfectamente, todo el tiempo estoy pensando en cómo sería en una puesta en escena, cómo se comportarían los actores ante los retos que el texto y las indicaciones imponen. Como bien dices, Kane es a la vez destructiva e iluminadora, y los finales de Cleansed y Phaedra's Love son significativos de ello. Hay una búsqueda, un anhelo (Crave) de esa claridad en mitad del desastre. El amor en todas sus variantes y modulaciones. La identidad hecha pedazos, en Cleansed. ESto no puede ser más posmoderno, y daría para muchos estudios.

Sí, admiraba a Büchner (tengo muchas ganas de ver esa ópera en directo, la hacen en el Liceu dentro de poco) y a otros dramaturgos poco conocidos por aquí. A su lado, la neurosis de los personajes de Pinter es casi nada. Ella era una mujer que sufría de depresiones, y en el otoño-invierno de 1998-9 sufrió la que sería la última, pues en febrero de 1999 se suicidó. En ese período escribió la que sería obra póstuma, 4.48 Psychosis (la obra en la que se despertaba, el momento de lucidez/ tortura). Yo creo que haber descubierto este torrente atormentado es lo mejor que me ha pasado, ahora que tengo que afrontar otra temporada en el desierto...

12:02 p. m.  
Blogger Enigma said...

Sin lugar a dudas escenas tan rapidamente mencionadas, dispararadas sobre la psique del lector, es sobrecogedor... para llegar a la paz ante la incognita.

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

3:07 a. m.  

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