martes, junio 13, 2006

Naturaleza

En la nueva edición de PhotoEspaña2006, que se puede ver desde el 1 de junio al 23 de julio en Madrid, en un montón de salas y galerías, fotógrafos reunidos bajo el lema de la naturaleza, ahora más actual que nunca, será porque de ella ya queda poco y el hombre se la está cargando poco a poco; ahora lo que vemos adquiere más que nunca esa sombra de lo sublime-terrible que tuviera en el siglo XVIII. Es lo que compruebo viendo dos de estas exposiciones. La primera, de Olafur Eliasson, Caminos de naturaleza, en la Fundación Telefónica de Gran Vía, nos presenta Islandia, sus breves y esplendorosos veranos, todavía no contaminada por el progreso. Majestuosos paisajes, que el autor fotografía en series de 24 fotos más o menos, de pequeño formato en su mayoría (20 X 40 cm.) y que se agrupan por temas: senderos, fallas, remolinos, faros, puentes, glaciares, ríos (hay uno verde, sorprendente), etc. Hay una que llama la atención, "horizontes", cuyo formato de 20 X 104 cm. hace que la vista trabaje de forma especial. Leo que este artista danés es uno de los más importantes de su país actualmente, y que ha participado en las últimas ediciones de la Bienal de Venecia. Habrá que seguirle la pista.
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Axel Hütte en la Galería Helga de Alvear (c/ Doctor Fourquet), con su trabajo North /South: contrastes entre lo cálido y lo frío, fotos de gran formato (por oposición a la anterior), que son paisajes sublimes de lugares tan diferentes como Noruega o Brasil, Estados Unidos o Islandia. Distintos críticos han destacado su revisión del romanticismo nórdico, su alusión a Caspar David Friedrich en las fotografías que han sido tomadas en el Norte, en donde la niebla y los acantilados apenas visibles contribuyen a crear un clima de absoluta desolación, el hombre no tiene nada que hacer ahí. Frente a ese blanco infinito, en donde el horizonte se confunde con el más allá, tenemos intrincada vegetación, zonas pantanosas con árboles con troncos-patas de elefante, o la selva brasileña, de una lujuriosa y caótica diversidad de colores; o los reflejos en el agua, Monet revisado, tal vez una mujer sí estaba. El punto de vista es ambiguo, muy incierto, y esto es justo lo que nos choca, no saber realmente dónde se coloca la cámara, la mirada. La galería estaba desierta, tras de mí sólo entró un joven con pinta bohemia, y en la calle, el cielo medio gris, el fresco, y mi cansancio.
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Agnès Varda en la Filmoteca, todo un acontecimiento que se prolonga hasta el mes de julio, mes en que no creo que pueda ir, como tampoco estaré el Día, el lunes 26 (excepcionalmente, la Filmo abrirá ese día para la presencia de la directora, que presentará Los espigadores y la espigadora, habrá un debate y luego se proyectará la segunda parte, Dos años después). El día que estuve pude ver La felicidad, una película tan deliciosa, que no creo que haya otra igual, una historia sobre un hombre y dos mujeres, sobre la ausencia de culpa, con música de Mozart en su banda sonora, que es también la música de la felicidad, y momentos sombríos, cuando del quinteto de viento se pasa al cuarteto de cuerda. Es imposible no salir conmovido de esta delicia, de esta luminosa pantalla, en donde el campo es el escenario para ese placer cotidiano, aunque sea los domingos, y también el lugar de la muerte, y también de la nueva vida.
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Sibelius en Radio Clásica, ayer lunes 12. Primero sonó su poema sinfónico Tapiola, obra de madurez, de una perfección formal absoluta, y que en su estrenó no fue bien entendida por el público melómano. Está basada, como otras obras suyas, en un fragmento del Kalevala, el poema épico de Suomi. El concierto tenía lugar en Helsinki en mayo de este año, con la Orq. Sinf. de la Radio Finlandesa dirigida por su titular, Sakari Oramo. Luego, La hija de Pohjola, de una época anterior, y que también se basa en hechos fantásticos de la mitología nórdica. Vienen ambos momentos a describir la relación del hombre finés con la naturaleza, o del mismo Sibelius, entre la vida cosmopolita y el bosque adonde se retiró las últimas décadas.
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En la Feria del Libro de Madrid, nada que comprar, leo en El País del domingo lo que dice Manuel Vicent, que los escritores en las casetas parecen caballos en un hipódromo, la carrera por ver quién vende y firma más. Pero frente a las primeras casetas están todavía las fotos de Yann Arthus-Bertrand, La Tierra vista desde el cielo (vistas por primera vez en El País Semanal), proyecto sobre Naturaleza y Desarollo sostenible (cada fotografía original se acompaña de un comentario en un recuadro a la izquierda y un mensaje ecológico abajo, en letras grandes). Las estadísticas de nuestro planeta herido.