lunes, septiembre 18, 2006

Made in USA



Tiene razón Portorosa cuando dice en una de sus entradas sobre literatura, que parte de las obras de Estados Unidos que lee le parecen marcianas, porque tal es la diferencia de costumbres, de gestos, entre los personajes de esas novelas o historias, y los suyos propios, que parecen de otro planeta, y de ahí que no se produzca la más mínima identificación necesaria para que la historia penetre en uno. No llego a tal extremo de extrañamiento, pero casi, cuando leo una novela, por lo demás, muy pero que muy interesante: The Kiss --A secret Life, de Kathryn Harrison (Fourth Estate, 1997), que se tradujo al castellano hace años aunque creo que pasó desapercibida. La novela es autobiográfica, y viene a contar su vida desde que era una cría, una vida como otra cualquiera pero no: porque de lo que se trata es de la vuelta del padre, un padre que ha estado ausente desde que ella tenía seis meses, por lo tanto, es como si nunca hubiera estado; un padre que aparece fugazmente a los cinco años, luego a los diez, y luego con toda la fuerza del deseo sexual, a los veinte, que es el clímax de esta impactante novela que nadie se tendría que perder, porque es un paso más allá de Lolita, y esta vez de forma muy real, nada novelesca. Ése es el centro de la historia, el retorno de lo perdido, que parece poco menos que un absurdo, pero que se convierte en un real peligroso, como de forma tangencial advierten todos cuantos rodean a Katie. Ese aislamiento en la vivienda del sótano es el punto de inflexión (con el abandono temporal de sus estudios), como más tarde aparecerá otro síntoma, las ampollas del herpes que renace desde su posición dormida desde que ella tenía cinco años..., justo desde aquella primera visita paterna. Y ese verano, ya con total libertad para viajar con su padre, conocerá por fin los latigazos de ese deseo que no se puede reprimir un día más. Si antes lo que ha tenido es dominación por parte materna (con la descuidada madre y los abuelos tiranos y censuradores), ahora va a conocer su otra mitad, que es la que necesita para estar completa y conocerse a sí misma...

Estamos ante una novela muy americana, en el sentido de que la novelística yanqui trata un tema por antonomasia: la Búsqueda del Padre, y eso desde los novelistas primeros hasta Paul Auster y los que siguen en su estela. Creía que mi padre era Dios, pero en realidad era un donjuán; creía que mi padre había muerto, pero en realidad estaba deseando pillarme ya crecidita...

Fascinante, y sobre todo, qué valor el de esta mujer para contar los momentos de "exposure" (éxtasis), y de qué manera tan auténtica cuenta el momento en que su padre, en la terminal del aeropuerto, le inocula el "poison" (título de otra novela) de su beso...

3 Comments:

Blogger Portarosa said...

De entre todas las características de la vida norteamericana reflejadas en sus novelas que me resultan ajenas, sin duda la más extraña para mí son las relaciones familiares.
Me acuerdo de leer On the road, y ver que el protagonista dice, a mitad del libro, algo así como "creo que mi hermano vive aquí, en este estado; al menos vivía hace unos años...".

De todos modos, el libro parece apetecible. Un saludo.

10:01 a. m.  
Blogger lukas said...

Desde luego, las relaciones familiares en los States es una cosa rara, porque aunque en Europa cada vez haya más divorcios y niños con padres que no conoce apenas, todavía no hemos llegado a ese estado de extrañamiento, que hace que una chica de 20 años pueda entenderse con su padre como si fuera un desconocido. Y eso hace la novela muy interesante, claro, aunque ayer se me olvidó apuntar algo fundamental: que la narradora, la que vivió los hechos, cuenta de forma muy sutil los detalles, y se pasa casi todo el rato haciendo comentarios y dando explicaciones psicológicas sobre lo que le sucede, algo que a veces está bien y muchas veces, también rompe la fluidez de la narración; aun así, es una obra valiente y que deja huella.

Habrá que leer "On he road" de nuevo, yo tenía el libro y lo perdí, ahora lo quiero leer en el original para captar ese ritmo de jazz..., hace 50 años de aquello, además!

10:42 a. m.  
Blogger Portarosa said...

Para mí el principal interés del libro (leído hace sólo cinco o seis años) estaba, precisamente, en echar un vistazo a la mentalidad norteamericana, a su forma de vida. O, mejor dicho, a cierta mentalidad y cierta forma de vida norteamericana. Aquel libro no dejaba de sorprenderme y desconcertarme. Y me pareció terriblemente triste.

Un saludo.

10:48 a. m.  

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