martes, septiembre 06, 2005

Territorio Soler




Pues nada, que después del placer deparado por Las bailarinas muertas, con ese final tan espléndidamente desencantado, me he puesto con El camino de los Ingleses (Destino, 2004), que recibió el Premio Nadal ese mismo año (Soler posee ya los premios más prestigiosos del panorama nacional, siendo como es todavía un escritor en progreso). Me enteré hace poco que está haciendo el guión para la adaptación al cine de esta última novela, y la verdad es que, de entrada, es una novela fácilmente adaptable. Su estructura es diferente a la otra, pues aquí los "capítulos" (no señalados como tal) son breves, y en cada uno se nos van introduciendo tanto personajes como anécdotas y aventuras de aquel verano de la felicidad, narradas por alguien que estuvo en el grupo, pero del que todavía no sabemos mucho. Soler vuelve en realidad a la misma estrategia, contar la historia coral de un tiempo, esta vez de una serie de personajes en ese período crítico entre la primera juventud y la edad adulta. La creación de personajes singulares es lo suyo, y en ello demuestra un ingenio, un sentido del humor y un rapto poético increíbles. El principal es Miguel Dávila, el poeta con su riñón tirado a la basura (de ahí la cicatriz de cincuenta y cuatro puntos con forma de media luna en la espalda); también están sus amigos Paco Frontón, Avelino Moratalla y Amadeo Nunni el Barbirusa, sobre todo éste es un caso, ya por sólo mencionar su familia..., con un padre desaparecido, una madre huida a Londres, un abuelo exhibicionista y una tía que sueña con Lana Turner (otra vez esa cinefilia, ya presente en la otra novela) y que sirve durante un tiempo como objeto sexual del pequeño grupo. Y también está Luli Gigante, de quien se enamora Miguelito..., y la Cuerpo, con quien folla Frontón, hijo de un mafioso de cuidado que se pasa la mayor parte del tiempo en el Hotel (la cárcel). Y todos se mueven por la Málaga ya desaparecida, que yo tampoco he conocido, pero que de alguna forma me sirve para pensar en ella como algo "cinematográfico", porque una cosa: una ciudad, en nuestros tiempos visuales, sólo existe realmente cuando aparece en el cine, cuando es recreada por la literatura. Y Soler es este hombre capaz de hacer eso con una ciudad tan tonta, en apariencia, como Málaga.

Yo necesitaba a una persona que me hiciera conocer la Málaga de verdad, y ése es Soler, ahora. No la Málaga para los guiris, la que se contempla desde Gibralfaro, sino la Málaga de los barrios populares, de nuevo Eugenio Gross, la calle Soliva, ese camino de los Ingleses, el paseo marítimo, el pabellón de Carranque... Se habla de "territorio Soler" porque el autor crea todo un universo que es propio y de nadie más, incluso aquí aparecen personajes secundarios de la otra novela, como los del gimnasio Mateu (o de los Billares Tesán), o Luisito Sanjuán, siempre adormilado (en un reportaje, hace tiempo, salía el hombre, su amigo, en el que se inspira), por no olvidar esa Academia Almi de mecanografía... Es que todo parece tan cercano, como si fuera extraído directamente de la vida misma: pero eso es lo que me regocija, un autor capaz de trabajar con esta materia básica, y hacer pura literatura, y hacernos vivir sus historias, tan sólidas, tan efímeras, con sus penas y sus miserias, como la de ese Rafi Ayala el despellejagatos, o la Gorda de la Cala, ninfómana que luego acabará en un psiquiátrico del que la dejan salir para que aparque coches cerca de La Rosaleda... Genial.
***

Ayer hizo un día asqueroso, por cierto: soplaba viento pero calentorro, el terral dichoso que sopla desde el norte de África, y que es como si por todas partes el aire se cargara del calor de mil hogueras flotantes. Esto de vivir cerca del desierto es realmente asqueroso. Qué curioso que hablen de paraíso: como decía la viñeta de El Roto ayer, ¡desmonten el escenario del paraíso, se acabó el verano! Hoy ya sopla menos, parece que el tiempo cambiará, pero no se sabe cuándo. Y en China, y en el sur de Estados Unidos, pasados por agua. Nunca el tiempo estuvo tan loco. En el sur sólo puedo vivir a través de la literatura, nada más.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hola, paso de vez en cuando por tu interesante blog, aunque nunca he comentado nada. (soy más lector que comentarista). Hace unos meses inicié mi andadura con mi humilde blog y recientemente he dedicado un artículo al maestro Antonio Soler. En él transcribo algunas palabras de este post tuyo. (pido perdón una vez publicado).
Gracias por fomentar a este autor en particular, a la literatura en general, y enhorabuena por tu trabajo.

4:00 p. m.  

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