lunes, marzo 13, 2006

Málaga-Nueva York

Sábado, Málaga, depresión, ésa es la secuencia. Nunca como ese día me pareció tan deprimente, tan mediocre y desabrida, sobre todo al salir del cine, ir a cruzar por el Paseo del Parque, y ver que donde antes aparcaban los coches, ahora todo está vallado, y que luego, en el lado sur, tampoco se puede pasar, los paseantes tenían ese lado cortado desde esa mitad, y así que tuve que internarme en el parque (si es que se puede decir algo así de este miserable parque, que está rodeado de tráfico por todos lados), y me quedé unos minutos en un banco de piedra, mientras comía un bocadillo y escuchaba también un poco el cántico maravilloso de los pájaros en este tiempo florido, ya casi verano en sus temperaturas. Y un tipo viejo viene para preguntarme la hora, y pienso que bien puede ser uno de esos seres perdidos que son buscados por sus familiares en carteles por toda la ciudad, seres que tienen que tomar la medicación, y seguro que es mucho peor si la toman, pero bueno. La película está bien, Buenas noches y buena suerte, pero no negaré que dí algunas cabezadas, y que en el momento en que se nos dice que el presentador de las Noticias de la CBS se suicida, casi pegué un respingo, como sorprendido de la noticia, como ayer que pongo las Noticias Cuatro miserables del fin de semana (que está preparado sólo para el puto deporte), y me entero que Milosevic la ha palmado, y Carla del Ponte dice que hay dos opciones, o se ha muerto de muerte natural o se ha suicidado, ¿con cuál te quedas? Me quedo con la C, que es: le han dado la mala medicación.

Málaga es la mala medicina para mis nervios, y en mi caso, es literal lo de nervios a flor de piel, me despiertan, no me dejan vivir, tengo que tomarme las pastillas para dormir, pero anoche fue para lo contrario, con esos efectos secundarios molestos de todos los ansiolíticos, que es la boca seca y demás cositas. Fui a ver la exposición de Anish Kapoor, My Red Homeland, esculturas monstruosas, sobre todo la que da título a la muestra, veinte toneladas de vaselina teñida de rojo, motor hidráulico y acero, y no me dí cuenta de que la estructura se movía, pero si lo hace, como da una vuelta a la hora, es un movimiento casi imperceptible (tiene doce metros de diámetro la cosa). Todos los lienzos (de la serie Wound) llevan también como común denominador ese rojo intenso de nuestras cavidades, de nuestro interior más remoto y vital. Las otras esculturas también son rojas, en fibra de vidrio, con aluminio, madera, o grasa y pintura, en la que más me gusta, junto a esa especie de campana que surge de la pared, y que invita a la Escucha. Kapoor es un escultor tremendamente visceral, y me gusta, me gusta mucho.

Mientras estoy en el servicio de El Corte Inglés (si algo bueno tiene, es que no hay que subir a la quinta planta, como en la tienda de Sol), por megafonía anuncian una exposición en el sótano, en el apartado de Ámbito Cultural, de las Barbies, las muñecas más famosas del mundo. Las Muñecas de Famosa se dirigen al Portal, etcétera. El cuerpo manda, todo lo demás es un complemento tan liviano...


Richard Estes, Detail, Times Square, 2000

Y mientras tanto, en lo más alto, se arman a tope y en plan gigante. No: y mientras tanto, leo sobre Nueva York, y ya estoy allí, por sus calles y avenidas y en los museos secretos, de la mano de MM, que es el mejor guía que uno puede tener. Y leo sobre Richard Estes, el pintor hiperrealista, y pienso en un lienzo de Antonio López que representa una esquina famosa de la Gran Vía de Madrid, que es casi como Nueva York. Y recreo en la mente las acuarelas y lienzos de Alex Katz, que ví también hace un tiempo en el CAC malagueño, y que tanto me gustaron, a posteriori, y sí, esas ventanas son fascinantes. Y pienso en el Hombre caminando de Giacometti, que vi en la Fundación Juan March, cuando los cincuenta años. No sé quién es Leiro, pero me imagino sus potentes y matéricas esculturas. Y me paseo de nuevo por el Rastrillo Kitsch de Nerja, y no encuentro nada, y me digo que ya no iré más. Qué exilio de lujo, el de esta gente que rodea a MM, los profesores y fotógrafos y demás intelectuales, en la Gran Manzana, mientras escuchan a Serrat, mientras una niña duerme o trata de dormir.

3 Comments:

Blogger Antonio B said...

Tu blog sigue fascinándome, aunque no comparta contigo tu percepción de Málaga. A mi me ocurre lo mismo en Sevilla. Supongo que somos desterrados ambos. Y que lo que te provocan las ciudades tiene mucho que ver con lo que uno echa de menos. Curiosamente yo anduve por el cine Albéniz también el sábado.
Y mi viaje en mi blog continúa.
Saludos

2:12 p. m.  
Blogger lukas said...

Vaya, así que por el Albéniz, el único cine de Málaga que todavía pone pelis de calidad..., supongo que estuviste más a la noche, yo a esas horas nunca voy... Sobre Málaga y Madrid, la cosa es que yo soy de aquí, del sur, y Madrid me gusta justo porque es la cara brillante de M., porque ya con estar en las estaciones de autobuses se nota la diferencia: Méndez Álvaro y la de Málaga, ¿hay cosas más opuestas? Madrid es el primer paso para la verdadera vida, la siguiente está en NYC. Como a MM, a mí esto de la provincia me da mucho asco, y creo que sólo en la distancia lo recordaré con cariño, como le sucede a él en la Gran Manzana.

En fin, espero que cuentes tus felicidades con esta Málaga desabrida, jeje.

10:39 a. m.  
Blogger Rain (Virginia M.T.) said...

Como me gustaría ver esas esculturas...

10:48 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home