jueves, marzo 02, 2006

Humores adolescentes


O cómo arreglárselas con cinco hijas adolescentes que tienen la regla al mismo tiempo. Cuando uno acaba el primer capítulo, esto es más o menos lo que se le pasa por la cabeza, cuando observa cómo esta familia, los Lisbon, están entrando en serios problemas al desatarse los humores, estados de ánimo y demás parafernalia del espíritu y el físico adolescente. Primero es Cecilia, la menor, de trece años, la que lo intenta primero, cortándose las venas y luego arrojándose por la ventana de su habitación hasta ensartarse en una cerca de espinos. Como una verdadera virgen rediviva. Tras este episodio terrible, en el segundo aparecen las típicas escenas de instituto, ésas que ya tenemos requetevistas gracias al cine. Las hermanas que quedan no parecen ser más estables. Nos tememos lo peor, es más, sabemos que pasará, porque desde el inicio se nos dice, pero se nos deja con la incertidumbre de saber cómo ocurrirá. Indagar en los papeles personales tampoco ayuda mucho, como ya es la prueba con la fallecida. Todo lo que sucede con las Lisbon es contado por uno de aquellos adolescentes, ya adulto, que recuerda los breves esplendores de aquel tiempo, marcado por convulsiones que a los lectores europeos nos parecen... demasiado americanas.

Otra visión del asunto