martes, junio 27, 2006

Flujos de tiempo III



Ahora estoy leyendo este libro.

La voz narrativa es singular, es lo menos que se puede decir de este chaval de quince años que es un hacha con las matemáticas y todo lo referente a la ciencia, pero que por lo que respecta a los sentimientos y las emociones, es bastante lerdo. Tiene el llamado síndrome de Asperger, que me recuerda a ciertas cosas mías de cuando yo tenía esa edad, o un poco menos.

Está en plan detective averiguando quién mató a Wellington, el perro de una vecina, y por el camino descubre algunas cosas poco agradables. Lo que pasa es que tanto la muerte de su madre como ese descubrimiento primero le traen un poco sin cuidado. Lo que no está presente no cuenta.

Es divertido, realmente.

En la radio, escucho a Agnès Varda, que ayer tarde estuvo en la Filmoteca presentando y debatiendo sobre sus dos películas sobre los recogebasuras. Me encanta lo que dice.

En la Clásica, Madame Butterfly de Puccini, no soporto la ópera verista.

Jartito ya, del juez Grande-Marlaska, y su afán de notoriedad, cuando le quedan cuatro días en la Audiencia Nacional. Tras la entrevista en El País Semanal, y su revelación de que es gay, y que su marido se llama Gorka, ahora se entienden muchas de las cosas que pasan.