viernes, septiembre 15, 2006

Sprache



Festival de Lucerna. Transmisión directa desde el Centro de Congresos de Lucerna. (José Luis Pérez de Arteaga).

SCHÖNBERG: Sinfonía de cámara nº 2, Op. 38. WEBERN: Huid en barcas ligeras, Op. 2. Luz de los ojos, Op. 26. BOULEZ: Cummings ist der dichter. PINTSCHER: Monumento V . BERIO: Calmo . L. Castellani (mez.), Orq. de la Academia del Festival de Lucerna. Dir.: P. Boulez.

Estupendo concierto el del pasado jueves día 14, con el programa que acabo de colocar aquí arriba. El lema de este año era "palabra, idioma, expresión", y este concierto respondía perfectamente a esta iniciativa. El viejo Boulez entregaba un programa cargado de palabras, de sensaciones, de preguntas sin respuesta. ¿Adónde voy por este camino, más allá de la tonalidad?, se preguntaba Schönberg, cuando abordaba las obras decisivas, al romper el nuevo siglo. En esa sinfonía de cámara está la tradición, y un camino nuevo, que Adorno defendería con pasión, y que otros negaron y repudiaron enseguida, cuando una tercera vía era poco menos que reaccionaria. Hubo un poeta de este grupo, Stefan Georg, de tintes simbolistas, autor de muchas de las letras de estas canciones que escribieron Webern y los suyos. En el concierto suizo se tocaron las dos versiones de "Huid...", con la pequeña cantata "Das Augenlicht" en medio. La primera parte se cerraba con la versión de 1986 de la obra de B., pero con 32 voces, el doble del que aparece en la partitura. Aquí el poema se rompe y queda hecho añicos, vocales apenas, golpes de aliento. Es la abstracción en estado puro. Rimbaud también estaría presente, ya en la segunda parte, de la mano del joven aún Pintscher (nacido en 1971), con esta obra que es una especie de esbozo de su ópera "Le space dernier": fuera de la podrida Europa, un continente más amplio, un horizonte nuevo... La noche acababa con "Calmo" de Berio cantada por Luisa Castellani (a la que pude escuchar en Granada hace años, con G. Benjamin dirigiendo una obra propia y ella de solista), que se ha especializado en música italiana contemporánea. Esta obra tiene que ver de nuevo con alguien que ya no está, el arte es honra de los muertos, es "obra-para-el-ausente", en este caso el gran Bruno Maderna. Una pieza-collage, con poemas y textos que vienen de diversos lugares, y que en su día cantara la enorme Kathy Berberian.

En el descanso, Arteaga puse dos obras más de este tiempo, el Cuarteto op. 24 de Webern, y el "Preludio a la siesta de un fauno" de Debussy, en versión de la Orq. de Cleveland dirigida por el mismo Boulez, claro. No es una versión que me encante, pero se agradece escucharla una vez más: Mallarmé, el Libro...

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En el fin de semana, ayer mismo, un CD con obras de Gorecki, grabación de 1995, cuando el boom de su Tercera Sinfonía, la de las canciones tristes. Un disco que, si se piensa un poco, uno dice: las dos primeras obras están escritas en contra de la horma feroz del comunismo regulador, aplanador de conciencias artísticas: ese "Pequeño Réquiem por una Polka" es una burla de todas las músicas populares, de todas las dictaduras pequeñoburguesas, del gusto bobalicón del pueblo; y qué decir del Polski Rock que es el Concierto para clave y orquesta de cuerda..., ahí es nada, con la punki Elszbeta Chojnacka haciendo de las suyas, en las dos secciones en que se divide la breve pieza (también me acuerdo de cuando la ví/ escuché en el Fest. de Granada de hace años, tocando el Conc. para clave de Manuel de Falla, como preludio del Retablo de Maese Pedro, con los subversivos decorados de Mariscal, que llegó a decir que, por él, las voces de Don Quijote y el Trujamán las habrían puesto dos raperos...). La obra con que termina este extraño disco (London Sinfonietta como conjunto destacado) es otro memorial, en este caso para Michael Vyner, y la letra está sacada del Hamlet de Shakespeare: Good Night, para soprano, flauta alto, piano y tres tam-tam, que sólo aparecen al final y con un toque espectral, pero a la vez transmitiendo mucha calma. Esta obra sí que es seria, y supone una vuelta de tuerca a ese minimalismo con el que G. reaccionó ante tanta morralla de solidaridad...