viernes, septiembre 23, 2005

Miserias III

Veo Balseros, un documental realizado por dos catalanes a lo largo de varios años, en donde se nos cuenta las aventuras y desventuras de un grupo de cubanos y de sus familias: algunos hombres y mujeres que decidieron lanzarse al mar en 1994 en una triste barca realizada con maderas y gomas de neumáticos, apenas velas, formando parte de un éxodo masivo de gente que huía de la eterna depresión económica de la isla. Poco después Clinton y Castro decidían cerrar las fronteras y dar órdenes para que parase el flujo de gente en el mar y las costas. Algunos murieron, otros fueron rescatados y llevados a la base de Guantánamo. La primera parte del filme, a ritmo de salsa, nos mete de lleno en las casas y el ambiente de la isla, la preparación de la hazaña. Todo parece precario pero la paradoja es que la gente parece feliz, feliz de poder intentar su sueño. Incluso luego, en la segunda parte en la base maldita USA, los rescatados y allí prisioneros están contentos y sonríen a la cámara, muestran sus camastros y pertenencias y esperan ansiosos el momento de ser elegidos para viajar a Miami, en donde algunos son esperados por sus familiares. La tercera y extensa parte está ya en Estados Unidos, siguiendo a esta gente y sus destinos azarosos. Llegada a la gran urbe del sur de Florida, entrevistas con representantes de la iglesia católica y su acción de caridad, que trata de encontrarles un destino con buena posibilidad de trabajo. Así es como comienza otro éxodo por el inmenso país: unos a New York, otros a Kentucky, a Connecticut... El documental tiene un ritmo perfecto, y muestra tanto a esta gente tratando de buscarse la vida en el nuevo país, como a sus familiares, esperando noticias, una imagen, dinero... Cinco años después, las cosas han cambiado. Uno dice que en NYC,la capital del mundo, si no aprendes, ya no aprendes en otro lugar..., la calle es dura, el país es duro en general, pero todos parecen dispuestos a integrarse en el sueño americano, aunque de sueño tenga poco, y más bien parezca a veces simple pesadilla. Uno olvida pronto a su mujer y su hija pequeña y busca otra mujer (para crear familia, para evitar la añoranza), cinco años después ya tiene otra, tuvo problemas con la anterior, que se ve que lo denunció por maltrato y destruyó parte de su casa. Otro parece que se accidentó en la fábrica, quedó medio paralizado de las piernas, se da por desaparecido, y los reporteros lo encuentran dentro de una especie de secta o iglesia fanática, hecho un majara perdío (como se dice aquí en Andalucía). Otra mujer con su compañero acaban en Alburquerque, Nuevo México, un lugar al parecer poblado por las drogas aparte el desierto; años después su hermana y su hija pequeña viajan para reunirse con ella, y con su testimonio se remata esta obra, con su decisión de no vivir con ella, para no perderse ella también (las dos tienen una pinta de zombis yonquis que para qué). Lo que concluí, según la iba viendo, era que esta gente huyó de la miseria de la isla caribeña para meterse de lleno en el capitalismo salvaje (todos ansían el carro, la casa, la buena vida que promete el Imperio), pero al final el tiro les sale por la culata, pues no hay felicidad, y menos Paraíso. Me preguntaba para qué todo ese ir y venir, para qué, para qué. Es el problema que también veo en los ecuatorianos, argentinos y demás inmigrantes en España: vienen con unas ganas tremendas de una nueva vida, pero la buena vida es otra cosa que integrarse en el Sistema de Consumo Global. Si no tienes una mínima educación, no eres una persona con un gusto por la cultura, si tus aspiraciones son sólo materiales, vivirás como una pobre cosa, aquí o en Alemania o en USA. Ésa, me parece, es la lección.
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Veo a una chica que va al instituto, con su larga cabellera rubia, su rostro ovalado ("de almendra"), mirada un tanto perversa, con faldita roja y... Y la imagino con una camiseta vista en el escaparate de una tienda, que dice I'M STILL A VIRGIN Unfortunatelly this is a really old T-Shirt.
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Vila-Matas y su PA-TÉ-TI-CA vida sexual en París, durante los años del aprendizaje o lo que sea (más bien creo que fue para espiar realmente a ese amigo, Javier Grandes, el que sale en las pelis y cortos underground de Adolfo Arrieta --que vi en su momento en el cine-club de La 2-- ). Con Petra, esa especie de novia secreta que tuvo en Barcelona antes del viaje, tan fea y proletaria (tan lejos de su clase social, ay, qué pena, este chico aspiraba alto). Apenas habla abiertamente de sexo, porque le interesa más la frivolidad de fiestas y terracitas de cafés literarios como el Flore. Se ve que con esa Petra, poco y malo (eso de que le sirviera para entrenar sin inhibiciones no me lo creo del todo), y encima le tiene que pedir dinero una noche que ansía ir a la fiesta de Paloma Picasso (VM es un tipo tan creído, que sólo tiene amigos de relumbrón). Pero luego nos cuenta cómo se lo montó con una tal Gilberta, una uruguaya de casi ochenta años, cómo le metió la mano en la bragueta..., y eso sí que es patético, sobre todo porque la vieja lo deja en ridículo, no le dice afeminado pero casi... En fin, que si alguien había aguantado hasta este punto del libro, aquí ya puede ir preparando la chimenea...

3 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Qué periplos.
Me llama la atención lo que dices acerca de la cultura... Sí, cuando uno está afuera, con poco dinero, puedes caminar y el solo hecho de ver las calles con su hermosa arquitectura-por ejemplo Luxemburgo-, claro que con comida en en el estómago,es vivificante. Una /o s eleve. Hay sitios realemnte maravillosos,y luego los conciertos, la vida que bulle, los cines, las bibliotecas... Y lo importante que es
saber hablar otros idiomas, para que la soledad no sea mortal.Que hay soledades y soledsdes.

De V.M., creo que buscaré libros en una biblioteca..., sólo por curiosidad.

Hasta otro post Lukas.

5:26 p. m.  
Blogger JacoboDeza said...

Aquí en donde vivo también hay un constante ir y venir, y se puede llegar a entender. El 70% de los nicas, según una reciente encuesta, quisiera irse a los USA: allí van a ser igualmente explotados pero con un sueldo gringo, con el cual van a poder vivir (¿vivir?) y todavía les quedará para enviar dinero a sus familiares. Las remesas representan aquí, y especialmente en El Salvador, el volumen más importante de ingresos del país, incluso más que el que se obtiene por las exportaciones.

Por lo tanto aquí la cultura no puede ser otra cosa que popular, pero en un sentido positivo: hay más cultura en una calle o en una plaza que en un teatro, un cine o una librería. La cultura no se paga porque no se puede, así que hay que memorizarla y traspasarla. Es increíble la cantidad de poemas que puede memorizar aquí una persona, y cómo eso afecta al habla y al modo de ser, de lo que ya hablé. La pena es no poder conjugar esa riqueza de base con el acceso a la otra cultura, la que también está en los libros y en una buena exposición.

Mi pensamiento rizomático me lleva ahora a recordar una frase de Vargas-Llosa: la mejor creación literaria nace allí donde se sufre, donde se padece. En los países ricos los escritores se han apelmazado y cultivan un realismo light, sin chicha. Puede haber algo de cierto en eso...

7:00 p. m.  
Blogger Hannah said...

Hola, Lukas: ya ves,eso de estas "desforados" que no desaforados -aunque a veces, también- me lleva a visitar a los amigos nostalgiados en sus territorios blogueros. Y aquí estoy, visitándote.

Un saludo entrañable, compañero.

YoHannah

10:49 p. m.  

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