jueves, diciembre 29, 2005

La carne es débil




Así que ahora leo una novelita de Pascal Quignard titulada La frontera, que ha publicado la editorial Funambulista este mismo año. De Quignard sólo conozco sus tratados sobre la música (el odio a la música), pero no ninguna obra de ficción. Pero algo había leído sobre su peculiar estilo, que es decididamente retro, pero que en contenido y en intenciones, es totalmente moderno, siendo esta mezcla lo que hace de él un autor único, intempestivo, como la misma colección de la editorial indica. Lo que se nos cuenta aquí ocurre a mediados del siglo XVII en Portugal, cuando se decide su destino (su separación de España, nada menos), y tiene por protagonistas a una serie de nobles, como Luisa de Alcobaça, el señor de Jaume y el señor de Oeiras, con quien finalmente se casa esta hermosa de quien está locamente enamorado el francés, desde que en su infancia jugaba con ella. Es una historia que se presiente tremendamente dramática, y que una vez más, tiene que ver con los ardores de la carne, que no cesa. También la música jugará su papel, como veremos, esa música que lo mismo sirve para encantar que para destruir el alma. Se lee muy fácil porque los capítulos son muy breves, la tipografía buena..., es un libro de bolsillo, aunque bellamente editado, como tiene que ser, en un tiempo en que las malas ediciones abundan.

Rafael Conte nos dice desde la misma portada que estamos ante el mayor escritor de las letras francesas de hoy en día. Y es cierto: no hay otro con esa voluntad de estilo y con esa mezcla ideal de géneros.
***

Lidia sigue en su habitación, está tirada sobre sus apuntes, pero no duerme, escucha el CD de Miguel Bosé, que dice:

Hoy ha vuelto a darme por pensar
Que el diablo vino a hablar
Hoy mi alma no es tan cara.
En las calles de esta ciudad
No te pares a buscar
Los secretos de las despedidas.

No pensarías que iba a marcharme
Con las manos vacías por ti.
No pensarias que iba a marcharme
Con las manos vacias por ti.
No me acostumbro a perder
Pero juego por placer
Y es el juego el que me da la vida.

Puede que me canse del alcohol
Y que esta noche salga el sol
Pero quién lo necesita.

Nunca sopla el viento a favor
Cuando se trata del amor
Y pretendes ir de prisa.

No pensarías que iba a marcharme
Con las manos vacías por ti.
No pensarías que iba a marcharme
Con las manos vacías por ti.
No me acostumbro a perder
Pero juego por placer
Y es el juego el que me da la vida
No me acostumbro a perder
Pero juego por placer
Y es el juego, sí... me da la vida.

Con las manos vacías por ti.....

Y en los coros, ¿no es ése Rafa el de La Unión?, pero prefiere la voz aterciopelada de su ídolo, no la otra un tanto chillona, hombre lobo en París, puajj. Sabe que llegará la noche, que no le gustan los porros, que en el cine no hay ninguna película buena, que le han dejado un libro (algo de Isak Dinesen) pero no tiene ganas de leer, sólo de abandonarse a la escucha, el susurro de la noche, y las promesas, las promesas de que algo ocurra, que pueda irse lejos, en donde el viento nocturno sopla y hay sombras, sombras azules de hombres.
***

Restaurante Coure en El Viajero

3 Comments:

Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Lukas, armoniza el espiritu de los comentarios que se ven el foro, con lo que escribes. El tono, y la pasíón por las lecturas vivas.

Me gusta la mirada del escritor en la foto que aparece en el foro de 'El Bosque'.


:)

12:54 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Lo leí hace unos meses. Quisé comentarlo pero hace ya tiempo que no tengo ese humor...
Un placer leer tu comentario. He recordado el libro y me dan ganas de volver a leerlo, o de buscar más cosas de su autor.

¿No viste la película "Todas las mañana del mundo" basada en una obra suya? También su música merece mucho la pena.

11:40 p. m.  
Blogger lukas said...

Sí, LIdia, claro que vi la película, la tenía grabada también, pero se me estropeó. En fin, de Quignard han salido otros libros en nuestro país, merece la pena, es uno de los mejores...

6:03 p. m.  

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