miércoles, noviembre 30, 2005

Caminos

Como hacía mucho que no iba al cine, fui al cine a ver Pasos, de Federico Luppi, una película que trata de tres parejas que se conocen de hace mucho, unidas por su supuesta oposición al régimen de Franco y luego celebrando el fracaso del golpe del 23-F del 81 (es con lo que se inicia el filme), pero que a partir de entonces, y de una forma muy rápida (la película acaba cuando el Mundial del 82 , con el partido de la selección española con Yugoslavia, qué tiempos), pues..., que las cosas van a tomar giros inesperados. No es una película perfecta ni mucho menos lo pretende, pero tiene una buena caracterización de personajes, no planos como en otras tantas películas, sino personajes llenos de contradicciones, como en la vida real, de eso sabe mucho Luppi, uno de los grandes actores del cine hispanoamericano de todos los tiempos. El guión es de Susana Hornos, que enseguida gustó a nuestro hombre, que hizo suya de alguna manera esa transición tenida por modélica en muchas partes, a él también se lo parecía (en Argentina en el 81-82 aún estaban con los milicos), pero que luego se ha demostrado que no fue tan así. Pero hablemos de la historia: hay tres parejas, como digo, una digamos conservadora formada por Bea (Eva Cobo, qué gorda se ha puesto esta mujer, con lo guapa que era de más joven) y Javi, con una niña que justo se prepara para su primera comunión. Él es abogado, pero en realidad todo se lo debe a su suegro, que como veremos en una secuencia magistral, la de la noche de juerga, es un vicioso, y sobre todo, vive inmerso en la hipocresía, como se redondea en otra secuencia no menos buena. La otra pareja está formada por Silvia (Ana Fernández; no será guapa la actriz, pero qué papeles tan buenos le dan) y José, son los típicos "comprometidos", pero que una vez que la situación parece ir a mejor, deciden separarse, y más ahora que está a punto de salir la ley del divorcio. Él es un tipo formal, demasiado coherente para los tiempos torcidos que corren, y eso Silvia lo ve con una mirada agria que no puede contener. Al final, va camino de convertirse en el cínico acomodado que la mayoría de los progres de los sesenta representaron. La otra pareja es la que menos peso tiene en la primera parte: Ana y Francisco, ella una mosquita muerta, una pobre ilusa que lee Jazmín y no tiene valor apenas para rebelarse contra ese estado de cosas, y él un proletario que tampoco puede rebelarse contra su jefe, que tiene mal beber y sobre todo, una rabia contenida impresionante, que termina descargando contra ella de forma brutal. Toda esta segunda parte deviene casi un filme de terror, y la banda sonora (de un compositor argentino judío, a juzgar por el apellido) hace guiños claros a Bernard Herrmann, ¡es chulísimo! La cosa, unos meses después, es agridulce, como suele suceder, y Silvia es aquí la protagonista, tal vez con ella es con quien Luppi más se identifica a la hora del rodaje. Ella es la única que no cede, que no transa, que sabe que España es un país de mierda, y que la gente buena como Ana no puede evitar convertirse en víctimas. España, no lo olvidemos, pasó del franquismo a una monarquía constitucional, pero el Rey fue elegido como sucesor por el propio dictador (entró a los dos días de su muerte), y la cosa es que, por mucha algarabía estudiantil, Franco, ese débil mental como decía Boadella, murió en la cama, no asesinado por una revuelta. Así estaban las cosas, y así siguen. Consume, consume...
***

Beethoven, segundo cuarteto de cuerda, op. 18 nº 2. Comienza con un allegro, al que le sigue un adagio cantabile--Allegro, que es en sí toda una innovación: el principio se desgrana con sentimiento, para pasar de forma inesperada a un allegro; vuelve la sección lenta, con su melodía sostenida por el rico bajo sonoro, y al final acaba con una breve vuelta al clima allegro. Esto es algo que no tiene justificación, y que B. hizo sólo por impactar. El tercer movimiento es un scherzo--allegro, que se desliza por una melodía sinuosa hasta ritmos casi campestres; y acaba con un allegro molto, quasi presto, desinhibido, suelto, ¡alegre! Los que tocan son los mismos de ayer, los del Budapest String Quartet.
***

Y en las páginas casi amarillentas aparece otro espíritu que está en el otro mundo, José Ángel Valente, hablando en una entrevista (ya con signos evidentes de su enfermedad) contra los grupos poéticos, que sólo sirven para encubrir a los mediocres, dice, esos gregarios que publican libros como churros, amiguetes forever. Y también aparece uno que está bien vivo y que sigue dando que hablar, Michel Houellebecq, cuando las partículas elementales iban por el aire, que está lleno de espectros. Y Patrick McNamara, un científico estadounidense estudioso del sueño, dice que el sueño puede servir como entrenamiento social, y creo que tiene razón: en el sueño, aparecen situaciones que pueden suceder, es como un paisaje virtual (de situaciones posibles) en donde nos vemos interactuando con los otros, a veces de forma violenta, a veces de forma erótica difusa, a veces en situaciones más tranquilas. El animal social se entrena, el animal que tiene que dormir al menos ocho horas para estar alerta y rendir bien al día siguiente, el animal paralizado muscularmente, de lo contrario sería peor que estar en un maratón... Y Eduardo Punset que habla del camino a la felicidad, habla de esos años redundantes del ser humano (digamos de los treinta a los ochenta, o más), porque ahora se vive más (tal vez, sí, pero con peor calidad de vida en muchos casos), y cómo la felicidad es posible, si nos demoramos en el mundo, si logramos vencer el estrés, que es tres tres... La felicidad no existe hasta que no estás muerto, chaval, porque sólo ahí se ha completado el ciclo, felicidad dice whole, completo, algo que ha terminado, y en esta vida todo es atomizado, imperfecto, parcial.

Hay que caminar, una fuga sin fin, desierto de Sonora.

Más artículos de Dreaming: The Journal of the Association for the Study of Dreams

2 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Un actor dirigiendo cine , como lo hiciera Eastwood, Soffia Coppola y otros, y con buen inicio, por lo que cuentas.

Lo interesante es que siendo tú español, dejas una mirada valiosa, por lo crítica, franca y eso clarifica las circunstancias que pasaba tu país en medio del drama de estos personajes que de una u otra manera existían.

Es uno de los mayores placeres, leer sobre música, porque cuando una la escucha, evoca lo que se dijo como eco escrito de lo sentido. Es como si la música de las palabras fuera absorbida por la que resuena en los espacios que una habita o transita.
Y el gran Ludwing nos acompaña...

Sueños: entrenamiento social, oh, eso es como una arista nueva en la mirada. Luego del sueño, la cotidianidad pareciera constreñirlos y eso no sucede de una manera ansoluta. Según se camine y se de lugar al carpe diem, el sueño tiene otro rostro en la consciencia diurna o cuando se esté despierto.
Hubo un tiempo en el que dormía de día y al salir, la estrellada noche
y el viento del verano seguían al sueño... qué tiempos.

Dejas un link interesantasímo, Lukas.
Sobretodo nos dejas tu post.

1:04 p. m.  
Blogger Unknown said...

Amigo, tu blog es sencillamente excelente, bello, simple, muy muy bien escrito. Me congratulo de que esta nueva forma de expresión sirva para que tipos como tú publiquen y circulen por la red.
Un abrazo desde Argentina

LUIS SAEZ

5:31 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home