jueves, noviembre 03, 2005

Equilibrio, armonía


Leo en El efecto Mozart, de Don Campbell (Urano, 2002):

"Los científicos han descubierto que los bebés perciben los sonidos musicales igual que los adultos, y prefieren los tonos armoniosos a los chillones o disonantes" (p. 68).

¿La percepción musical, por lo tanto, es innata?

"Estamos en una época en que la sociedad podría necesitar prepararse para un brote de Trastorno Afectivo Rock and Roll, es decir, la decadencia de la capacidad auditiva natural y el aumento de estrés, ansiedad y cansancio producida por toda una vida inmersa en la gloria del rock and roll" (p. 48). La mayoría de los músicos de rock se ponen tapones en los oídos mientras actúan, e incluso acceden a venderlos en sus conciertos (p. 49). Los sonidos por encima de los 120-125 decibelios provocan dolor, son heridas literalmente (la música rok a volumen fuerte y los cláxones de los coches tienen unos 115 db).

El autor resulta que es también compositor, autor de música new age, a juzgar por los títulos que señala (Essence: Crystal Meditations; Timeless Lullaby), música capaz de reducir el ritmo cardíaco y de bajar la tensión arterial, de relajar al que escucha. Entonces, ¿no debemos escuchar la música nerviosa de un Lachenmann, por ejemplo, su ópera La cerillera, en la versión de Cambrelling, producción de 2002? ¿Sólo es saludable la música de Mozart y Vivaldi, algunos barrocos más, y los movimientos lentos de las obras románticas, que no son exacerbados? Hay un fragmento en donde da el ejemplo de una amiga, que por no poner la música adecuada, arruinó una velada romántica..., y llega a decir que poner la Patética de Beethoven fue patético... Es lo malo de este libro, que roza peligrosamente, y a veces se mete de lleno, en las obras de autoayuda, new age, que me repatean. Y se llegan a decir muchas tonterías, bajo el aval científico made in USA.

La música también estimula la digestión, entre otros muchos efectos, que señala de forma pormenorizada. El rock, el jazz intenso y otras música no armónicas hacen que se consuma más, y más rapido, mientras que la música clásica, sobre todo en los tempi lentos, hace que uno coma menos y dedique a ello más tiempo. Algunos restaurantes no tienen en cuenta esto. En vez de una ambientación sonora delicada (v.g. Café de París, Málaga), imponen un hilo musical asfixiante, propio de una discoteca (Clandestino, Málaga; Olsen, Madrid).

Me he reído con lo que cuenta en "Florecimiento sónico", cuando habla de un experimento con flores realizado por una estudiante de posgrado en Denver: construyó cinco invernaderos, todos del mismo tamaño, la misma tierra y recibiendo la misma cantidad de luz y agua. Durante varios meses puso música en cuatro de ellos, dejando libre el quinto para que sus plantas sirvieran de grupo de control. A un grupo le ponía Bach, a otro música clásica india, al tercero rock a todo volumen, al cuarto country. "Descubrió que las músicas de Bach e india estimulaban espectacularmente el crecimiento de las plantas; las flores eran más abundantes y las trepadoras ascendían hasta los altavoces. En el invernadero con música rock and roll, las cosas no iban del todo bien: había muchas menos flores y al parecer las plantas no querían crecer; en el invernadero con música country, descubrió, sorprendida, que las plantas se desarrollaban de modo casi idéntico a las del invernadero en que no ponía nada de música" (p. 93).

Esto nos hace pensar en las famosas vacas de Wisconsin, que producían más leche, y de lo que reía Baricco en su famoso libro estúpido. Hace poco escuché que en algunas viñas habían decidido poner música clásica, para aumentar y mejorar la producción. En una ciudad de Canadá ponen música clásica para evitar el consumo de drogas, algo que se ha hecho o se hace también en Holanda, en estaciones de metro o tren, para ahuyentar a los drogadictos. Esto prueba que hay músicas nefastas, como el rock duro o el hip hop o peor aún, ese demonio de reggaeton, y músicas adecuadas para nuestro equilibrio.

Cada vez escucho menos música, y terminaré por aborrecerla. Pero la de Purcell es tan hermosa...

2 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

¿Qué dices?

Lukas, es cierto que hay períodos en los que uno/a necesita el silencio. Y se escucha otra música, la de los sonidos leves del viento que entra por la ventana, de los pasos cercanos, de la respiración pausada de uno mismo. Y luego uno vuelve a la música, porque hay nuevas melodías, otras composiciones, y todo recomienza o renace.

No sé, por ejemplo no me es posible verte aborreciendo la música, a ti que eres tan musical escribiendo.

5:39 a. m.  
Blogger lukas said...

Sí, querida Vir, es cierto, que ahora necesito sonidos leves, de la naturaleza, pero poco a poco iré escuchando música, otras cosas, si logro salvar este abismo.

Gracias por tus cumplidos, tú también eres muy musical, qué alegría sería alguna vez hablar cara a cara...

11:12 a. m.  

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