martes, diciembre 27, 2005

Bambú

En la foto del pasaporte, expedido en 1994, no tiene más de catorce años (ha nacido en abril de 1980): rostro ovalado, simétrico, melena oscura que le cae a ambos lados de la cara, labio inferior grueso, color fresa intenso, que dan ganas de besar enseguida... Se llama Lidia, y ahora tendrá veinticinco años, y quién sabe por dónde andará. Junto al viejo pasaporte (caducado en 1999, cuando en mi anterior vida) aparecen otros rastros de su existencia adolescente, puede que nínfula (sí, es posible, mientras miro a la estudiante que cubre su cara con su melena rubia y que usa siempre una camiseta de color, de manga corta, sobre una especie de malla negra, que le da un aspecto bohemio). Los rostros se confunden, los gestos marcan la diferencia, el color, la forma de unas manos. Aparece un CD, medio destripada la caja, de Miguel Bosé, Los chicos no lloran, que empieza con ese tema que me hace soñar con otros otoños, con otras vidas más intensas, con libros abiertos, apuntes desperdigados por la mesa, y una ventana abierta, un espejo en donde se reflejan sus catorce años, su anhelo de hombres que no sean como su padre:

Como una intrépida libélula
ante el espejo toda incrédula
pone un reparo a su extrafécula
yo me lo como o no?

Va y se maquilla su melancolía
haciéndose la que no ve me espía
y guiña un ojo y sé que es toda mía
me la como o no?

El va y se enreda con su pátina
con su elegancia neodiplomática
no atina a ver cuál es mi táctica
si me la como o no...

Y mientras ella plancha el corazón
yo le doy Bambú ... turap tuhe oh yeah!
y mientras que ella con pasión
da la llave yo le doy Bambú... Turap tuhe oh yeah!

I wanna get through the night

Ali Babá qué estoy haciendo oh!
trágame tierra ábrete sésamo
que en esta historia acabo
siendo el malo yo
ya me la coma o no ...

Y venga dai amore dai dimmi chi sei?
Tu que de repente prendi tutti i sogni miei...

Y mientras que ella plancha el corazón...

Y Eva le cuenta a toda su amistad
que Adán va haciendo obras de caridad
y al gato mata la curiosidad
yo me la como o no?

Y venga dai amore dai dimmi chi sei?...

Y mientras que ella plancha el corazón...

Vuelvo a sacar el pasaporte debajo de mi escritorio, para mirar su foto una vez más, para imaginar cómo será su rostro hoy día: ese pelo tal vez recortado, para aliviar un tanto el vuelo; los labios seguro que igual de rojos, cansados ya de bocas pasajeras; las cejas apenas; los pómulos altos, lívidos por el frío; los ojos que se pliegan a unos informes que hay que completar, como la estudiante se vuelca sobre los apuntes y el libro de lengua, el color indio, añil dijo la profesora al borde, mientras otro río se tiñe de crepúsculo, por mí no lo hagas. Y ahora a mi lado se sienta alguien con la misma edad que yo, de la que no sé su nombre, y a dos mil quinientos
kilómetros, es posible, ahí, que alguien diga mi nombre, eso que cada noche borra el sueño.

1 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Lukas, recuerdas escenas donde la belleza en su esplendor y su bruma es como una postal suspendida en el tiempo. Sólo tú escribes así Lukas...

Si pones una radioblog, su edición será sublime, lo sé.

Salutes

4:35 a. m.  

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