jueves, marzo 16, 2006

Me quiero morir

1993, finales de junio, M. se marcha a Argentina, voy a despedirla al aeropuerto, ese no-lugar asqueroso que sólo es apetecible cuando tú eres el protagonista. De regreso a Málaga, decido meterme en el cine Alameda a ver I hired a contract killer de Aki Kaurismäki, sobre un pobre tipo que decide poner fin a su vida, no puede hacerlo y decide contratar a un asesino a sueldo para que se encargue. Pero in extremis aparece una mujer, surge un destello, deseo o amor, quién sabe, y a partir de entonces, ha de luchar para parar la dinámica que él ha puesto en marcha, ¡la primera! Iba a ser el verano más angustioso de mi puta vida, y éste era el preludio deprimente a ese verano lleno de espera, una Espera turbia por cada carta, por cada subida y bajada de la puta avenida, que no sé ni cómo se llama, pero que la atravesaba día sí y día también; y llamadas telefónicas, en un tiempo en que no existía el móvil, en casas de viejas chochas y en bares de mala muerte (el bar en donde nos conocimos), con la música a todo volumen y yo en la puta oquedad de la pared, tratando de medir cada palabra, cada segundo, maldita distancia. El verano pasó, los tres interminables meses, ella volvió, pero la esperaba la Puta De Su Amiga, y yo en el taxi era como un invitado desconocido, y después de tanto sufrimiento y tantas horas escuchando la Cinta por Ella Grabada, y tantas noches sin poder dormir, ahora ella me decía, en el postrero septiembre, que no sabía, joder, no sabía una mierda de lo que iba a pasar entre nosotros.

Diez años después, 2003, conozco a M., y la primera peli que vemos juntos, en un cine de V.O., quedándome yo dormido parte de la película por el cansancio del viaje, es una de AK, Un hombre sin pasado. Me encanta este director finés, que asocio con mi época cinéfila mejor, la del cine club en el Victoria, con aquellas joyas como Leningrad cowboys go America o Ariel. Luego, en la Cinemateca, vería otras de él, como Nubes pasajeras o La vie de bohème. Pero la que permanece más en mi recuerdo es la más gélida y enfermiza, una de tonos verde botella, sobre una pobre chica que también se quiere morir, La chica de la fábrica de cerillas. El humor amargo y la tristeza se dan la mano en estas películas intimistas, de alguien con una visión poco optimista de la existencia. Por eso digo que es uno de mis directores favoritos, porque tanto por el estilo (minimalista, seco, con la rara poesía de las obras menores y del Norte) como por las historias que cuenta, está muy cercano a mi actitud ante la vida.

Hay veces, yo no sé, en que te gustaría ser como Crispín, ese mirlo negro que canta para mí en las mañanas de previa primavera; hay veces, yo no sé, en que tendría que no salir de la cama, tal y como están las cosas ahí fuera. Hay gente a la que se les muere un ser querido, y en vez de caer en depresión, abren una Fundación (que es como una religión de nuestra época laica), con el nombre del fallecido, para exaltar todas sus virtudes. Hay días, como estos días, en que nada sale bien, y en que me acuerdo de los que lo estarán pasando peor. Tú no sabes nada de esto, ni te importa, porque los problemas de uno son intrasferibles, y no hay dolor que se pueda compartir, ni alegría que no apeste, cuando es de la masa. Mañana miles de imbéciles, de esta drogadicta juventud, se reunirán en plazas y demás para un Macrobotellón. Había pensando ir con el Segoviano a Granada para liarla, armados con Kalashnikovs y abatir a la multitud, pero me da que ese acto supremo surrealista ya no tiene mucho sentido, y que lo que ahora mola es joder a los enfermos de un hospital cercano mientras tú y tus coleguis os ponéis hasta el culo.

3 Comments:

Blogger Antonio B said...

Hola Lukas. Te veo un poco mal hoy. Ánimo, que de todo se sale, pero comparto puntos de vista contigo, si te sirve de algo. Y "Un hombre sin pasado" o "La chica de la fábrica de cerillas" me parecen joyas con una actriz maravillosa, Kati Oukinnen, siempre con la cara doblada. Pero, ya te digo, anímate y no te quieras morir, por favor

2:36 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Lukas, hoy ya no necesitas contratar ningún asesino a sueldo. Ven a Madrid. En esta ya primavera, paseos por Chueca, por los Austrias, el Retiro ... Madrid nos cura y/o nos mata ...

5:12 p. m.  
Blogger lukas said...

A mí Madrid me mata, pero bien, y por suerte dentro de un par de semanas podré estar allí de nuevo..., llego reventao y acabo igual, pero entre medias, ¡qué gustazo!

Antonio, bueno, mi tono es casi siempre así, aunque ayer estaba fatal, hoy ya me encuentro un poco mejor, aunque en el periódico no dejo de leer sobre los descerebrados del botellón, y sólo de leer que un pijo soplapollas dice que ha jodido a gente mientras él disfrutaba, me dan ganas de eliminarlo, sea quien sea. Por suerte, amenaza lluvia esta tarde-noche!

10:39 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home